Capítulo 6

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Después de tanta reunión en la que Séfora no podía más, tenía la cabeza embotada sobre la información de camuflaje que la empresa tenía a la hora de verse al público; aún le costaba comprender cosas, pero le iba pillando el hilo a los temas; acabó con un café en la mano en la recepción del edificio, donde vio a una mujer de mediana edad agarrando un sobre marrón entre los dedos mirando a todos lados, parecía algo perdida. Se acercó a ella.
-- Hola, perdona ¿necesita algo?
-- Hola, sí, estoy buscando a... -- Leyó el sobre que tenía en la mano -- Kim Yonghwa. ¿Sabes dónde puedo encontrarlo?
-- Ah, claro que sí -- Se giró levemente mirando por todos lados, sabía que alguien había bajado con ella, no la dejaban sola. Vio a Junnosuke apoyado en la pared -- Dame un momento.
Fue hacia donde estaba el más joven con una botella de agua en la mano, lanzando esta al aire. Cuando vio a Séfora llegar se incorporó. Ella le pidió que buscara a Yonghwa, ya que había alguien que le estaba buscando, asintió y marchó en busca del chico, que no tardó en aparecer. Séfora le indicó dónde estaba la señora que le buscaba y el chico extrañado fue hacia ella.
-- ¿Quién es? -- Preguntó Junnosuke parándose al lado de la chica.
-- No lo sé, tenía un sobre para él -- Contestó encogiendo los hombros, bebiendo con calma del delicioso líquido del vaso.
La curiosidad les podía, así que se quedaron mirando a los dos que hablaban cada vez más cerca de la puerta. Séfora se puso dar cuenta que el chico estaba a la defensiva, señalaba la puerta y mantenía un tono bajo para que no se escuchara nada de lo que decía. La mujer parecía insistir en que agarrara el sobre, finalmente él lo agarró y casi empujó a la mujer a que se marchara por la puerta. Estuvo unos largos segundos de espaldas y mantenía el sobre agarrado firme con la mano. Respiró profundamente y se giró a los otros dos, esbozó una sonrisa algo forzada y se marchó al otro lado de la entrada.
La cara de Junnosuke mientras veía todo aquello se fue poniendo cada vez más seria, parecía que comprendía lo que su compañero estaba viviendo mientras trataba de zafarse de aquella mujer. No quiso responder a alguna pregunta que Séfora dejaba caer al aire, tenía curiosidad y era comprensible, pero Junnosuke conocía a su amigo, su hermano, y sabía que todo aquello era un tema delicado. El pasado que ellos cinco tenían se mantenía oculto, no se hablaba de ello. Había quedado bien atrás aquellos años oscuros.
Hyungmin bajó por el ascensor, yendo hacia donde estaban los dos y les miró extrañado al verles con ese rostro tan serio, sobre todo el que tenía el chico más joven.
-- ¿Qué ha pasado? -- Preguntó, pero Junnosuke negó con la cabeza y no volvió a preguntar nada al respecto -- Vamos al coche -- Comentó mientras señalaba con la cabeza la salida -- Tenemos que irnos ya, le esperaremos allí.
Los tres chicos fueron hacia el coche, estaban esperando a que los que faltaban llegaran en cualquier momento, era hora de empezar a preparar la cena, así que los comercios comenzaban a cerrar y los restaurantes estaban empezando a llenarse de gente. Aquella zona era más comercial que residencial, así que se veían más personas con paso ligero hacia la parada del metro más cercana o reunirse con compañeros para ir a tomar algo de sake para terminar el día.
Séfora estaba apoyada en el capó del coche mirando el cielo, el cual estaba algo anaranjado por el atardecer cuando de pronto se escuchó un ruido estridente, como pequeñas explosiones proveniente de la carretera. El mundo se aceleró y a la vez se paró de golpe. Hyungmin estaba al lado de la chica y se lanzó hacia ella para protegerla con su propio cuerpo.
Un coche negro había pasado despacio por la carretera, de la ventana trasera se asomó una pistola de la cual pegaron varios tiros hacia el coche donde estaban apoyados. Ese fue el ruido estridente que ella había escuchado y, junto a todo aquello, el peso de su amigo y un fuerte dolor en su muslo que le hizo gritar de forma desgarradora.
Empujó con ambas manos el cuerpo de Hyungmin y dejó de escuchar el jaleo de la gente gritar a su alrededor cuando notó que el chico no se movía por voluntad propia, así que le giró con la poca fuerza que tenía y le zarandeó para que despertara gritando su nombre.
Alguien tiró de su brazo para agarrarla y aunque intentó resistirse no pudo, la tomaron en brazos y corrieron con ella hacia dentro del edificio, pudo ver por detrás como dos personas cargaban el cuerpo de Hyungmin llevándolo tras ellos, protegiéndolos de más posibles tiradores.
-- Atended a Hyungmin con mucho cuidado, no apretéis la herida con demasiada fuerza porque veo que la sangre está saliendo a borbotones -- Yonghwa daba órdenes mientras mantenía las manos en el muslo de la chica, practicando un torniquete con un cinturón que se había quitado momentos antes -- Tratad de buscar orificio de salida -- Seguía ordenando sin apartar la vista de ella -- Que no haya dado en ningún órgano vital y, por el amor de Dios, que no se muera Jongtae.
-- No se va a morir -- Dijo el aludido concentrado.
Taeku había salido fuera junto con Junnosuke, arma en mano, buscando a más posibles tiradores por la zona. Aquello era un completo caos, la gente corría por todos lados, los coches de la policía habían aparcado en la puerta y apuntaban con las armas a los dos muchachos que estaban en la puerta del edificio custodiando este. Alguien había llamado a la ambulancia y esta se abría paso entre los coches para aparcar e ir hacia la policía esperando instrucción.
Los dos chicos armados alzaron las manos y guardaron las pistolas para acercarse a la policía y hablar sobre lo sucedido. Taeku tenía buenos contactos por donde iba, así que ya los conocía y podía dar sus explicaciones para que no se metieran mucho en el asunto. Comentó que aquello era un ataque racista de alguien que no estaba contento con la nueva incorporación Europea de la chica, Séfora, así que se quedaron en la puerta hablando mientras Junnosuke conducía a los sanitarios hacia el interior del edificio.
-- Yonghwa traigo refuerzos -- Junnosuke se paró al lado del chico y este alzó la cabeza señalando a su derecha, donde estaba Jongtae demasiado apurado con Hyungmin.
-- Él lo necesita más, por favor -- Le miró y de nuevo volcó la mirada en la herida de la pierna de Séfora, la cual ya estaba controlada -- Estás a salvo, tranquila no ha sido grave.
Séfora se incorporó como pudo sentada en el suelo, la pierna le dolía a rabiar y sentía que iba a vomitar en cualquier momento por aquel dolor: punzante y ardiente. Miró como había mucha gente al rededor del cuerpo de Hyungmin y, cuando se fijó que tenía movimiento propio y que estaba vivo se dio cuenta que volvió a respirar algo más aliviada pero aún preocupada.
-- No te muevas -- Taeku agarró el hombro de la chica cuando intentó ponerse de pie -- Te va a doler más.
-- Qué ha pasado -- Se volvió a tumbar en el suelo llevándose las manos a la cara, tapándose así el rostro y no dejar que vieran todo lo que le dolía.
-- Un tirador en coche -- Bajó la voz hacia ella mirándola -- Luego te lo explico, que os atiendan y os lleven al hospital primero.
Llevaron a los dos heridos al hospital, atendieron con urgencia a Hyungmin y, gracias a la rápida actuación que Jongtae había tenido, su vida no corría peligro. La bala no había dado en un lugar crítico y había salido de forma limpia por su costado, por lo que la intervención fue mínima y enseguida estaría fuera.
Para la chica fue más complejo, ya que la bala se había alojado dentro de su muslo. Consiguieron sacarla sin causar más daño después de una buena anestesia local y calmantes, ya que su cara dejaba ver el pánico que le producía estar en aquella situación con ese dolor tan nuevo.
No tenían información del tirador, ya que conforme había aparecido se marchó a toda velocidad. Como pilló tan de sorpresa no había nadie preparado para correr tras el vehículo e iniciar una persecución; tampoco tenían apuntado la matrícula o cualquier cosa identificativa de la persona que había disparado.
Tras unas horas bastante movidas y estresantes metieron a los dos heridos en la misma habitación a insistencia de Taeku, cerraron las puertas y ventanas y, teniendo seguridad por fuera de la puerta se permitieron a hablar sobre lo que había pasado.
-- Lo único que tengo claro es que esto es obra de Keiken -- Dijo Taeku cruzando los brazos y con rostro serio.
-- Eso es obvio, nadie más la quiere muerta -- Yonghwa estaba revisando el gotero que Hyungmin llevaba puesto. Aún seguía dormido -- Lo que me da rabia es no haber estado preparado.
-- Lo hacen así, sabiendo que nos van a pillar de sorpresa -- Junnosuke apretó los puños -- A penas pude ver nada desde donde estaba, solo el coche negro y el cañón de la pistola.
-- Escuché varios disparos... -- Séfora se incorporó sentándose en la cama, agarrándose con dolor la pierna.
-- Hay un fallecido. Un civil -- Jongtae murmuró y apoyó la mano en la pierna de Hyungmin -- Lo siento por ese civil, pero menos mal que ha sido él.
-- ¿Tenéis claro que ha sido Keiken? -- Séfora apoyó las manos a ambos lados de su cuerpo para sentarse más cómoda, aguantando el gesto de dolor.
-- Lo estamos investigando, Ten Shio está indagando sobre sus idas y venidas -- Dijo Taeku mirando a la chica.
El silencio reinó en la habitación durante un eterno minuto. Todos estaban analizando la situación en sus cabezas. Taeku miraba el móvil mientras se mandaba mensajes con alguien de seguido; Yonghwa estaba sentado al lado de Hyungmin, pendiente de cada movimiento que el chico hacía, esperando que despertara en cualquier momento; Junnosuke miraba por la ventana pensativo; y Jongtae estaba al lado de Séfora, sentado, mirando su rostro.
-- Hemos estado en peores situaciones que estas -- Dijo con gesto calmado -- Hyungmin despertará, ya lo verás.
-- No sé en qué pensaste cuando te dijimos que este mundo era peligroso -- Taeku alzó el rostro del teléfono -- Muere más gente de la que querríamos. Nos protegemos unos a otros.
Séfora asintió con la cabeza. Se había percatado que Hyungmin se había arriesgado por ella, no lo había pensado mucho cuando saltó sobre su cuerpo y la cubrió de la bala que iba directo a su pecho. Iban en serio cuando decían que darían la vida por ella desde que se conocieron y ella aceptó estar con ellos. Después de un rato de un silencio nada incómodo y que se agradeció tener, Taeku se sentó en una silla al lado de Séfora.
-- En cuanto salgas de aquí irás a conocer a Sanghun -- Dijo mientras miraba el móvil -- Ah, casi se me olvida -- Alzó una bolsa blanca y la dejó sobre la cama. Dentro estaba el último modelo de iPhone del mercado -- He conseguido el mejor, tenemos que estar comunicados en cualquier momento y lugar.
-- No me lo puedo creer -- Rápidamente lo sacó de la bolsa, abrió la caja y empezó a toquetear el teléfono con gesto asombrado. Para ella era la primera vez que tenía en sus manos un objeto pequeño y tan caro, así que estaba alucinando -- ¿Podemos permitírnoslo?
-- Por supuesto que si -- Soltó una carcajada -- Aquí tienes una funda protectora si quieres y la tarjeta sim con un número -- Le entregó ambas cosas y no tardó en ponerlo todo en funcionamiento.
Los chicos miraban a la muchacha divertida trastear el teléfono, añadir su poca información que tenía, crear sus nuevas cuentas desde cero y descubrir el perfecto funcionamiento de aquella cámara de fotos. Le dejaron su espacio, viendo que de nuevo parecía una adolescente sin problemas a su alrededor.
De pronto hubo un silencio incómodo y los que podían ponerse de pie lo hicieron de golpe, inclinando el cuerpo en un saludo formal hacia la persona que acababa de entrar por la puerta de la habitación. Ten Shio tenía el rostro serio cuando resopló mirando a todos y cada uno de la habitación. Séfora despegó la mirada del móvil y apretó los labios en una fina línea.
-- Veo que estas despierta, cuanto me alegro -- Ten Shio entró seguido de sus dos guardaespaldas, el chico de la venda en la cara y la muchacha adolescente -- Menudo susto.
-- Bueno -- Dejó el teléfono apoyado en su regazo -- ¿Se sabe quién ha sido?
-- No -- Negó con calma -- Estoy indagando en posibles candidatos, el círculo se cierra y estoy cerca.
-- Quiero saberlo -- Dijo alzando el rostro con cierto aire de orgullo -- Quiero saber quién ha sido para poder... vengarme.
-- Tranquila, todoterreno -- Ten Shio alzó una mano y sonrió amplio -- Todo a su debido tiempo. Primero sal de aquí, termina tu entrenamiento, firma los papeles de herencia y podremos hablar de venganza. Taeku -- Señaló al chico que estaba al lado de la chica -- Ya hablaremos de lo que ha pasado más tarde.
-- Si señor -- Se volvió a inclinar cuando Ten Shio se marchó. Una vez se quedaron solos se sentó en la silla y maldijo varias veces -- Es un maldito... cabrón. Sí, eso es.
-- Y tanto que lo es -- Asintió Jongtae y los otros dos movieron la cabeza de forma positiva.
-- ¿Por qué? -- Séfora se sorprendió y él la miró de golpe.
-- Ah, bueno... yo... -- Taeku y Jongtae se miraron con rapidez -- Creía que lo había dicho en coreano, no te preocupes ahora mismo de eso...
-- No. Ahora me lo decís -- Se puso seria esperando una respuesta.
-- Porque ahora... me cargará con el peso de todo lo que ha pasado, por dejarte tan tranquila, por ir relajados -- Se cruzó de brazos y respiró profundamente -- Como si yo lo supiera todo y pudiera ver el futuro.
-- No es tu culpa -- Junnosuke frunció el ceño apoyado al lado de la ventana -- No sabíamos nada de esto.
-- Eso ya lo sé -- Se acomodó en el asiento y miró el móvil, le había llegado un mensaje -- Y no es el único molesto... -- Aquello lo dijo más como un murmuro y nadie dijo nada.
-- Odio a ese hombre... -- Se escuchó un murmullo leve y todos se giraron para ver a Hyungmin, quien había despertado.
-- Ay menos mal que estas despierto -- Yonghwa casi se abalanzó hacia su amigo, sonriendo más relajado --¿Cómo estás, te duele?
-- Estoy como si me hubiesen disparado -- Soltó una leve risa con gesto de dolor y los demás se rieron -- ¿Séfora?
-- Aquí estoy -- La chica se inclinó hacia delante sentada en la cama y saludó con la mano -- Perfectamente, gracias, de verdad.
-- Sh, no las des, es mi trabajo -- Se dejó caer en la cama y suspiró -- ¿Vais a dormir todos aquí o qué?
-- No, irán a casa -- Séfora se puso seria mirándoles a todos.
-- No -- Jongtae negó con la cabeza y se llevó la mano al pecho -- Junnosuke y yo somos los únicos que iremos a casa, los otros dos dormiréis aquí -- Sin rechistar asintieron con la cabeza, ignorando las quejas de Séfora -- Por más que digas no se irán, así que guarda energías.
No tardaron en marcharse, más que nada porque las enfermeras dijeron que la hora de visita había terminado, por lo que los que no se quedaban de compañía tenían que volver al día siguiente si querían. Después de tomar algo de cena y las medicinas, los dos encamados se quedaron dormidos y sus acompañantes sentados en los sillones mientras hablaban.
-- Creo que hemos tenido suerte -- Dijo Taeku de brazos cruzados -- Podría haber sido letal.
-- No podemos descuidarnos más, Taeku -- Yonghwa tenía el rostro más serio de lo normal -- El que la quieran muerta se ha visto, no sabemos si ha sido Keiken o algún otro, pero hay que hacerle entender que esto realmente va en serio y no es una película.
-- Lo sé. Sanghun me ha dicho ya que quiere conocerla -- Ambos chicos se miraron -- Quiere decirle las cosas claras, tal como son de verdad y que sea consciente de todo. Mañana al salir iremos para allá. Tú te quedas con Hyungmin para cuidarle -- El otro muchacho asintió a las palabras de su compañero -- No podemos permitirnos que Ten Shio le coma la cabeza a Séfora, debemos estar más pendientes de ella.
-- Aún así creo que no se han reunido a solas sin nosotros, no la puede controlar con facilidad si alguno de nosotros cinco está con ella.
-- No me fio de que meta a alguien de los suyos para que nos controle a todos. Ella es la que tiene el poder y tenemos que dejarlo bien claro. Ten Shio es un pequeño peón.
No tardaron en relajarse, haciendo turnos paran vigilar que no pasara nada aquella noche. Por suerte todo estaba tranquilo, como el mar después de una fuerte tormenta. Pero aquella tranquilidad no era de fiar y Taeku lo sabía bien, lo que iba a venir a continuación iba a ser un fuerte tsunami.
A la mañana siguiente los médicos pasaron para ver a los dos heridos y a regañadientes les dieron el alta para que ya fueran a casa. Yonghwa con su conocimiento de medicina y cuidados que tenía prometió curar todos los días ambas heridas para que no tuvieran ninguna infección y, sin prisa, marcharon a casa los cuatro en el coche de Taeku que estaba aparcado en el parking.
Cuando llegaron al piso, Séfora se marchó a su apartamento seguida de Taeku, el cual se quedó en la puerta mientras veía como ella andaba con cuidado al dormitorio. Se giró para mirarle.
-- ¿Vas a ser mi sombra? -- Le preguntó mientras preparaba las cosas para ducharse.
-- Si -- Asintió -- Además, tenemos una cita con Sanghun, así que date prisa.

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