XXII

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—Quiero que te muestres tranquila y serena, no conozco a su abogado, pero si te tienta no quiero que caigas, tienes que mantener tu postura, mientras ellos no saquen el tema a relucir tu tampoco ¿Entendido? —preguntó su abogado, Nayeon simplemente...

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—Quiero que te muestres tranquila y serena, no conozco a su abogado, pero si te tienta no quiero que caigas, tienes que mantener tu postura, mientras ellos no saquen el tema a relucir tu tampoco ¿Entendido? —preguntó su abogado, Nayeon simplemente asintió con la cabeza mientras soltaba un sonoro suspiro, finalmente era el día del juicio luego de varios días de tortura psicológica el día había llegado.

Había ensayado con su abogado todo lo que tenía que decir o hacer frente al juez, aquello le parecía un poco ruin de su parte pero su principal objetivo era poder estar cerca de su hija otra vez.

—Trataremos de que obtengas los mismos derechos que Jeongyeon tiene sobre Jinsol —dijo el abogado— ese va a ser nuestro objetivo principal.

—Está bien —respondió soltando un suspiro— Necesito ir al baño —Su nerviosismo comenzaba a afectarle.

—Relájate, Nayeon —Le pidió el hombre— Todo va a salir bien —La chica asintió fingiendo estar convencida y luego simplemente caminó hacia el baño sin darle importancia a lo que decía.

La vida está llena de casualidades o simplemente todo ya está escrito aún antes de vivirlo, no sabía cuál de aquellas podía ser, pero de lo que estaba segura era de que no estaba prepara para vivir algo como aquello, apenas entró en el baño una de las puertas que daban acceso a los sanitarios se abría dejando salir a una rubia que conocía muy bien. 

Nayeon se quedó muda mirándola fijamente sin perder ningún detalle de ella, no sabe cuántos minutos pasaron hasta que finalmente Jeongyeon noto la presencia de la chica, ambas se miraron en silencio hasta que Nayeon se llenó de valor y decidió hablar.

—Hola, Jeongyeon —dijo con la voz entrecortada por los nervios— ¿Podemos hablar? —Había estado buscándola con la mirada desde que llegó al juzgado y no había tenido éxito, ahora que la tenía frente a ella sus nervios eran quienes estaban jugándole una mala pasada.

—No tengo nada que hablar contigo —dijo mostrándose firme, sin embargo, Nayeon la conocía bien y vio cómo desviaba su mirada al hablar, aquello siempre lo hacía cuando decía mentiras o se ponía nerviosa, la rubia comenzó a caminar hacia la puerta pero Nayeon fue más rápida poniéndose frente a ella para frenarla— ¿Puedes quitarte?

—No —dijo rotundamente.

—Nayeon, quítate —La chica sonrió al escuchar su nombre.

—¿Cómo está Jinsol? —preguntó.

—Perfectamente bien, ya está conmigo —dijo picándole— Soy su madre, así que no puede ir mejor.

—Yo también soy su madre —Jeongyeon lo había conseguido con solo una oración, Nayeon estaba enojada o frustrada, ni sabía cuál era pero necesitaba dejar claro que también era su madre, Jeongyeon rió falsamente.

—¿Su madre? —Jeongyeon esta vez la miró fijamente mientras hablaba— ¿Cuánto tiempo la tuviste? ¿Cuatro, cinco meses? —La rubia negó mientras reía— No querías que existiera y ahora dices ser su madre.

No me rendiré || 2YeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora