ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ XXIV

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ˡᵃ ᶜᵃʲᵃ ᵈᵉ ᵖᵃⁿᵈᵒʳᵃ

  Los cofres están hechos para guardar desde la más pequeña moneda de oro, hasta el más grande secreto jamás antes visto.

Como la caja de Pandora, aquella que ahora estaba en manos de Harry.

Bajo una espesa capa de inmadurez y cobardía, aquel niño seguía siendo lo suficientemente capaz de guardar un secreto.

No...

"Veo mi propia necesidad en tus ojos"

Tu secreto está a salvo conmigo...

"Y no puedo decirte que no..."

   No sabía qué era lo que había en los ojos de Cheng que provocaban pavor en él. Pero no miedo de Lu, sino miedo de no tener a Lu.

Como si Cheng no necesitara de nadie pero a la vez sí, o simplemente así se reflejaba Harry en él.

Gracias, rubio.

Solo un agradecimiento. ¿Qué era lo que agradecía realmente? ¿El hecho de que Harry accediera a guardar el secreto? ¿O que no lo juzgara por tal verdad?

Lo que fuera, Harry también estaba agradecido. Ambos dejaron de mirarse, y se quedaron callados por largos segundos, cernidos por una infinidad de sentimientos.

Quizá finalmente era el momento.

Entonces...¿Ésto significa que...somos amigos? Es decir, ¿realmente amigos? Preguntó, tímido.

Quería ser de ayuda, quería asegurarse de que, sin importar la situación, podría abordarla correctamente.

Cheng lo miró inexpresivo, hasta que luego soltó un suspiro de risa.

Sí, somos amigos, rubiecito.

El rostro de Harry se iluminó como mil estrellas, y una sonrisa inocente expresó cuánto lo alegraba oír tal confirmación.

Su primer amigo.

   Claro que no era el momento correcto para expresar dicha felicidad. Tenía que ser serio.

Se lo exigió a sí mismo, y así fue. Su rostro volvió a ser compasivo, mientras se sentaba un poco más cerca de Cheng. 

¿Quieres hablar de eso conmigo? Preguntó, de forma entrecortada y con un tono tan suave que apenas podía escucharse

Cheng ladeó un poco la cabeza, y esbozó una sonrisa irónica.

Ya lo hice Murmuró con indiferencia

Quiero decir..-

Sé exactamente lo que quieres decir. Lo detuvo, antes de que el rubio tuviera que rogar un poco más.

Cheng volvió su mirada a las manos de Harry, las cuales jugaban con su camiseta.

¿Crees que voy a llorar? Preguntó, inquisitivo

Harry lo miró apenado

No, para nada...no es-

No siento pena ni culpa, Harry.

Him ᵃᶰᵈ ℐ ||ᶜʰᵉʳʳʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora