Capítulo 7

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Tras el deseoso baño de agua tibia y la cura de las heridas, se arregló para estar lista, para su primera visita con el abogado Sanghun. Tenía mucha curiosidad por qué tipo de persona era, tanto en personalidad como físicamente. Se lo imaginaba viejo como Ten Shio pero con el estilo de Junho.


En el coche solo iban Séfora y Taeku. Hicieron el trayecto en silencio, a ella empezaba a pasarse el efecto de los calmantes y el lugar del disparo empezaba a dolerle, pero quería disimular, aparentar ser más fuerte y no una niña delicada. Pensando para si misma, nunca había sido una niña delicada, aguantaba los insultos de los demás niños del barrio o del colegio, aguantaba las regañinas de sus abuelos y casi nunca lloraba; pero aquella situación se le escapaba un poco de las manos.


Condujo bastante rato, hacia las afueras, zona de bosque y amplias casas de campo, con terreno bien protegido por altas murallas. Muy típico de la arquitectura japonesa, las casas eran preciosas además de antiguas. El vehículo se detuvo frente al portón de una de aquellas casas y de inmediato las puertas se abrieron dejando paso al coche que conducía Taeku.


Se paró frente a una tradicional casa, con toques más modernos, y una chica vestida con un bonito y sencillo kimono de colores crema salió a recibirles. Se inclinó ligeramente y esperó con paciencia a que los dos invitados salieran del coche. Cuando Taeku y Séfora se colocaron frente a ella los guió hasta una puerta de roble oscuro y tocó con cuidado con la mano. Esa era la única puerta que no era tradicional japonesa en toda la casa. Y habían motivos. Tenía cerradura para cuando Sanghun no estuviese dentro, ya que ahí guardaba muchos de sus secretos.


– Sanghun, los invitados ya están aquí.


– Bienvenidos – Un muchacho que no aparentaba tener más de treinta años se giró en su asiento tras la mesa del despacho cuando la puerta se abrió. Taeku hizo una leve reverencia y él sonrió - No tengas tanta cortesía conmigo, amigo – Se puso en pie y ambos se abrazaron.


Séfora estaba sorprendida mientras asimilaba la situación. Ambas personas que tenía delante eran más o menos de la misma edad, ambos se veían jóvenes, pero había algo en la mirada de los dos hombres que le hacía entender que habían vivido demasiado para la poca edad que
tenían.


Sanghun llevaba la camisa algo abierta y sin corbata, el pantalón del traje era de color gris claro y se notaba que hacía poco que acababa de terminar su jornada laboral.


– Disculpa la urgencia de esta reunión, Séfora – Se acercó a ella y estiró la mano hacia delante, esperando que ella se la estrechara. No tardó mucho en reaccionar y apretar su mano con firmeza – Pero las circunstancias lo han obligado.


Se separó y de nuevo se sentó en su despacho señalando las sillas que tenía frente a la mesa, donde los invitados se sentaron sin demora. Agarró el bolígrafo con la mano izquierda y con la derecha empezó a leer unos papeles.


– Al menos el informe del hospital es bueno – Dejó eso a un lado y soltó un suspiro de alivio mirando a Taeku – ¿Hyungmin está bien?


– Si, no está solo – Respondió Taeku inclinado hacia delante, apoyando los brazos sobre las rodillas – Se actuó bastante rápido y se pudo... bueno, ya lo sabes, te lo conté todo cuando sucedió.

Dead EndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora