Los nervios me mataban, las miradas también, pero, sobre todo, la presencia de esa específica persona, ese pequeña, pero a la vez grande ser humano hacía que quisiera olvidar todo y morir de una vez por todas. Nada de esto lo valía.
El solo de Yaira fue hermoso. Había empezado la presentación con una de las canciones más famosas de todo el mundo, pero por alguna razón, lo había hecho sonar diferente, a su manera.
Nocturne in E Flat Major, Op. 9 No. 2: II. Andante (E Flat Major) fueron los mejores 4 minutos que había pasado en vida, escuchando música.
Yaira no fue la mejor interpretando la canción, ni lo será algún día, más que el dueño de esta, pero dio su mejor esfuerzo. Y lo hizo genial.
La forma en la que Yaira tocaba, la delicadeza y a la vez fuerza con la que lo hacía, era encantadora. Era excepcional, era increíble, era.. simplemente suyo. Era Yaira de quien estábamos hablando, una mujer a quien nadie conocía y no dejaría que nadie lo hiciera. Se quedaría así, sin saber con exactitud lo que ese nombre significaría para muchos.
La música era tranquila, era dulce, al igual que la presencia de ella. Lo cual no daba sentido alguno, porque, Yaira no era tranquila o dulce, ella era agresiva y amarga. Ella era totalmente lo opuesto a lo que estaba queriendo transmitir con música.
Pero, de alguna forma, lo estaba logrando. Aunque a duras penas.
La visión que uno podía tener de Yaira, cambiaría tan pronto uno la mirara tocando el piano. No siempre ha sido así, porque suelo verla cuando quiere tocar para ella misma, no a un público. Por eso, ahora más que nada, es cuando la encuentro en su estado más vulnerable, un estado en el que, aunque muchos ahora ven, gente como yo jamás lo hará.
La música se hizo cada vez más fuerte, aunque este fuese el final, estaba demostrando lo que Yaira era en realidad, pero entonces, terminó, y el público aplaudió. El público aplaudió de tan buen expectáculo. El público aplaudió debido a todos los millones de emociones que estaba sintiendo al ver esa obra de arte. No la mejor, debo de admitir, pero sin duda una de las mejores. Yaira tenía pontencial, y era algo el cual ella debía de aprender a abrazar y aceptar. Tan pronto terminó, ella estaba lista para abandonar el escenario, pero la detuve.
—¿Jay? ¿Qué estás..?
—Hubo un cambio de planes, mi solo irá al final —le dije, al mismo tiempo que la empujaba de vuelta al escenario—. La canción es la misma, tu solo toca. Como lo practicamos.
Yaira parecía estar confundida, y tenía todo el derecho de estarlo, pero ahorita lo importante era presentar una melodía ante el público, una la cual haría que sus bocas se quedaran abiertas por mucho tiempo. «Dance For Me Wallis» comenzó a escucharse tan pronto decidí tocar junto a Yaira, tan pronto el violín se hizo notar, y tan pronto el piano lo acompañó en cada momento de la canción.
La canción era hermosa, la combinación perfecta, y el sentimiento, precioso.
Todo parecía ir como lo esperado, todo parecía ir en orden, todo parecía estar saliendo según lo había imaginado. El público, sin duda sería el más confuso. Se mantenían callados, pero segundos después comenzarían aplaudir de la nada, tan pronto la melodía comenzara a subir de tono.
Amaba este sentimiento, amaba este lugar, amaba esta nueva vida y todo lo que había dejado atrás ya no me importaba, amaba ser yo, y amaba estos nuevos sentimientos, entonces, ¿por qué, aun así, no encuentro lo que todos llaman felicidad?
Intenté mantenerme concentrado, intenté mantener la calma, intenté de todo y nada funcionaba, hasta que escuché mi nombre salir de la boca de alguien.
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Cada estrella que he dejado que me conozca
أدب المراهقينLa vida cambiaba de tantas formas, tantas que no alcanzamos a enumerarlas todas, pero siempre tenían que pasar las que nunca parecían ser las correctas para nosotros. Jay, o Jazmin, fue una de esas personas. Una de las tantas personas que ya no sopo...