CAPÍTULO 29

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Humbert recogió a Emma pasadas las diez de la mañana, tal como acordó con Regina la noche anterior. Hablaron poco por teléfono, pues Ruby se encontraba en el apartamento, muy atenta a los gestos de su amiga. La estudiante sonreía coqueta cuando conversaba con su sugar, y podía pasarse como un acto de astucia para mantener a la mujer interesada, pero los suspiros, luego de que terminaba la conversación, le causaban suspicacia a la castaña.

-¿Tiempo de calidad con la señora? Sábado de sexo.

Emma deshizo la sonrisa que curvaban sus labios al escuchar a su espalda la pregunta de su amiga. Se sintió descubierta.

-Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, amiga.

-Si quieres privacidad, ve a fuera o habla más bajo -le dijo-. El apartamento es pequeño y total, ambas sabemos que esto es un trabajo. Además, entre nosotras no hay secretos. ¿Cierto? -cuestionó con la duda latente, buscando en los gestos de su amiga algún indicio que le confirmara que para ella aquella relación con la mujer mayor no era sólo un plan para cubrir los gastos de sus estudios.

-Sí -contestó a la primera pregunta de la otra joven, obviando lo demás que le dijo-. Estaré todo el día con ella. Así que no asistiré a la fiesta de las chicas -anunció.

Ruby detuvo todo movimiento y la miró sorprendida. Emma era el alma de las fiestas, sería la primera vez que faltaba a una actividad de la Sororidad a la que pertenecían.

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Emma subió al Land Rover con una pequeña mochila a sus espaldas. Humbert la esperaba con la puerta del pasajero abierta. Ella se preguntaba la razón por la que Regina prefirió mandar a buscarla, en lugar de recogerla en persona, pero ya se lo preguntaría. Subió al vehículo y recostó la cabeza en el respaldo. Una inmensa sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. El olor a piel (cuero) de los asientos, la comodidad del vehículo, la hizo sentir grande, complacida.

La estudiante estuvo atenta al trayecto, esperaba con ansias saber a dónde se dirigían. Tal vez al fin conocería la casa de Regina y eso le causaba ilusión. Sin embargo, notó que iban por la West Houston Street y luego iban por Bowery, St. James PI; FDR Dr., lo reconoció hasta incorporarse al área que recorría la zona de East River.

Humbert se detuvo frente a un edificio de apariencia antigua al sur de Manhattan. Ella lo vio manejar su celular.

-Es aquí, señorita Emma -anunció. A continuación, bajó del vehículo a abrirle la puerta.

Ella notó el nombre del edificio, Casa Cipriani.

-¿Aquí? ¿Regina está aquí?

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-¿Aquí? ¿Regina está aquí?

-Sí, señorita. La ingeniera la espera.

El celular en su mano, le avisó a Emma que acababa de recibir un mensaje.

"Hola, linda. Habitación 122"

Emma debía admitir que estaba desconcertada. Su amante nunca le dijo a donde irían y ella, aunque se había esmerado en lucir impecable, a pesar de que vistió casual, ahora, de pie frente a esa imponente estructura, se sentía pequeña, insignificante. El recibidor, al igual que las columnas y la mayoría de la decoración, era sobria, oscura. El lugar no era una estructura moderna, pero sí se notaba el buen gusto y estilo "colonial".

ME ENAMORE DE MI SUGAR (Adaptación SWANQUEEN)Where stories live. Discover now