CAPÍTULO 3: EL EXAMEN DE CAZADOR

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Pov Roy

Finalmente habíamos llegado a ciudad Zaban. Jamás había visto una ciudad así, era muy distinta a mi ciudad natal. Sin lugar a dudas desde que había salido del país del sol (como era conocido) no me había dejado de maravillar por lo increíble que era el mundo. Las casas tenían una arquitectura distinta, las ropas, las costumbres de las personas... todo me fascinaba.

Después de haber llegado a la ciudad, los Kirikos se marcharon de vuelta a excepción del hijo, quien nos iba a guiar hasta el lugar exacto del examen. Para llegar, estábamos cruzando la plaza principal de la ciudad, en la que estaba el marcado. Me encontraba muy entretenido viendo un expositor repleto de figuritas de arcilla. Llamándome la atención una de un pájaro; era precioso. A Cyra le encantaban los pájaros, siempre me decía que, si fuese un animal, querría ser un ave para volar libre. Incluso, cuando estábamos a solas, me solía llamar "pajarillo", porque decía que yo no había nacido para estar atado a las normas, sino para volar sin ataduras.

—¡Roy, vamos, que perderemos al resto de vista! —me apresuró Gon, quien se había quedado también embelesado mirando un puesto de comida, tomando mi mano y empezando a correr para alcanzar el resto.

Llegamos con nuestros amigos, miré la figurita todavía en mi mano y después al puesto de venta. El dueño no parecía haberse percatado de que le acababa de robar por accidente. No me gustaba robar, pero tampoco podía volver sobre mis pasos y devolverle la figurita. Tal vez cuando el examen terminase iba a volver y le dejaría el dinero.
Guardé la figurita en mi mochila.

El hijo Kiriko nos llevó a otro lazo de la enorme plaza, entramos en una calle y después de unos minutos caminando nos detuvimos frente a un enorme edificio espectacular. Lo miramos anonadados, un poco intimidados por la magnitud de aquel lugar que, muy posiblemente, decidiría nuestro futuro.

—Aquí es...—empezó Kurapika.

—Donde acuden aspirantes a cazadores... —siguió Leorio.

—De todo el mundo... —concluí yo.

—¿Así se sintió mi padre? —se preguntó a si mismo Gon.

—¿A dónde miran? —preguntó el hijo, llamando nuestra atención. —Es aquí.

Miramos dónde señaló el hijo, dándonos cuenta que no se estaba refiriendo al edificio que se pensábamos, sino a un restaurante medio ruinoso pegado justo al lado.
Debías estar jodiendome...
Entramos en aquel local, e inmediatamente el olor a comida entró en mis fosas nasales. La verdad es que olía delicioso y la boca se me hacía agua.

—Bienvenidos. —saludó el cocinero detrás de la barra, terminando de cocinar algo tremendamente delicioso.

—¿La habitación de atrás está libre? — preguntó el hijo.

Vi al cocinero tensar su cuerpo y mirarnos de manera sospechosa.
—¿Qué vais a querer?

—El plato combinado de entrecot que te deslumbra la vista, para cuatro personas . —respondió el Kiriko.

—¿Y cómo quieren que lo cocine? —volvió a preguntar, una vez más, más perspicaz por la respuesta.

—Asado a fuego lento hasta que esté en su punto, por favor.

Miré aquella conversación y en la postura de los dos hombres. Aquel lugar no tenía sentido, ¿aquí se reunían los aspirantes de todo el mundo para convertirse en cazadores? Era un lugar muy pequeño. Además, ¿porque pedía tanta comida y porque todas aquellas preguntas?
Oh... casi me sentí estúpido cuando me di cuenta de que este no era el lugar principal, sino más bien la entrada secreta al lugar verdadero. Y que para acceder y no pasar por simples clientes, estaban usando contraseñas.

HUNTER X HUNTER (Killua x oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora