Me pongo frente al espejo y observo mi reflejo, veo a una niña cansada con ojeras en sus ojos grisáceos, esos ojos que antes eran verdes, pero se habían apagado poco a poco.
Me miro a los ojos, ¿cómo he acabado así? Observo mi cuerpo reflejado, estaba completamente deformado y obeso, ¿por qué me engaña mi espejo de esta forma? Ese antiguo espejo del lavabo en el que tantos momentos de mi vida se han reflejado, desde mis primeros baños de bebe, hasta las últimas veces que me he maquillado para sentirme bonita, aunque era como colocarle pintalabios a un cerdo, uno gordo y feo. Me miro a mí misma y veo como se me marcan las costillas en mi abdomen, me subo a la báscula 45 kilos, rozando la anorexia.
Recuerdo las palabras de mis padres, "si sigues comiendo tan mal acabarás internada" ahí es donde comencé a vomitar, a darme atracones y vomitar todo al sentirme mal, lo cual solo me daba más ganas de comer y entraba en un bucle constante del cual salir iba a ser imposible.
Miles de cosas me vinieron a la cabeza de golpe y colapsé, unas lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas lentamente hasta que caían en mis manos apoyadas en el lavamanos y me daban escalofríos. ¿Cómo he acabado así? Yo estaba bien, volvía a estar bien, comenzaba de nuevo a gustarme mi cuerpo, comenzaba a sentirme bien en clase con mis compañeros, aunque ellos no me hacían caso ninguno, pero me sentía acompañada, ahora de nuevo me vuelvo a sentir completamente sola en todas partes, ya no sentía nada, solo un vacío que me ahogaba por dentro cada vez que escuchaba a la gente hablar feliz con sus amigos o entraba a Instagram y veía a la gente subiendo fotos de sus preciosos cuerpos, cosa la cual yo jamás iba a volver a hacer, no era capaz.
No ser capaz es muy relativo, ¿no?
Siempre decimos que no somos capaces de hacer las cosas y nos taladramos la cabeza hasta que esa idea forma parte de nuestro cerebro, pero realmente no somos conscientes de lo que significan esas palabras, del daño que pueden provocar en nosotros. Yo siempre he dicho, no soy capaz de comer, no soy capaz de estudiar, no soy capaz de cambiar como yo soy... Pero eso realmente es mentira, todo lo que nos dicen es una mentira hasta que nosotros en nuestra cabeza la hacemos realidad. Y eso es lo que yo deje que me hicieran, que me metieran ideas que no eran verdad.
Vuelvo a la realidad y levanto la cabeza, en el reflejo puedo ver a una antigua amiga de la escuela, una de las culpables de mis desgracias.
—Ostia tía, te está saliendo barriga eh.
—¿De verdad? No me había fijado, estoy comenzando a comer más será por eso.
—Buah, pues cuidado no te pongas como una ballena eh— de golpe se genera un silencio incómodo— ¿Qué harás esta tarde?
—Voy a estudiar y pararé para merendar un gofre con nata y chocolate, últimamente suelo hacérmelo, ¡está riquísimo!
—¿Tanto meriendas? Normal que te estés poniendo así— una risa escapa de sus labios.
Mi cuerpo se mueve solo y le mete un puñetazo a su cara, dejo de verla a ella y solo veo la sangre comenzando a salir de mi puño, joder he roto el cristal. Abro el grifo y meto mi mano debajo del agua helada, me calma un poco el dolor y veo que realmente no me he cortado mucho, solo unas pequeñas marcas que dejan de sangrar al instante. Me alejé de ese tipo de gente, pero aun así siguen viviendo en mi cabeza, repitiendo sus palabras mil veces hasta que no puedo más con mi vida.
¿Por qué me veo así? Porque me da tanto asco mi cuerpo si he probado todos los métodos posibles para verme bien, abdomen plano es dos semanas, reduce la grasa de más en un mes, todo mentiras.
¿Por qué me veo así?... La última imagen que recuerdo es ver mi reflejo, dividido en los cristales que no se habían roto del espejo, un reflejo que daba pena verlo, entonces me desmayé, llevaba días sin comer, solo vomitando, estaba desnutrida y lo único que pude pensar en ese instante fue...
¿Por qué me veo así?
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Pensamientos de medianoche
Roman pour AdolescentsEste libro es una recopilación de todos mis mini relatos con tal de darles más visibilidad, si quieres sumergirte al completo en este libro solo recuerda, nunca nada es lo que parece.