You're Safe Now

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El mundo está sumido en oscuridad, no oye nada, no siente nada, no ve nada. Vagatha camina por el lugar, intenta tocar alguna pared para orientarse, pero nada, por más que avance, la habitación sigue estando totalmente vacía.

No entiende qué está pasando, ¿Cómo terminó allí? ¿Cuánto tiempo lleva en ese negro cuarto? ¿Dónde están sus hermanas? ¿Qué pasó con el día del exterminio?

Esa última pregunta fue la clave, los recuerdos comenzaron a llegar a ella como balas perforando su cerebro, las imágenes del día del exterminio haciéndose presentes en su mente.

El recuerdo de su castigo por no cumplir su trabajo comenzó a verse reflejado en su cuerpo. Un estridente dolor apareció donde debería estar su ojo izquierdo, podía sentir cómo su espalda palpitaba, la carne viva siendo expuesta a la intemperie.

El cálido líquido empezaba a bajar por su cuerpo, manchándola a ella y al piso, el icor haciéndose presente en cada una de sus heridas. La habitación ya no era totalmente negra, ahora tenía ese macabro brillo dorado decorando la zona.

Vagatha estaba aterrada, no sabía qué era ese lugar, los recuerdos reproduciéndose una y otra vez, el dolor de sus heridas haciéndose cada vez más intenso, el icor saliendo a borbotones. El ángel no soportó más.

Su cuerpo se movió violentamente en la cama mientras dejaba salir un fuerte grito, su ojo finalmente abriéndose.

- Wow, wow, despacio, linda. - Esa voz no la reconocía.

Luego de que se adaptara a la luz, su vista recorrió el lugar. Era una habitación rosa, mayormente decorada por pequeñas calaveras y huesos, podía ver también algunas manchas rojas en los rincones.

Sintió una mano posándose en su hombro, su cuerpo reaccionó de inmediato queriendo alejarse lo más posible del contacto, pero las heridas de su cuerpo no se lo permitieron, cada movimiento hacía que su piel ardiera en dolor.

El ángel temblaba, presa del pánico, lo único que pudo hacer fue retraer sus piernas a modo de escudo, su ojo veía con miedo a la criatura que tenía al lado.

Era una mujer delgada, tenía el cabello muy corto y blanco, su ropa tenía un estilo clásico, el vestido combinando perfecto con la habitación al tener varios tonos de rosado. No había realmente algo raro en su apariencia, hasta que se fijó en su rostro. La sonrisa dejaba ver una larga hilera de afilados colmillos, y sus ojos eran totalmente negros, no había una diferencia entre el iris, la pupila y la esclerotica, casi parecía como si ni siquiera los tuviera, pero la posición de su cabeza le daba a entender que sí la estaba viendo.

- No debes temer, pequeña, no te haré daño. - Contrario a su apariencia, su voz sonaba amable. La mujer ahora se encontraba a una distancia prudente de ella, no queriendo asustarla más de lo que ya estaba.

Vagatha seguía sin entender lo que pasaba, lo único que recordaba era haberse desmayado por el dolor de sus heridas... Heridas causadas por su supuesta novia...

Lute... De verdad la había lastimado, ella... Ni siquiera dudó en atacarla... Había dicho que la amaba y... No podía estar pasando, Dianne tenía razón... Lute no la quería realmente, ella y Adam... La dejaron a su suerte, en el infierno...

¡El infierno! Ahí es donde está... Eso significa que... ¿Ahora era un ángel caído?... ¿Siquiera podía seguir considerándose un ángel? Su halo fue arrebatado de su cabeza, sus alas arrancadas de su espalda, hacía mucho tiempo que había perdido su pureza... ¿Qué había de angelical en ella?

La mujer podía ver que la chica aún temblaba, pero su mirada ya no iba dirigida a ella, parecía perdida, encerrada en sus propios pensamientos. Su cuerpo había perdido tensión, pero la posición de defensa se mantenía; sus heridas podrían volver a abrirse si no lograba calmarla pronto.

Sweet Icor [Chaggie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora