Something To Eat

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Rosie acompañó a Racham hasta Bokassa's Place, el lugar designado para todos los niños de Cannibal Town que habían quedado huérfanos, algunos por culpa de los exterminios, otros simplemente no compartieron el mismo destino que sus padres, siendo ellos los únicos que habían caído al infierno mientras sus padres disfrutaban del paraíso.

Racham le dió un abrazo de despedida a la overlord antes de entrar al edificio, no olvidando prometer que iría a su Emporium al día siguiente para ver cómo seguía el ángel.

Rosie volvió a su hogar, dispuesta a organizar algunos artículos para la venta del día siguiente, pero el ruido proveniente del segundo piso la alteró.

Fue de inmediato a la habitación que había designado para el ángel, un ligera preocupación instalándose antes de abrir la puerta. Cuando tuvo completa visión de la situación, el sentimiento se hizo más fuerte.

Vaggie cubría su boca con una de sus manos, la otra tenía la campana, estaba a punto de llamarla, pero sus arcadas hicieron el trabajo por ella. Su ropa y gran parte de las sábanas estaban cubiertas de vómito y unas cuantas gotas de icor, el excesivo esfuerzo había lastimado su interior.

- ¿Qué ocurrió, pequeña? - Rosie se acercó rápidamente a ella, agradecía haber dejado unas toallitas en la mesa antes de irse.

- No-No lo s-sé. - La mujer la ayudó a limpiar su rostro, convocando después algunos cambios de ropa. - Mi cuerpo... Creo que... Está rechazando los alimentos...

Con ayuda de su magia, se deshizo de todo lo que había sido ensuciado, cambiando los tendidos por unos nuevos y quitando los restos de comida del cuerpo de Vaggie.

Era una situación extraña, los alimentos no estaban en mal estado o mal preparados, la mujer se había encargado de probarlos antes de llevárselos.

- ¿Qué hay de las bebidas? - Solo por si acaso, también convocó un balde, dejándolo al lado de la chica. Vaggie tomó de cada frasco, pero el resultado siempre era el mismo, no lograba mantenerlo mucho tiempo en su boca. - Esto es raro... No deberías tener ningún órgano dañado... ¿Por qué estás reaccionando así?

-... Tampoco... Lo entiendo, esto... Nunca me había... Pasado... - Su garganta estaba muy resentida.

- No te forces demasiado a hablar, querida, veremos qué hacer, ¿De acuerdo? - Realmente no le venía ninguna idea a la cabeza, no tenía conocimiento de la anatomía angelical, y seguro que la chica tampoco sabría mucho de la gastronomía infernal, estaban en ceros. - Dame un segundo, enseguida vuelvo.

Vaggie solo asintió, intentaba recordar si en algún libro mencionaban algo al respecto, cualquier cosa que le ayudara a entender por qué pasaba esto, pero nada, no tenía ningún recuerdo al respecto.

Tampoco era una situación muy convencional, después de todo, el único otro ángel del lugar era el mismo Samael, dudaba que a alguien más le interesara o siquiera pensara en la posibilidad de otro ángel habitando en el infierno, no había por dónde empezar.

Rosie volvió algunos minutos después con el carrito lleno de nuevos platillos y bebidas, junto con otros cambios de ropa, solo para prevenir.

- Muy bien, haremos esto. Aquí traigo más opciones, intenta probarlas, debe haber algo que puedas ingerir. - La mujer le tendió una cuchara y acercó el carrito a la cama.

Vaggie obedeció, se llevó un bocado de cada uno de los alimentos a su disposición, pero nada, todo había terminado en el balde, los liquidos tuvieron el mismo resultado. Ni siquiera los pequeños dulces lograban pasar más allá de su garganta.

Sweet Icor [Chaggie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora