CAPÍTULO: N°19

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La tarde del domingo me envolvió en mi habitación, un santuario bañado en tonos morados y lila, donde los muebles blancos reflejaban la luz del sol, creando una atmósfera suave y cálida. Estaba sentada en mi silla de ruedas eléctrica frente a mi escritorio, donde la pantalla de la computadora mostraba una videollamada con las dos personas más importantes para mí: mi mejor amiga María y mi amado novio Tomás, quien vivía al otro lado del mundo.

"¡Chicos, estoy tan emocionada!" exclamé, sintiendo una oleada de alegría que iluminaba mis ojos. "Mañana tengo la cita más importante de mi vida y no puedo esperar. Nadie más lo sabe aparte de nosotros tres."

Tomás y María compartieron mi emoción, sus sonrisas llenas de apoyo y entusiasmo mientras les mostraba diferentes opciones para mi atuendo.

"¿Qué piensas de este top, Tomás?" pregunté, sosteniendo un top de mangas largas en tonos beige frente a la cámara.

Tomás sonrió desde la pantalla, su voz tranquila pero llena de afecto resonando en mis oídos como una melodía reconfortante.

"Creo que te verías increíble con eso, amor. Es elegante y te queda muy bien."

Las risas y charlas llenaron la habitación, creando un ambiente de camaradería y complicidad. Después de un rato, decidimos por una falda corta negra plisada y el top beige. María, siempre tan atenta y detallista, me ayudó a decidir cómo peinarme, sugiriendo una media colita baja que dejaba caer suavemente algunos mechones al lado de mi cara. Completé el look con unas botas largas, unos pendientes redondos simples pero largos, y un maquillaje suave con un tono de labios un poco más naranja que mi top.

"¡Perfecto!" exclamé, sintiéndome lista y emocionada. "Creo que estoy preparada para esto. María, ¿podrías acompañarme mañana? Me haría sentir mucho mejor tener tu apoyo."

María sonrió con ternura a través de la pantalla, sus ojos brillando con emoción mientras contemplaba mi atuendo elegido.

"Estás espectacular, Luna", dijo con sinceridad. "Mañana va a ser increíble. Claro que estaré contigo, ¿cómo podría faltar a esto?"

Le devolví una sonrisa agradecida, sintiendo una profunda gratitud por tener a alguien como ella a mi lado. Pero antes de que pudiera decir algo más, Tomás intervino con su voz suave pero firme, como siempre.

"María, ¿te importaría dejarnos un momento a solas?" sugirió con un tono juguetón. "Creo que Luna y yo podríamos necesitar un poco de tiempo juntos antes del gran día."

María asintió con complicidad, despidiéndose con un gesto de mano antes de desconectarse de la videollamada. Me quedé mirando a Tomás a través de la pantalla, sorprendida pero encantada por su petición.

"¿Por qué hiciste eso, Tomás?" pregunté, jugando un poco con él. "Acabas de echar a María."

Tomás rió suavemente, sus ojos cálidos llenos de complicidad y amor.

"Bueno, más o menos la eché," bromeó. "Pero quería tener un momento a solas contigo, mi amor. Además, ¿no es más divertido así?"

Sus palabras me hicieron reír suavemente, mientras sentía una oleada de cariño y gratitud hacia él.

"Eres increíble, sabes eso, ¿verdad?" murmuré, mi voz llena de afecto. "Gracias por estar siempre ahí para mí, incluso cuando estás al otro lado del mundo."

Tomás sonrió, su expresión suave y amorosa.

"Siempre estaré aquí para ti, Luna," dijo con sinceridad. "Eres mi inspiración y mi fuerza. No importa lo que pase, siempre estaremos juntos en esto."

DOS MUNDOS UN LATIDO A DISTANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora