Ｈｉｍ ᵃᶰᵈ ℐ ||ᶜʰᵉʳʳʸ

ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ Ⅳ

ᵉ́ˢᵗᵒ ᵉˢ ᵘⁿᵃ ᵖᵉᵠᵘᵉⁿ̃ᵃ ᵃᶜˡᵃʳᵃᶜⁱᵒ́ⁿ, ˢⁱ ᵉⁿᶜᵘᵉⁿᵗʳᵃⁿ ᶜᵒˢᵃˢ ʸ ʰᵉᶜʰᵒˢ ᵠᵘᵉ ⁿᵒ ᶜᵒⁿᶜᵘᵉʳᵈᵃⁿ ᶜᵒⁿ ˡᵃ ᶜʳᵒⁿᵒˡᵒᵍⁱ́ᵃ ᵈᵉˡ ᵃᵛᵃⁿᶜᵉ ʰᵘᵐᵃⁿᵒ ᵉⁿ ᵉˡ ᵐᵘⁿᵈᵒ ʳᵉᵃˡ, ʳᵉᶜᵘᵉʳᵈᵃ ᵠᵘᵉ ᵉ́ˢᵗᵒ ᵉˢ ᶠⁱᶜᶜⁱᵒ́ⁿ, ʸ ⁿᵒ ᵗᵒᵈᵒ ᵗⁱᵉⁿᵉ ᵠᵘᵉ ˢᵉʳ ˡᵒ́ᵍⁱᶜᵒ ˢᵉᵍᵘ́ⁿ ⁿᵘᵉˢᵗʳᵒˢ ᶜᵒⁿᵒᶜⁱᵐⁱᵉⁿᵗᵒˢ, ᵖᵒʳᵠᵘᵉ ˢᵒⁿ ˡᵃˢ ˡᵉʸᵉˢ ᵈᵉ ᵒᵗʳᵃ ʰⁱˢᵗᵒʳⁱᵃ ʸ ᵈᵉ ᵒᵗʳᵒ ᵐᵘⁿᵈᵒ. ᵇᵉˢᵒˢ♡

ⁱⁿ ᵗʰᵉ ˢⁱˡᵉⁿᶜᵉ ᵒᶠ ʰᵒᵐᵉ

   

   El silencio de casa se hacía uno con el desamparo gélido tras cada puerta, un plato sobre la mesa que perdía calor a cada segundo, la comida intacta y todo en el mismo lugar desde que se había servido; Harry no tenía apetito alguno, jugaba con sus dedos por debajo de la mesa, con la mente llena de pensamientos, cuestiones que consternaban su capacidad de reacción y noción del espacio. Ya había pasado una semana desde que Mei Ying le confesó lo que Cheng había hecho, y durante todos esos días se había ausentado a clases. Estaba asustado, no quería revivir los momentos más difíciles de su vida, y mucho menos convertirse nuevamente en su propia decepción.

Todo su cuerpo estaba frío, la punta de su nariz enrojecida y su cabello sujetado por una pequeña diadema de color negro; Llevaba bastante tiempo sin asistir a una peluquería, pero tampoco pretendía hacerlo, le agradaba el largo de su cabello. Sus manos tiritaban un poco y sus pies–los cuales no llegaban a tocar el suelo–Se mecían paralelamente. Sus dedos estaban heridos, él mismo los lastimaba, pellizcandolos o arrancando pequeños pedazos de cutícula. El contorno de sus ojos estaba irritado y de un rojo fuerte, a comparación de su pálida piel.

Una brisa helada se coló por la ventana, moviendo las cortinas a su paso, escabullendose por debajo de la mesa hasta colisionar con los delicados pies del menor. Todo su cuerpo era bastante sensitivo, el frío generó un escalofrío que lo recorrió por completo hasta llegar a la punta de su nariz, generando ardor y un lagrimeo en sus ojos. Su cabello se erizó y sus pies se tensaron, curvando sus dedos hacia dentro. Lo hizo atender al momento, miró hacia sus lados y luego a la comida fría, que le generó asco al verla, el viento llevó su aroma hasta su olfato, causándole náuseas. Tapó su boca y con su otra mano empujó el plato al centro de la gran mesa, se puso de pie y corrió al baño; Hizo lo que su reflejo nauseoso le exigió, hasta tener el estómago completamente vacío. Sintió aún más asco al hacerlo y ver lo que su cuerpo había expulsado, y lo repugnante del sabor amargo que se posaba en su boca. Se puso de pie con lentitud y apretó del botón para descargar el retrete. Se acercó al lavabo a cepillar sus dientes, usó todas las herramientas de higiene bucal que habían, hasta hacer sangrar sus encías.

Salió del baño, cerrando la puerta detrás suyo. El sonido de sus pies descalzos apoyandose en el suelo frío con cada paso resonaba en la casa. Regresó al comedor a levantar su plato de comida y desecharla para que nadie supiera que no había dado ni siquiera un bocado, dejó los trastes sucios en el lavavajillas y se resignó a encerrarse en su cuarto una vez más, justo como había hecho durante toda esa semana. Mentalmente estaba cansado de ese patrón decadente, pero su cuerpo no tenía las fuerzas ni el valor de romperlo y crear algo más sano, y su mente tampoco.

Tampoco tenía razones para esforzarse, nadie más que Martin lo habían notado decaído, pero por supuesto que su mayordomo no tenía el derecho de preocuparse, o eso era lo que sus padres decían, quienes jamás se habían detenido a preguntarle a su joven hijo si algo andaba mal. Si nadie lo hacía, no podía esperar hacerlo por sí mismo.