CAPÍTULO 7

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-¡Vaya! Llegas temprano. No te esperaba -soltó Ruby, una vez que Emma entró al pequeño apartamento que compartían.

La rubia tiró su bolso en cualquier lugar y se lanzó de espalda al sofá, seguida por su amiga, que se apostó a su lado. Ella también creyó que la noche se extendería, por eso se decepcionó un poco cuando, una hora antes, Regina, con palabras simples, dio por finalizado el encuentro. Tomó el cigarrillo que la morena le ofreció y le dio una calada.

-¿Qué tal? ¿Otra anciana? -cuestionó Ruby con un tono de burla. Recibió una negativa con un movimiento de cabeza

-No, nada de eso... Al contrario -respondió la estudiante. Suspiró, clavando la mirada en su amiga-, es una mujer muy atractiva.

La confesión dejó a Ruby con la cara echa un poema, aunque notó de inmediato un halo de inseguridad en su amiga; algo extraño, pues ella era la seguridad encarnada. Emma recostó la cabeza del respaldo del sofá y cerró los ojos, suspirando fuerte. La otra joven frunció el entrecejo. Si la cita no fue desagradable, entonces, ¿qué le ocurría a su amiga?

-Bueno, es muy atractiva ¿Y qué salió mal?

-Nada, ese es el detalle -respondió. Se irguió en el sofá para ver de frente la reacción de Ruby-. La cosa fue tan bien, que temo perder el control.

-Explícate -le pidió tras fruncir el entrecejo. Estaba atenta a cada gesto de su amiga.

-Por primera vez una mujer me atrajo, me parecio sexy -confesó y luego volvió a dar una calada al cigarro-. Regina me gustó y no quiero dañarla.

-Pero no la conoces, no sabes cómo es. No puedes adelantarte a los acontecimientos. Además, ella fue quien solicitó compañía, debe saber a lo que se enfrenta. Tú necesitas una patrocinadora y ella, por alguna razón, compañía. No veo la razón para que vayas a dañarla...

-Ruby... -la interrumpió, al tiempo que le devolvía el cigarro-, es hermosa -revalidó y, cubriéndose la cara, volvió a recostarse en el sofá.

La castaña apretó su muslo, llamando su atención.

-No te será difícil entonces acostarte por primera vez con una mujer.

Emma se quedó con esas palabras revoloteando en su cabeza, considerándolo, imaginándolo. Y no le costó nada imaginarlo, aunque no tenía experiencia con mujeres.

-No, no será difícil -aceptó-. Si me lo hubiese pedido hoy, estoy casi segura de que accedía.

Ruby alzó las cejas, sorprendida.

-¡Uf! Cuando lo sepan las chicas -comentó, levantando las manos.

Al escucharla, la rubia se irguió en el sofá y la señaló con un dedo.

-No, nadie debe saber lo que te acabo de contar, Ruby. Creo que Regina es tan impresionante, que estoy como embobada y esa no es la idea. Sabes cuál es el plan.

La estudiante de Farmacéutica se levantó de golpe, sacudió la cabeza conun solo objetivo en mente. Quitar de su sistema cualquier atracción que aquella mujer le hubiese causado. No, no era la idea. Y ya estaba más que preocupada por no poder dejar de pensar en ella desde que se despidieronen el portal del restaurante. Regina desprendía un aroma que gritaba sensualidad; la seguridad con la que le apretó la mano y la miró a los ojos, causaron estragos en su sistema hormonal. Era cierto, si Regina le hubiese insinuado un encuentro íntimo esa misma noche, ella no lo habría dudado niun segundo.

Emma recordó las últimas palabras que intercambiaron:

-Te llamaré para vernos antes del evento el sábado. ¿Te parece?

-Por supuesto. Estaré disponible desde las cuatro, ya sabes que tengo clases -respondió con la voz casi en un hilo ante la ilusión de volver a verla, olerla y escucharla.

-De acuerdo. Cenaremos entonces. También tengo la agenda algo cargada.

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La seguridad que le proporcionó el Mercedes Benz al cerrar la puerta a Regina, le otorgó una especie de respiro. Sí, porque su corazón latía de prisa, fuerte. Y la ansiedad con la que luchó durante las dos horas que duró la cena con aquella hermosa estudiante, que bien podría ser su hija, amenazaba con causarle un paro respiratorio. La verdad era que esperaba menos de ese encuentro, pero la fluidez de palabra de Emma, su proceder cargado de educación y su indiscutible belleza, causó más que una buena impresión en ella. Agradecía al universo que su primera opción entre todos los mensajes que recibió como respuesta al alocado aviso que posteó en aquella aplicación de citas, hubiera resultado tan positiva.

La ingeniera civil sonreía mientras manejaba por West 37th Street hasta su apartamento. Sonreía porque hacía mucho que no se sentía tan llena de vida. Ahora su intención de querer asesinar a su nuera se veía opacada por ese nuevo respiro. Emma era una bella mujer, de cabellos dorados. Sus ojos tan verdosos como un enorme campo de sembradíos en plena cosecha. Era inteligente y sabía que sería un placer caminar a su lado durante el evento del sábado próximo. Sus colegas tendrían de que hablar, y ella se sentiría menos fuera de lugar en la gala.

Ella quiso extender la charla, deseó invitarla a una copa, pero evitó parecer tan necesitada de compañía, aunque lo estuviera. Notó un poco de decepción en el rostro de Emma cuando le anuncio que ya debía retirarse; eso la hizo sonreír otra vez porque asumió que, al igual que ella, la joven la estaba pasando bien. Apoyó el codo en el panel de la puerta del vehículo y metió su mano entre sus cabellos.

Un pensamiento se apostó en su mente y su sonrisa desapareció de su rostro.

"¿A dónde me llevará este lío?"

Recordó de nuevo a su nuera Ella y los deseos de asesinarla volvieron a su mente.

ME ENAMORE DE MI SUGAR (Adaptación SWANQUEEN)Where stories live. Discover now