Part:3

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La esposa de su padre, al recibir esta carta, experimentó una mezcla de emociones. El miedo y la sorpresa se entrelazaron en su corazón mientras leía las palabras amenazantes del Sultán Murad. Su mente se apresuró a recordar los eventos pasados, los secretos oscuros que habían quedado enterrados bajo la fachada de la corte imperial.

En su palacio, la esposa de Sultán Ahmed sostuvo la carta con manos temblorosas. La tinta negra sobre el papel blanco parecía arder con una intensidad que trascendía las palabras escritas. ¿Cómo había llegado a esto? ¿Cómo había perdido el control sobre su destino y el de su familia?

Las lágrimas amenazaron con emerger, pero ella las reprimió. No podía mostrar debilidad. No ante el nuevo Sultán, cuyo poder eclipsaba incluso al de su propio esposo. La venganza ardía en los ojos de Murad, y ella sabía que no había lugar para la misericordia en su corazón.

La esposa de Sultán Ahmed tomó una decisión. No se rendiría sin luchar. Aunque su posición era precaria, aún tenía aliados en las sombras, conexiones que habían tejido una red de intrigas y conspiraciones. Si quería sobrevivir, debía moverse con cautela y encontrar una manera de contrarrestar la amenaza que ahora se cernía sobre ella.

Así, en la penumbra de su habitación, comenzó a trazar su propia estrategia. Las palabras de la carta resonaban en su mente: “Los lobos se ocultan en piel de oveja”. Ella también sabía cómo jugar ese juego. Y aunque el trono estaba ocupado por otro, ella no se rendiría sin luchar.

El destino del imperio otomano pendía en un delicado equilibrio, y la esposa de Sultán Ahmed estaba dispuesta a mover los hilos detrás de las cortinas del poder para asegurar su supervivencia y la de su linaje.

Sultán MuradDonde viven las historias. Descúbrelo ahora