Esa noche no era oscura como cualquier otra,
era una noche iluminada,
llena de tranquilidad mientras iba paseando hablando con la paz.Ella me invitó a cenar en su hogar,
así que cuando llegamos nos pusimos a charlar.Me contó acerca de aquellas conversaciones cuya procedencia era tu oscuro silencio,
cuando hablábas mal de mí y me tiraste con desprecio.Me despedí notando como en mi brazo se cerraban las grietas,
creyendo yo que todo mejoraría,
pero solo las marcas desaparecerian y yo seguiría destruida.