ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ XIV

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ᶜᵒᵖᵒ ᵈᵉ ⁿⁱᵉᵛᵉ

  Las decisiones, el reto más difícil para el copo de nieve que se deshace en las manos flamantes del fuego que lo aprisiona. ¿Por qué podría ser eso difícil?....porque entre elegir si fluir como el agua o evaporarse, no existía punto medio. La decisión era un punto sin retorno, o un bucle exhaustivo de patrones que discrepan con la naturaleza visual de ese frío y desamparado copo de nieve.

Harry era muchas cosas, la estrella fugaz más brillante de la vía láctea o el copo de nieve más geométrico y fresco de la Antártida. Pero en sus dos formas, él no representaba nada más que sueños desamparados.

  Mientras miraba a Cheng con ojos humedecidos, le pasaban por la cabeza las miles de cosas que había vivido en su pasado. Lleno de temor, sus labios, piernas, pupilas y manos tiritaron. No por miedo a la persona que tenía en frente, sino a lo que ella representaba: Abuso.

Aquel provecho que personas crueles habían sacado de él, de sus lágrimas, de sus chillidos y de su temor. Personas que, aunque físicamente ya no estaban allí, en la mente de Harry siempre estarían presentes. Y más ahora, que en la oscuridad de los ojos furtivos que exponían su alma se veían como el espejo que refleja rostros enajenados de un tormento que ya había cesado.

Le robaban el aliento, porque mientras su cabeza se empeñaba en procesar y sobrepensar cada escenario posible y los pros y contras de la decisión que llegase a tomar, desde los hombros para abajo su cuerpo se dedicaba a regular sus emociones. Un corazón bombeante, extremidades temblorosas, espasmos que lo hacían contraerse internamente.

El punto de ebullición se encontraba en su vientre, llevándolo a estremecerse hasta perder parte de su fuerza corporal, e incluo espíritual. No era una sensación agradable, lo hacían querer vomitar magma desde las entrañas. Era horrible, la incapacidad de valerse por sí mismo en éste momento lo mataba.

Toda su vida había sido rotundamente capaz de ser independiente, eso era exactamente para lo que su madre lo había criado. Enseñándole a cocinar, limpiar, cuidar su imagen, su salud, su higiene....Y ahora aquí, dejándose reducir por un chico en su propia casa.

  Quitó sus manos del pecho de Cheng y agarró el antebrazo de la mano que lo ahorcaba, clavándole sus uñas. Lo miró, aún con incertidumbre. Pero, si bien sus ojos de ciervo no asustaban a nadie, expresaban millones de emociones. Y lo gracioso era que a personas como Cheng lo que más las asustaba era eso, emociones.

¿Sí?...¿Tú vas a protegerme? Comenzó—. Pero...¿Quién va a protegerme de ti? Interpeló eufórico

En un principio Cheng cambió su expresión a una de sorpresa y confusión, frunciendo el ceño. Cerró los ojos y bajó la cabeza, soltando lenta y delicadamente el cuello de Harry. El rubio mantuvo sus manos en su propio pecho, mirándolo expectante.

Pasados unos segundos, Cheng se echó a reír, en un tono bajo y atrevido. Levantó la cabeza y volvió a mirar a Harry a los ojos. Los suyos se enchinaron, inevitablemente por su gracia. Harry se sintió desconcertado, sin entender cuál era el chiste.

El mayor de un instante a otro ya tenía nuevamente su mano en el cuello de Harry, pero ésta vez usó su otra mano para tomarlo también de las mejillas, apretándolas. Por suerte, estaba muy lejos de sus planes lastimarlo, sólo era parte de él reducir a las personas.

¿Ajá?...¿Así te gusta jugar, rubio? Sus susurros eran pícaros y maliciosos. Y mientras lo hacía, elevaba a Harry, hasta tenerlo de puntillas.

Him ᵃᶰᵈ ℐ ||ᶜʰᵉʳʳʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora