No había manera de cómo iniciar esto, sin embargo, aquí estábamos. Aquí estaba yo. Hablándole a un grupo de personas que me habían juzgado mal, debido a cómo me había comportado aquella noche.
Pero, sí saben que todo tiene una explicación y un por qué, ¿verdad?
Pues, aquí va la mía.
Mi nombre, el cual muy pocos conocen, o al menos eso me gusta pensar, es Yaira Wright. Tengo el nombre más raro y estoy al tanto de eso. Pero también, estoy al tanto de que medio mundo era capaz de odiarme.
Quién sabe, tal vez por mi actitud, tal vez por mi forma de hablar, de actuar, de pensar.. Honestamente no lo sé, y tampoco me detengo a pensarlo.
Soy Yaira Wright, y hasta hace poco, creí que me gustaba Jayson Silvia.
O bueno, que me podría llegar a gustar. Pues tenía en la cabeza la idea de que, si lo intentaba con todas mis ganas, iba a lograrlo. Debido a que Jay, era un hombre perfecto para enamorarse de.
Así que me volví su amiga, aunque claramente me irritaba su presencia desde el día en que me topé con él. Aun así, pasé tiempo con él y estudié todo aquello que él dejaba que yo supiera. O bueno, lo que la demás gente aparte de él mismo podía ver.
Jayson Silvia un enigma, un enigma apuesto, carismático, y realmente interesante de conocer. Tenía en mente que no era mi tipo, o bueno, no tenía con exactitud mi tipo ideal de chico, pero sabía que él no era algo a lo que estaba acostumbrada a ver.
Y, aun así, intenté enamorarme, enamorarme de la idea de ser alguien para él. Enamorarme de la sensación de estar a su lado. Enamorarme del sentimiento que se crearía al ser parte de su vida.
Entonces llegó el día de la presentación, y él confesándose ante mí, no me provocó ni una sensación. Fue algo casual. Algo normal. Un momento sin emoción alguna.
Por eso, aunque fuese otra persona, aunque fuese alguien distinto, aunque no fuese mi amigo, aunque no lo conociera, no lo amaría.
Aún no sé con exactitud el por qué, pero leer en internet me ayudó. O bueno, es lo que pienso creer, porque no estoy de acuerdo con las acusaciones que me dio.
Lesbiana.
Esa había sido la palabra que había usado ese test para describirme.
Y, a decir verdad, no me gustaba. No me sentía lo suficientemente cómoda con esta etiqueta. Honestamente, no me sentía identificada. No me daba miedo, simplemente no era yo. Al menos no que yo estuviese enterada.
Lesbiana era una palabra fuerte. Una la cual se me había hecho referencia solo para insultos. Nada más. Lo cual, yo hacía lo mismo. Usaba joto, maricón, gay, y entre otras más palabras para hacerle burla a la demás gente.
¿Por qué? Seguramente porque desde pequeña crecí con eso. Desde que tengo memoria, mis padres habían utilizado esas palabras para insultar a la gente, por lo que llegue a entender que yo debía hacerlo también.
Obviamente no debía.
Busqué más información. Busqué y busqué hasta llegar a una playlist. Una playlist lesbiana. O al menos eso es lo que decía en el título, porque todavía no había dado click al video para escucharlo. No tuve las agallas para hacerlo. Eso y porque también se quedaría en mi historial de YouTube. O al menos es lo que me dije a mí misma para no escuchar las canciones.
Si somos honestos, sí, tengo miedo. Tengo miedo de convertirme en el insulto de la gente, tengo miedo de volverme el patito feo de mi propia historia aún más. Tengo miedo de eso, y mucho más, pero lo que más miedo me da, es no encontrar aquella persona. Aquella persona a la que actuaría como en las películas, la cual viviría por ella y no podría dejar de mirarla, admirando la belleza que esta poseía.
ESTÁS LEYENDO
Cada estrella que he dejado que me conozca
Novela JuvenilLa vida cambiaba de tantas formas, tantas que no alcanzamos a enumerarlas todas, pero siempre tenían que pasar las que nunca parecían ser las correctas para nosotros. Jay, o Jazmin, fue una de esas personas. Una de las tantas personas que ya no sopo...