Capítulo 4

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Desperté agitada, recordé lo que había soñado y deseé olvidarlo de golpe, aún no había salido la luz del sol, por lo cual todo estaba oscuro

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Desperté agitada, recordé lo que había soñado y deseé olvidarlo de golpe, aún no había salido la luz del sol, por lo cual todo estaba oscuro. Respiré hondo y traté de calmarme.

Todo había sido una pesadilla, solo eso.

Me senté en mi cama, me pasé una mano por la cara y miré la hora. Por suerte casi era la hora para que sonara el despertador, porque no iba a poder dormir más.

Me levanté sin mucha prisa y fui al baño, todo sonaba demasiado, porque había mucho silencio en casa.

Fui a la escuela sin muchas ganas, a primera hora no tocaba optativa, al menos no iba a estar sola, algo bueno.

—¡Hola, Max! —Me saludó Sophia.

Le respondí el saludo con la cabeza.

—¿Cómo estás? —Se sentó a mi lado, arrastrando una silla aleatoria.

—Bien —le sonreí.

Ella asintió con la cabeza y pareció pensar un rato.

—Oye, tenemos un grupo y me preguntaba si querías unirte.

Me lo pensé, un grupo, no tenía por qué tener miedo a hacer amigas, pero por alguna extraña razón había algo que me empujaba hacia atrás.

Aparté el miedo de mí y asentí con la cabeza.

—Claro.

Sacó su teléfono y yo hice lo mismo, seguido me pidió mi número de teléfono, el cual le pasé.

Me sonrió, cuando me metió en el grupo y me miró.

—¿Amigas? —Me ofreció su mano.

Amigas...

—Amigas —Asentí, aceptando su mano.

Después de eso entró la profesora por la clase e indicó que nos sentaremos en nuestros lugares.

Sophia, antes de todo, se levantó y le contó algo a sus amigas, que no pude escuchar.

Luego me indicó que me sentara a su lado y eso hice. Nos pasamos la clase hablando y riendo. Conocí mejor a las otras dos chicas. La alta, rubia, se llamaba Ruth. Y la otra, morena, un poco más bajita que Ruth, se llamaba Lissy.

—El otro día se me acercó un chico guapísimo a hablarme.

Sophia abrió su teléfono y nos enseñó una foto de él.

Empezaron a discutir si era guapo o no, mientras yo miraba todo con una sonrisilla.

—¿Tú qué piensas, Max? —me pidió opinión Ruth.

Todas me miraron esperando una respuesta.

—A ver, no es feísimo, pero tampoco es el más guapo que he visto.

Contra las NormasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora