La peor fiesta cap 5

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Eran las 7:39 de la tarde y el joven Omega se encontraba cepillando su enmarañado cabello rojizo. Había tardado nada menos que 20 minutos en lograr que luciera remotamente decente, aun cuando seguía luciendo incluso más revuelto que el de su padre, Kyle. Sin embargo, su emoción no disminuyó en lo más mínimo. Tomó su kipa y se miró detenidamente al espejo, examinando su apariencia.

Isaac era un muchacho de rasgos delicados y finos, con una piel ligeramente pálida que contrastaba de manera llamativa con su cabellera de un brillante tono cobrizo. Sus ojos, de un intenso color azul, se enmarcaban por unas largas y rizadas pestañas que le conferían una expresión soñadora e introspectiva. A pesar de ser todavía un adolescente, su figura comenzaba a adquirir una silueta más definida y curvilínea, sin perder cierta delicadeza y gracia en sus movimientos.

Aun así, Isaac no se sentía del todo cómodo con su apariencia. No era una persona particularmente sociable y, por lo tanto, desconocía las últimas tendencias en cuanto a moda y estilos se refería. Dudoso, se preguntaba qué debería ponerse para estar a la altura de la ocasión, sin desentonar con el resto.

Rápidamente volvió a mirar la pantalla de su teléfono y se dio cuenta de que ya eran las 7:50 de la noche. Justo entonces, escuchó el sonido del timbre de la puerta. Esbozó una sonrisa y bajó las escaleras con entusiasmo. Al llegar al vestíbulo, vio a su padre, el señor Marsh, sentado en el sillón viendo la televisión. Su padre Kyle se levantó para ir a abrir la puerta, pero nuestro protagonista se ofreció a hacerlo, deteniendo al mayor.

Al abrir la puerta, se encontró con su amiga María. Ella tenía un aspecto desenfadado y rebelde, con unos pantalones de cuero negros, una camiseta blanca con un estampado punk y una chaqueta de cuero roja. Su cabello oscuro caía suelto sobre sus hombros, dándole un aire desafiante. Con una sonrisa amistosa, la latina saludó al señor Marsh -Buenas noches, señor Marsh-

El Omega pelirrojo mayor saludó alegremente a la joven mujer -¡Hola, María! Qué gusto verte- dijo con una sonrisa cálida, palmeando el hombro de la chica de manera afectuosa. Detrás de él, Isaac ya se encontraba ansioso, mirando insistentemente su teléfono móvil, donde varios mensajes de Matt preguntaban por su paradero.

-Bueno, ya nos vamos. Adiós, papás. Vuelvo a las 10- anunció el joven omega, con un tono de voz tímido pero emocionado. Tomando la mano de María, se apresuró a retirarse, deseoso de pasar el rato con su amado.

[....]

Una vez fuera del alcance visual del padre de Isaac, este agradeció a la joven. -No fue nada, sé que tus padres jamás te dejarían ir si supieran que irías con el cerdo gordo- dijo de manera burlona, haciendo clara referencia a Matt, a quien sus padres consideraba un sujeto poco apropiado para su hijo. Ante este comentario despectivo, el omega bajó la cabeza, visiblemente avergonzado y afectado por las palabras de su amiga pero sin el valor de defender al castaño.

En ese momento, un auto rojo se detuvo frente a ellos, y Matt, llegó. Lanzó una mirada de profundo desagrado y rechazo hacia la chica, quien, en respuesta, le sacó la lengua de manera burlona y desafiante. Isaac, completamente ajeno a la evidente tensión entre ambos, saludó alegremente y con timidez al alfa, emocionado por pasar tiempo con él.

Matt miró a Isaac sin mucho entusiasmo, su rostro reflejando una expresión de apatía. Parecía desinteresado en la conversación, desviando luego su atención hacia la alfa. La chica le devolvió una mirada igualmente desagradable y llena de desprecio, como si lo considerara inferior o indigno de su atención. Matt volvió a posar sus ojos en el pelirrojo, quien seguía sonriendo de manera nerviosa, tal vez intentando aliviar la incómoda tensión que se había instalado entre los tres.

-Como sea, ya vámonos- dijo el alfa secamente, rompiendo el silencio. Su tono seco y desinteresado denotaba su poca paciencia y el deseo de alejarse de esa situación. Abrió la puerta del vehículo y estiró la mano hacia el menor, quien se sonrojó tímidamente mientras correspondía el gesto. Isaac subió al auto, despidiéndose de María con un tímido movimiento de mano.

Otra vida(style Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora