A veces la vida no puede ser más.. especial, si es que no buscamos ofender a nadie.
A veces la vida no sabe lo que le conviene cuando ve que la decisión que tomó fue la errónea.
Y a veces, la vida tiene que obligarte a cambiar.
Al menos la mía, no tengo idea de si este también es el caso de muchos. No tengo idea de si muchos han notado esto. Y no tengo idea de si esto seguirá como está.
«Just like Heaven» se reproducía en mis auriculares, se reproducía por mis oídos y se mantenía ahí. Porque, dios, The Cure no podía ser mejor banda.
Mi top artistas favoritos sería el siguiente, de hecho:
1. Depeche Mode
2. Pet Shop Boys
3. INXS
4. The Cure
5. RadioheadY claro, podía seguir nombrando a más grupos, pero por el momento este sería mi top 5. Por el momento, estos serían los que me alegrarían el día en un mal momento. Por el momento, estos me sacarían una sonrisa o se sentirían como un abrazo, en el momento indicado.
Y por el momento, parecían estar haciendo su trabajo, aunque dada la situación, esta no parecía importarme ni un cacahuate. Al parecer estar en la sala de espera de la directora no era el fin del mundo como mi yo de 10 años alguna vez creyó que sería. También sabía con exactitud que algún día llegaríamos a esta situación, de alguna u otra forma.
¿Necesito dar contexto sobre esto?
Todo empezó con el beso que estaba compartiendo con un patán. ¿Por qué? porque la raíz humana es tan imbécil que no escucha cuando alguien niega lo obvio. Además, este beso era como los otros besos de todos los días, nada de que presarle atención. Aclaro que esto es en contra de mi voluntad y en realidad esto terminó pasando por un idiota que no conocía hasta pocos meses. En este momento, mis labios se encontraban sellados por Jack, mi supuesto novio, capitán del equipo de baseball, super atractivo y cariñoso con las chicas, etc., etc. Este ser humano tiene el derecho de llamarse «supuesto novio» porque en realidad esto no parece ser una relación. No cuando él está presente.
Nos llamamos novios. Usamos esa etiqueta gracias a que nos veíamos tan bien juntos que la gente decidió que era un hecho que nos amábamos. Esa idea era una tontería, pero Jack tomó el primer paso y me besó en una fiesta en la que todos terminaron enterándose. Intenté que todo se aclarara, mi boca se abrió, palabras salieron, pero los oídos de los demás ya se encontraban tapados con pura mierda. Mi madre se enteró de esto más rápido de lo que yo me enteré de esta «relación». Los suyos no parecían estar llenos de toda esa mierda aun cuando intenté explicarle, pero la simple idea de que yo ya no era una virgen antisocial la lleno de esperanza.
Patético.
Era la palabra que aparecía en mi cabeza cada vez que pensaba en ello. Y simplemente no podía no hacerlo. Era lo que era y no podía cambiarlo. O al menos eso pensé, porque cuando las puertas parecían cerrarse, cuando la ignorancia ya había llegado a su límite, y mi boca ya no podía seguirse abriendo y no recibir respuesta a lo que salía de ella, llegó una solución. Llegó el Ángel Gabriel que no esperaba su presencia, pero comoquiera llegó a bendecirme con ella.
Jazmin Silvia, yo, era alguien difícil de confiar en la gente, y al momento de recibir tal noticia, tal noticia que me hizo recordar todas las tonterías vergonzosas qué tuve que hacer para que el universo me escuchara y me ayudara a escapar de un agujero totalmente oscuro y negro, supe que todo valió la pena. Supe que todas esas tonterías hechas en aquellos días, valieron la pena.
La noticia era irreal, era mi deseo de cumpleaños, el deseo qué pedí a las 11:11 p.m., el deseo de la pestaña qué se me había caído, el deseo de los dientes de león qué soplé al encontrarme a uno de estos, y el deseo de la estrella fugaz qué vi una noche mirando por mi ventana. Todos esos deseos habían funcionado, por fin podía tener una mejor vida, por fin podía regresar a donde la vida no era una mierda. A donde todo era sonrisas y risas, a dónde mi corazón pertenecía y mi cerebro se negaba a escuchar. En donde era feliz, en donde no sentía preocupación o el sentimiento de estar agobiada por todo lo que me rodeaba. No, nada de eso importaba ahora. Nada debía hacerlo, nada.
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Cada estrella que he dejado que me conozca
Ficção AdolescenteLa vida cambiaba de tantas formas, tantas que no alcanzamos a enumerarlas todas, pero siempre tenían que pasar las que nunca parecían ser las correctas para nosotros. Jay, o Jazmin, fue una de esas personas. Una de las tantas personas que ya no sopo...