El Prólogo

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Luna, cuyo nombre resonaba con la serenidad de la esfera celeste, navegaba por la vida en su silla de ruedas eléctrica, una extensión de su voluntad indomable. Como escritora, cada palabra que compartía en la plataforma digital era un destello de su esencia, un bálsamo para las almas que buscaban refugio en sus historias. Al borde de completar su maestría en literatura y civilización, Luna tejía con sus palabras un legado de perseverancia y pasión intelectual.

La trama de su vida estaba entrelazada con hilos de amistades fugaces y amores esquivos. Las relaciones que forjaba eran a menudo efímeras, desbaratadas por la intrusión de terceros que sembraban la discordia y distanciaban a los amigos. Cada nueva amistad, cada vínculo potencial, se veía amenazado por susurros y malentendidos que brotaban como hierbas venenosas, marchitando la inocencia de sus intenciones. Las amigas se transformaban en sombras, y los amores en espejismos que se desvanecían al alba, dejando tras de sí un rastro de traición y corazones rotos.

En su niñez, Luna había sentido el frío rechazo de ciertos familiares que no supieron ver más allá de su discapacidad. Ahora, mientras se alzaba como una escritora consumada y una académica sobresaliente, aquellos mismos familiares buscaban regresar a su vida, atraídos por la luz de su éxito y la profundidad de su carácter. La decisión de perdonar y aceptarlos de nuevo pesaba en su corazón, una balanza entre el anhelo de reconciliación y la cautela de la experiencia. Al mismo tiempo, aquellos que habían sido su apoyo y su alegría en tiempos más inocentes, comenzaban a alejarse, dejando un vacío que resonaba con la pregunta de si alguna vez es posible conocer verdaderamente a alguien.

Tomas, un poeta de la cotidianidad, encontraba en la música un refugio para su alma atormentada. Cada melodía que fluía de su guitarra era un reflejo de promesas olvidadas y sueños desmoronados. Sus composiciones, nacidas en la soledad de su habitación, eran un testimonio de la nostalgia y la pérdida, una sinfonía de la esperanza que se deslizaba entre los dedos. La duda acechaba cada vez que una amistad se desvanecía o un amor se tornaba distante, y su guitarra, testigo silencioso, absorbía las lágrimas que manchaban las partituras de su vida.

Luna y Tomas, dos almas marcadas por la incomprensión y el abandono, encontraban en sus respectivas artes un santuario para sus espíritus heridos. Aunque sus caminos no se habían entrelazado, sus pasados compartían la misma trama de traumas y desilusiones, entremezclados con momentos de alegría y creatividad. Sus poemas y escritos eran espejos de sus vidas, narrativas de luchas silenciosas y triunfos personales.

En la vastedad de sus experiencias, Luna y Tomas eran más cercanos de lo que imaginaban, dos desconocidos cuyas creaciones vibraban al unísono, dos narradores de historias paralelas que, sin saberlo, se dirigían hacia un encuentro que podría entrelazar sus soledades en una sinfonía de esperanza y comprensión. El destino, con su hilo caprichoso, tejía alrededor de ellos la posibilidad de una unión de almas, una oportunidad para sanar las heridas del pasado y alumbrar un futuro compartido.

¿Qué historias aún no contadas aguardan en el alma de Luna y Tomas? ¿Qué melodías aún no tocadas esperan ser liberadas de las cuerdas de la guitarra de Tomas? ¿Encontrarán sus caminos un punto de encuentro en el vasto universo de la creatividad? ¿Y qué pasará cuando dos corazones apasionados por la narrativa y la música descubran que, a pesar de la distancia, sus obras son duetos en espera de ser interpretados? El futuro es una página en blanco, y solo ellos pueden escribir los versos que darán forma a su destino.

DOS MUNDOS UN LATIDO A DISTANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora