CAPÍTULO: N°13

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La mañana siguiente llegó demasiado rápido, y el sonido insistente del despertador me arrancó del sueño agitado. Con esfuerzo, me deslicé de la cama a mi silla de ruedas eléctrica y me dirigí al baño. La conversación con Tomás seguía fresca en mi mente, y las emociones de la noche anterior aún pesaban sobre mí.

Mientras me cepillaba los dientes, miré mi reflejo en el espejo. Mis ojos estaban hinchados por el llanto, y el cansancio se reflejaba en cada línea de mi rostro. ¿Cómo iba a enfrentar otro día así?

La rutina matutina me ayudó a centrarme un poco. Preparé mi desayuno y, mientras comía, revisé los mensajes en mi teléfono. Había un par de mensajes de María y Adam, pero no de Tomás. La ausencia de su mensaje me hizo sentir un vacío en el pecho.

Después del desayuno, salí de casa de María y me dirigí a la universidad. El camino era familiar, pero hoy me parecía más largo y solitario. Los recuerdos de la conversación con Tomás seguían regresando, y cada vez que lo hacían, sentía una mezcla de tristeza y frustración.

Al llegar a la universidad, me dirigí a la biblioteca, donde tenía que trabajar en un proyecto para una de mis clases. Me sumergí en el trabajo, tratando de usarlo como una distracción de mis pensamientos. Pero incluso mientras escribía y revisaba textos, la imagen de Tomás seguía apareciendo en mi mente.

A media mañana, mi teléfono vibró con un mensaje. Lo saqué rápidamente, esperando que fuera Tomás, pero era María.

María: Hola, Luna. ¿Cómo estás? 😊 ¿Cómo fue tu mañana?

Luna: Hola, María. No muy bien, estoy un poco cansada ya que no dormí casi nada anoche. ¿Y tú? ¿Hablaste con Juan? 😓

María: Oh, Luna, lo siento mucho. No, no tuve tiempo. Pero estoy aquí si necesitas hablar sobre lo que sea. ¿Quieres almorzar juntas hoy? Podríamos ir a ese lugar que te gusta cerca del campus. ❤️

Luna: Gracias, María. Tal vez almorzar juntas me ayude a despejarme un poco. 🍽️ Pero hoy no puedo. Estoy bastante abrumada con los estudios y todo lo demás.

María: Ah vale entiendo...🤔

Luna: Gracias, María. Tal vez podamos tomar algo de tiempo juntas esta noche en tu casa. Podríamos pedir pizza o sushi a domicilio y ver una película, como solíamos hacer. Nosotras y nuestros helados de chocolate y vainilla favoritos. Hace mucho que no tomamos tiempo para nosotras. 

María: ¡Me parece perfecto! Necesitamos esa noche de chicas. Además, podríamos hacernos manicure y cosas de belleza. Eso nos puede relajar y darnos un nuevo comienzo. 😊 Estaré esperándote en casa a las 9 pm. 🍕🎥💅

Luna: Eres la mejor. Nos vemos entonces. ❤️️

Al salir de la universidad, el sol de la tarde me acompañaba en el camino de regreso a casa de María. Mientras me movía con mi silla de ruedas eléctrica, los pensamientos seguían arremolinándose en mi mente. Sentía una mezcla de arrepentimiento y resolución, consciente de que debía tomar decisiones importantes para mi bienestar.

Justo cuando giré la esquina, me detuve un momento para respirar profundamente. La idea de enfrentar a mis padres y hablar sobre Carmen y mis tíos me daba miedo, pero también sabía que era necesario. Decidí que era el momento de hablar con mi madre.

Saqué mi teléfono y marqué su número. La llamada sonó varias veces antes de que mi madre contestara.

"¡Hola, Luna! ¿Cómo estás, cariño?" La voz de mi madre era cálida y reconfortante.

"Hola, mamá. Necesito hablar contigo. Es importante," dije, tratando de mantener la calma.

Podía sentir la preocupación en su silencio antes de que respondiera.

DOS MUNDOS UN LATIDO A DISTANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora