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Perla tarareaba una melodía movida pero a la vez suave mientras sus manos amazaban una masa de galletas, la calidez de la tarde de verano, las ventanas abiertas y la brisa fresca  que se paseaba por la cocina era todo lo bueno de aquel fin de semana

Aquella tarde parecía ser tranquila, era semana de su cumpleaños, y su madre había ido de visita. Perla se sentía pacífica, su vida comenzaba a ponerse en orden al fin, había resuelto ciertos problemas con su madre, y todo parecía ir increíble 

Dejo las galletas en una bandeja y las metió al horno,  con algo de dificultad para agacharse, puesto que el gran bulto de su barriga ya no le permitia moverse como antes

Dejo aquello un momento y subió a su habitación, el silencio de la casa no era tan incómodo en aquel entonces, su madre descansaba en una de las habitaciones de huéspedes mientras que su esposo había salido a resolver unos asuntos de su trabajo.

Ese día tenia algo de especial, o algo de desastre, más bien

Entro a su habitación y se acostó en la cama, con su celular en su mano, esperando a que la alarma sonara para ir a revisar el horno

Cuando estaba por encender la televisión, algo en la habitación deshizo aquel silencio cómodo. Al primer momento ella lo ignoro, pero los mensajes y llamadas se hicieron constantes. Observo la mesita de noche y miró el teléfono de su marido, quien casualmente lo había dejado ese día

En las últimas semanas, habían habido ciertos cambios en el comportamiento de él, ella pensaba que se debía a alguna sorpresa o algo parecido, ya que pronto cumpliría los seis meses de embarazo

En aquellos momentos, perla no se podía evitar las ansias de saber, tomó el celular y lo desbloqueo. Él no era el tipo que escondía su celular, pero ciertamente  ella tampoco era del tipo de mujer que revisaba su celular o tenía dudas sobre su fidelidad

Pero quedo fría, helada, cuando  vio aquel último mensaje enviado

"Te necesito, te extraño"

No había entrado a ninguna conversación, pero con solo ver la entrada de mensajes su corazón se rompió

Ese día ella lo perdió todo, paso tantas horas acostada leyendo tantas cosas. Cosas que él jamás le diría a ella, pero que ciertamente tampoco eran cosas lindas

Se sintió, por primera vez en mucho tiempo. Miserable

Se quedo en total silencio, llorando de rabia y tristeza, mientras sostenía el celular en sus manos

Dos horas completas. Viendo a cada mujer, cada mensaje, y cada traición

Allí en aquella cama de la ahora incomoda habitación

-¡perla!, tus galletas se quemaron-. Oyó a su madre decir, perla lo supo porque no bajo cuando los veinte minutos pasaron, y espero a que el horno incendiara la casa con ella adentro

Su Veneno-  young miko Donde viven las historias. Descúbrelo ahora