CAPÍTULO: N°7

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El sonido de la alarma llenó mi habitación a las 8 de la mañana, despertándome de un sueño profundo. Con un leve suspiro, estiré el brazo y apagué el despertador. Después de desperezarme un poco, me levanté y me dirigí a la cocina para preparar mi desayuno. Mi silla de ruedas eléctrica se movía suavemente por el pasillo mientras pensaba en lo que me apetecía comer.

Decidí optar por algo sencillo pero delicioso: un zumo de naranja recién exprimido y unos cereales de chocolate con un poquito de leche, justo la cantidad necesaria para mantener los cereales crujientes. Mientras el zumo se exprimía y los cereales llenaban el bol, pensaba en la saga que Tomás me había mandado. Estaba deseando continuar con el primer tomo.

Con mi desayuno listo, regresé a mi habitación y cogí mi Kindle de la mesita de noche. Luego, me dirigí al balcón de mi habitación, mi pequeño refugio lleno de encanto. El balcón tenía dos sillas redondas; la lila con pequeñas margaritas impresas y la beige claro con una mesita al lado, donde solía dejar mi bebida y mi libro.

Me acomodé en la silla lila y coloqué mi desayuno en la mesita. Tomé un sorbo de mi zumo de naranja y una cucharada de cereales antes de encender las cuerdas de luces que adornaban el balcón, aunque aún era de día. Me encantaba la atmósfera cálida que creaban esas luces.

Con el Kindle en la mano, comencé a leer nuevamente el primer tomo de la saga que Tomás me había enviado. La historia de la bruja sin poderes y el dios griego me absorbía por completo, transportándome a un mundo de magia y mitología. Cada página me envolvía más y más, haciendo que me olvidara de la tensión de la semana de exámenes.

De vez en cuando, levantaba la vista de mi lectura para disfrutar del suave vaivén de la brisa matutina y el canto de los pájaros. El ambiente tranquilo del balcón y el placer de mi desayuno me hacían sentir en paz.

Mientras leía, mi teléfono vibró con un mensaje de Tomás. Una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver su nombre en la pantalla. "Buenos días, Luna. Espero que hayas descansado bien. Estoy deseando nuestro picnic virtual🌟." leí, sintiendo una calidez en mi corazón.

Respondí rápidamente, confirmando nuestra cita para más tarde y expresando lo emocionada que estaba por el encuentro. Volví a mi lectura, disfrutando del desayuno y de la serenidad del momento. Estaba feliz de poder tomarme un tiempo para mí misma y sumergirme en una historia que tanto me gustaba.

El tiempo pasó rápidamente mientras me perdía en mi libro y en mis pensamientos. Finalmente, me di cuenta de que era hora de prepararme para el picnic virtual con Tomás. Con una sensación de anticipación, regresé a la cocina para preparar algo más sustancioso para la cita: un sándwich de pollo, una ensalada fresca y algunas frutas. Además, preparé una jarra de limonada fresca para acompañar la comida.

Después de preparar la comida, volví a mi habitación para arreglarme. Decidí plancharme el cabello y ponerme un vestido largo y vaporoso en tonos beige con diseños anaranjados, evocando los colores del otoño. Me maquillé ligeramente: un poco de rubor en las mejillas, un delineado suave en los ojos, una base delicada con protección solar y un tono natural con brillo en los labios que resaltaba mi boca sensual. También escogí una chaqueta de lana, por si el aire se enfriaba al anochecer en el parque.

Para completar el look bohemio, elegí unos cuantos accesorios. Luego, alisté una manta, mi computadora, la comida y la bebida, mis auriculares, mi Kindle, un libro extra en físico, unas cuantas velas y cuerdas de luces. Arreglé todo cuidadosamente en mi cesta de picnic.

En mi bolso, metí mis pertenencias: el teléfono, el pintalabios con brillo que usé, gafas de sol, auriculares, Kindle, libro, computadora, y algunas otras cosas que podría necesitar. Estaba lista para un día especial en el parque, sintiendo una mezcla de emoción y tranquilidad.

DOS MUNDOS UN LATIDO A DISTANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora