Primer día de clases, ¿Cómo describiría el primer día de clases? ¿Soledad? ¿Felicidad?
Es un asco, seguramente sería la respuesta de todos, o la mayoría. Es un poco molesto, se terminan las vacaciones y todo lo relacionado con eso. Empiezan las obligaciones, exámenes, deberes y despertarse pronto.
Yo pienso que es una forma de salir de casa, aunque te toque soportar a la gente.
Es una forma de ahogarte en una preocupación académica, llena de estrés, ¡Yupi!
Bajé del bus con un suspiro, mirando a mi alrededor. Estaba diferente a la última vez, ya que estaba lleno de gente. Me dirigí hacia las puertas de la escuela, pasando a través de ellas.
Miré la agenda en mi mano, ahí llevaba toda la información que necesitaba. Aula 140. Ahí debía de ir a primera hora. Caminé buscando el aula, mirando los carteles. 110, 115...
Subí al piso de arriba, miraba los carteles, hasta que encontré mi aula.
Entré, analizándolo todo. Había varios grupos reunidos, que hablaban y reían.
Me senté en una silla, dejé mi mochila y esperé.
Cuando una mujer entró al aula, debía tener unos 30 años e iba con las llaves colgadas en su cuello.
-Bien, nos vamos sentando, por favor.
Miré a mis compañeros, que se sentaron, aunque algunos siguieron murmurando.
-Mi nombre es Sandra, seré vuestra profesora de lengua este año y tutora.
Hizo una pausa mirando a cada uno de nosotros.
-Veo alguna que otra cara conocida -comentó-. Vamos a hacer algo, vais a ir uno en uno y diréis nombre y algo que os guste hacer.
Hablaron algunos compañeros, hasta que me tocó a mí.
-Mi nombre es Max y me gusta hacer boxeo -dije, queriendo acabar rápido.
Algunos susurraron cosas entre ellos, cosa que me molestó.
Cuando las primeras clases terminaron, las cuales no hicimos nada más que presentarnos. Me dirigí al patio con mi almuerzo en mano y miré por él.
Vi una mesa de madera, había unas cuantas más esparcidas por el patio. También había una cafetería, la cual sólo había visto el día de puertas abiertas.
Me acerqué a la mesa y me senté en ella, empezando a comer. Unos minutos después, un grupo de chicas se acercaron a mí. Creo que las había visto en clase, la primera.
Se acercaron del todo a donde yo estaba. Las miré con desconfianza.
-Hola -saludó.
Saludé de vuelta.
-¿Eres Max, verdad?
Asentí con la cabeza. Se miraron entre ellas.
-Nos preguntamos si querrías pasar con nosotras el receso.
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Contra las Normas
RomanceLa rabia que sentía dentro la reflejaba en los demás, como si de espejos se tratara. Superar, olvidar y aprender. Tres palabras, solo eso. Max es obligada a rehacer su vida completamente, después de que su padre consigue trabajo en otra ciudad. Deja...