Prólogo

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13 de noviembre, del dos mil seis.

Elena:

Es un viaje, todo va a salir bien—, me repetía a cada momento en mi mente.

Desde que salimos del aeropuerto tengo un mal presentimiento, esos que sientes una punzada en tu pecho, como si algo malo fuera a pasar, así me siento yo.

Le comenté a, Gonzalo mi esposo, hacerca de como me siento, pero el solo me dice que estoy loca. Le encanta llevarme la contraria, soy su esposa debería de escucharme. Me duele demasiado el pecho. Temo a que sea la presión arterial que tengo alta, no quiero ir al hospital, no ahora, solo tengo que tranquilizarme y seguir esperando el auto de mi esposo. No hay escapatoria, la única está a mil kilómetros de aquí, según mi hijo tiene todo controlado de donde el está. todo está saliendo a la perfección, por ahora.

Pero conozco este presentimiento y se que nada estará bien.

—Abuela, tengo hambre—. Mi nieta, a cada rato me dice que tiene hambre y me siento muy mal. Uno el adulto puede aguantar, pero una niña de diez años no puede aguantar tanto.

Hijos de..., ¿como pueden amenazar así a mi familia?. Si se trata de mi nieta yo la cuidare hasta el final.

—El auto llega en quince minutos—mencionó Gonzalo, lo noto nervioso. Lo conozco perfectamente se que está ansioso.

Somos dos personas mayores claramente estamos propensos a qué en el futuro nos dé una enfermedad por dicho estres o realmente ¿habrá futuro para nosotros dos?

Mi niña se está quedando dormida, Gonzalo no aguanta ya su peso realmente ¿Porqué le ocurre esto a mi familia?.

Dinero. Maldito dinero.

¿Como un socio puede amenazar así?, le dije a mi hijo no confíes en esos que dicen ser tus amigos, socios, hermanos, porque al final te entierran una espina en el corazón. Pero típico los hijos no escuchan a sus padres. ¿Cuando un hijo escucha a sus padres cuando le dicen alejate de esa persona?. Mi hijo no entendió y, es uno de esos.

—Siento mis pies arder—mencioná Gonzalo, apoyándose de la pared.

—Yo tengo ese dolor en el pecho, Gonzalo—exclamé, el dolor está cada vez más fuerte.

—No seas una exagerada, Elena.

Un auto viene a toda velocidad, Gonzalo revisa el papel que lleva en su mano, y ve que si es la placa del auto que viene a toda velocidad.

El auto se estaciona frente de nosotros y se bajan dos sujetos uno de ellos le quita a mi nieta de los brazos a mi esposo.

—Entre al auto, señora no queda tiempo ya vienen.

Subo en la parte trasera del auto, mi nieta la colocan en mis piernas, a mi esposo le colocan un chaleco antibalas y me iban a colocar uno pero negué

—No, ponselo a la niña—el sujeto dudo un segundo y se lo coloco a mi nieta.

Mi esposo me ve y niega.

—¿No hay otro chaleco?—Preguntá mi esposo preocupado.

—No, señor solo hay dos—responde el que va en asiento copiloto.

—Ey, mi niña levántate—le susurré en el oído a mi nieta.

Ella se queja.

—Dejala dormir está cansada. Ten ponte el mio—me dice mi esposo y me da su chaleco pero niego.

—No Gonzalo. Póntelo tú ese chaleco tiene las armas, es muy pesado para mí.

No quiero discutir con el tema de quién se va poner chaleco solo quiero salir de este país y listo.

—El presidente, está enterado de todo. Los guardias no harán alcabalas—mencionó uno de los sujetos por radio.

Mi esposo me miró y tomó mi mano.

—Todo va a salir bien.

Mi corazón está más acelerado de lo normal.

—Señor, cojan el camino de la izquierda, están cerca—dice una voz en la radio—. Nosotros vamos a unos kilómetros detrás de ustedes. El dron los está vigilando.

El sujeto acelera el auto. Abracé a mi nieta. Los dos sujetos cargan sus armas y apuntan hacia la ventanilla.

—Ey.. mi niña levántate—. Trato de despertar a mi nieta—. Ey, vamos levántate..

—Señor, estan a varios metros pónganse en posición— vuelve hablar aquella voz por la radio—. Vamos en tres.. dos.. un..

Un estruendo hace que suelte un grito aterrador.

El auto comenzó a dar vueltas, el chófer está sangrando y los demás sujetos disparan. Mi niña todavía sigue dormida.

—Kim. Kim. Kimberly. Vamos despierta. ¡Kim!. ¡Kim!

Otros estruendo se hace presente mi marido se lanza sobre nosotras y comienza a disparar, otro auto está chocando el de nosotros.  Mi cabeza duele demasiado y mis manos sangran, mi nieta está aterrada llora del susto.

Otro estruendo, hace que el auto de un giro y comience a rodar.

Siento mi cabeza doler con fuerza busco a mi nieta y está fuera del auto tirada en el suelo. Mi esposo tiene la pierna atascada y los dos sujetos  que iban con nosotros, están muertos.

Los sollozos de mi nieta me tranquilizan a pesar que ya no tenga fuerzas para continuar, ayudo a mi esposo y esté sale rodando del auto, siento unas ganas de vomitar inmensa y solo escupo sangre, mi corazón está acelerado.

Mi esposo, está fuera del auto pero veo dos sujetos acercarse a ellos, uno de ellos se acerca a mi nieta y le apunta, y el otro agarra por el cuello a mi esposo, que ya no tiene fuerza para continuar. El auto está apunto de explotar y se que no voy a poder salir porque también estoy atascada. Me ruedo para coger la pistola del sujeto que está muerto y con esfuerzo la agarro.

Apunto al sujeto que le apunta a mi nieta ella está llorando y y sin pensarlo dos veces disparo. También le disparo al que tiene a mi marido. Pero el auto está empezando a arder y toso un par de veces. Mi marido corre para venir a rescatarme y mi nieta se acerca.

—¡Corre!.—grito, con todas mis fuerzas.

Otro estruendo se hace presente y es ahí donde pierdo el conocimiento.




Nota del autor:

Holiss, gracias por leer❤️, al principio no entenderán, pero se que en los capítulos lo harán.

Beshoss💋. Att: Dai.

Una Melodía©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora