Kimberly Curie es una chica francesa, talentosa bailarina y estudiante de medicina que busca su lugar en la vida. En su primer día trabajando en un bar, se siente atrapada por una melodía hipnotizante que emana del piano. Allí conoce a Brad, un pian...
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Pasado.
Mientras Julia me dice como le fue en la universidad yo la escuchó atentamente, mientras vemos una película y comemos helados. El día está lluvioso y de la universidad nos vinimos a casa, excepto Leire que se fue al departamento de los invencibles, el día está como me gusta, me gusta el invierno. La película casi termina dónde la protagonista se reencuentra con sus padres
—¿No has hablado con tus padres?—me preguntó, Julia. Sabía perfectamente que me iba a preguntar.
Suspiré profundamente, no he sabido de mis padres desde hace cuatro semanas, no me han llamado y quiero llamarlos pero no he podido, quiero saber de, Kamila pero me rehusó.
—No—le respondí sin importancia.
—¿No le has marcado?.
—No.
Julia no quiso seguir preguntando, sabe que soy muy reservada con el tema de mis padres nunca hablo de ellos. El timbre de la casa sonó y Julia se paró abrir, yo me terminé de comer el helado me giré a ver quién era pero mis ojos se abrieron de par en par.
Kyler fue el primero que ví entrar, seguido por Matteo, Dominik, Leire y por último Brad. Brad traía unas cervezas en la mano y Dominik unas pizzas. Matteo se sentó a mi lado y Kyler en el otro lado quedando yo en el medio, Dominik dejo las pizzas en la mesa y Brad las cervezas.
—Hola,Kim—me saluda Matteo.
Me removí en mi lugar ya que estoy incómoda, ellos se pusieron cómodos con confianza algo que me enojó un poco pero es bueno que tengamos gente en casa siempre eramos Leire, Julia y yo.
Leire nos decía siempre que la acompañaran a los ensayos y que conociéramos a la banda pero, Julia no le gustaba la idea y a mi tampoco. Primero pensé que era música ruidosa, ya que esos no son mis gustos musicales. Y segundo no tenía tiempo de estar visitando a desconocidos, pero es todo lo contrario. Su música no es ruidosa, ni tampoco son unos malos muchachos excepto Brad que es interesante.
Leire se sentó en el sillón y dejó su teléfono en la mesa algo qué nunca hace. Julia me miró y se encogió de hombros.
Yo le puse una mueca, arreglándome un poco el cabello y mi camiseta que estaba un poco levantada, miré a Brad y de nuevo como la primera vez, tuvimos ese contacto visual, pero recordé lo de ayer y fui yo quién rodó los ojos.
Kyler tomó el control remoto y colocó una película.
—Mañana es mi cumpleaños, deberían ir al bar donde la vamos a celebrar—mencionó, Matteo emocionado.
