Su espalda punsaba de dolor y la vista la tenía nublada haciéndolo ver sombras. Sacudió su cabeza para aclarala, no recordaba como había terminado así. Las sombras comenzaron a tomar forma después de que parpadeara. Estaba en una habitación sucia, con las paredes descoloridas y un olor a humedad que le se le clavaba en la garganta. Le pareció ver bichos moverse por una esquina. Había muy poca iluminación, giro la cabeza hacia la fuente de luz que resultó ser sólo una pequeña ventana por la cual se filtraban los rayos de luna. Estaba en un sótano.
Liu Woods trató de hablar, pero algo sobre su boca se lo impedía, era duro y se sentía frío, se envolvía de forma fuerte y su mandíbula comenzó a doler, pensó que se le saltarian los dientes. Se movió en su lugar, pero el equilibrio le jugó en contra y terminó por caerse de lado. Chillo por el dolor de su espalda durante un momento, hasta que el sonido seco de un golpe lo distrajo de su dolor.
Una puerta había sido abierta, y alguien arrojó un bulto que cayó atrás de él.
— Estúpido larguirucho — escuchó refunfuñar a sus espaldas, la voz inconfundible de se hermano.
Jeff de removió un momento hasta que consiguió sentarse aun con las manos atadas a la espalda. Reconocía a la figura de su hermano pero decidió ignorarlo, no sabía como hablar con él. Después de todo pensaba que estaba muerto. Decidió que esperaría a que Slenderman apareciera, supuso que el ente tenía cosas que aclarar con él. A pesar de que el miedo recorría una parte de su cuerpo estaba ansioso por volver a repetir, aunque la idea de terminar sangrando no era demasiado atractiva.
Miro todo la habitación con ojo crítico hasta detenerse en otra figura más pequeña que él, achico los ojos para enfocar mejor sin ningún éxito y suspiro. La ansiedad comenzó a recorrer su cuerpo y su pierna comenzó a moverse de arriba abajo con velocidad. Pasaron minutos o tal vez horas hasta que la puerta se volvió a abrir dejando ver la alta figura entrando al sótano en el que sorprendentemente cabía. El de la sonrisa enarco una ceja hacia él.
— ¿A dónde fuiste? — pregunto sin detenerse a pensar.
— Alguien estaba afuera...y no confío en ti así que te encerré aquí.
— Bicho listo. — pensó Jeff y observo pacientemente mientras Slenderman sacudía uno de sus tentáculos donde tenía la cabeza de una niña empalada por la boca.
Esa misma extremidad se lanzó hacia él y le hizo girar el rostro por el golpe, su mejilla comenzó a pulsar y estaba seguro de que tendría una marca roja en breve; se volvió hacia el ente de forma brusca dando un doloroso tirón a los músculos de su cuello y lo miró frunciendo el ceño.
— La comunicación funciona en ambos sentidos. — la gruesa voz pareció gruñir en su cabeza y se reprendió mentalmente por el escalofrío que eso le causo.
— De acuerdo. ¿Señor bicho esta mejor para ti? — Jeff pregunto con burla.
Liu pensaba que su hermano se volvió loco definitivamente, aquel ser no había pronunciado ninguna palabra y no veía que tuviera boca, y aun así Jeff mantenía una conversación con él. La figura de Jeff fue alzada delante de él cuando aquel ente lo tomo entre sus manos largas y lo estrujo. Los finos quejidos de su hermano le calaron hondo. Su mente se aclaró en ese instante. No podía matar a su hermano, era la única familia que le quedaba...y no se quedaría quieto mirando como esa cosa lo asesinaba. Trato de decir algo y se removió en el suelo, llamando la atención de ambos asesinos que se giraron hacia él. Slenderman soltó a Jeff que cayó de una manera poco elegante.
— Los mato primero. — Slenderman se giró hacia Liu y extendió una de sus apéndices hacia él.
El homicida cerró los ojos y comenzó a desear que su muerte fuera rápida, no quería pensar en las torturas que se le ocurrieran a ese deformado ser. Espero lo que le parecieron horas, sin embargo ningún tipo de dolor le recorrió el cuerpo, temblando abrió los ojos solo para descubrir la figura de su hermano delante de él, aun con las manos atadas a la espalda. Los tentáculos se detuvieron a centímetros de su cuerpo, como si temieran dañarle. Irónico, pensó Jeff. Pero él seguía ahí, aun aunque no supiera porque lo hacía. No es porque su hermano fuera un dulce con él cuando recién se encontraron.
— Los recuerdos. — decidió su mente por él. Aún estaban en su cabeza los recuerdos, arraigándose con raíces profundas. Las veces en las que durmió con él porque le tenía miedo a su padre, o cuando había una tormenta y los deseos de salir lo consumían. Liu había soportado mucho por él, y aun así, nunca lo escucho quejarse o decirle que le molestaba y mejor desapareciera. Sí, lo hacía por eso y no había marcha atrás teniendo a Slenderman delante de él. — Mejor matemos a la mujer...juntos.
La palabra fue extraña para él, no le gustaba matar acompañado, no era lo mismo. Pero aun así no podía dejar de pensar en ella. Jeff sintió una mirada atravesarle, Slenderman no tenía ojos, pero los sentía, estaban quemando todo su interior como si tuviera gasolina en vez de sangre. Soltó el aire que estaba conteniendo cuando un tentáculo acarició su mejilla, despacio y suave, casi como si temiera que se alejase de un momento a otro. Jeff lo tomó entre sus manos y lo acaricio de vuelta. De alguna forma se sintió mimado solo por ese simple gesto.
Lo entendió... ya es completamente nuestro.
— De acuerdo. — totalmente dominado ante las voces, Slenderman asintió. Le gustaba ese chico y la forma que tenía de desafiarlo. Ni si quiera sus proxys se atrevían a levantarle la voz por miedo, y este chico, que de seguro era menor que ellos simplemente se paraba en frente de él y decía sus comentarios sarcásticos.
Ambos caminaron hacia un bulto apoyado en la otra punta de la habitación, Slenderman la tomó entre sus tentáculos y la llevo a donde había iluminación, para que su compañero no se perdiera nada del espectáculo. Jeff por un momento pensó que terminarían pelándose porque no podrían hacer el trabajo juntos, sus formas de asesinar eran demasiado diferentes. Slenderman mataba rápido si la víctima en cuestión estaba cerca de él-aunque le divertía corretearlas por el bosque como un depredador- pero Jeff the Killer disfrutaba de ver el agonizante dolor en los ojos de sus víctimas y casi podía bailar con sus gemidos lastimeros; para su sorpresa ambos se adaptaron bastante bien a la forma del otro, mientras Jeff le decía cosas mordaces a Jane, Slenderman le cortaba la respiración, así su compañero peli-negro podía observar cada mueca y lagrima. Jeff pensó que era la mejor muerte que había presenciado, porque no necesitaba decirle a Slenderman lo que quería que hiciera dado que este lo sabía por su conexión.
Secretamente el ente estaba feliz de complacer a Jeff, sabía que esto tendría su recompensa.
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Capítulo corto, no me maten D: fue para lo único que aguanto mi mente. Como sea, tuvimos unos cuantos progresos entre nuestros sexys asesinos ;) Esto es importante para la historia.
En el próximo habrá lemon, ya lo deben de estar oliendo(? ¬v¬
Dejen un voto o un cometario, si me quieren motivar dejarán los dos ;)
Siempre Suya. Kiryuu Liliath.
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The blood and us
RandomAmbos son monstruos para muchos, asesinos para otros pocos, sin embargo, bajó su perspectiva, ellos sólo se divierten, les causa gracia la manera en la que sus víctimas huyen de ellos aunque saben que es imposible. Eso claro, cuando están separados...