En medio de la sala de estar, Caesar y Vivianne se encontraban envueltos en una tensa discusión. Caesar, con un brillo de entusiasmo en los ojos, intentaba convencer a Vivianne de ir de compras con él, mientras que ella se mantenía firme en su postura de no querer ir.
-Vivianne, cariño, sería maravilloso pasar el día juntos y comprar algunas cosas bonitas para ti- Insistió Caesar, con un tono persuasivo-
Vivianne frunció el ceño, cruzando los brazos sobre el pecho.
-Caesar, ya tengo suficiente ropa. No necesito más- Respondió con determinación- Además, preferiría pasar el día haciendo otras cosas, tengo trabajo y terapias que organizar-
Caesar suspiró, frustrado por la resistencia de Vivianne.
-Pero cariño, ¿no te gustaría tener algunas prendas nuevas para lucir hermosa? Podemos encontrar algo que te haga sentir increíble-
Vivianne sacudió la cabeza con firmeza.
-No se trata de eso, Caesar. No necesito más ropa para sentirme hermosa. Me siento bien con lo que tengo-
La tensión en la habitación era palpable mientras los dos continuaban debatiendo. Caesar quería complacer a Vivianne y hacerla feliz, pero ella se aferraba a su convicción de no querer acumular más cosas materiales.
Después de unos momentos de silencio, Caesar finalmente cedió, reconociendo la firmeza de la posición de Vivianne.
-Está bien, cariño. Si eso es lo que realmente quieres, entonces lo respetaré- Dijo con calma, extendiendo una mano hacia ella en un gesto de paz-
Vivianne asintió con gratitud, sintiendo un alivio al ver que Caesar comprendía su punto de vista.
-¿Uh?-
De repente, Caesar tomó a Vivianne en brazos como si fuera un saco de patatas y la llevó hacia la puerta. Vivianne se sorprendió por la repentina acción de Caesar y se debatió en sus brazos, tratando de liberarse.
-¡Caesar, suéltame!- Exclamó Vivianne, su voz llena de indignación y sorpresa-
Sin embargo, Caesar continuó avanzando decidido, ignorando las protestas de Vivianne mientras la llevaba hacia el automóvil. A pesar de sus intentos de resistirse, Vivianne se encontró incapaz de liberarse del fuerte agarre de Caesar.
La escena fue surrealista mientras Caesar depositaba a Vivianne en el asiento del automóvil y cerraba la puerta con firmeza. Vivianne estaba atónita por la determinación de Caesar, preguntándose cómo había llegado a esta situación tan surrealista.
Con un suspiro resignado, Vivianne se preparó para la inevitable jornada de compras que le esperaba, consciente de que Caesar no estaba dispuesto a aceptar un no por respuesta. Aunque se sentía frustrada y molesta por su actitud autoritaria, también sabía que no tenía otra opción más que acompañarlo y tratar de hacer lo mejor de la situación.
Por supuesto Caesar la llevó al centro comercial mas grande de todo Moscú y por supuesto el más lujoso, lo mejor para su chica.
A medida que Caesar y Vivianne ingresaban al centro comercial más lujoso de Moscú, el bullicio y la opulencia del lugar los rodeaban. Los pasillos relucían con luces brillantes y los escaparates exhibían lo último en moda y estilo. Sin embargo, la tranquilidad de Vivianne se vio rápidamente perturbada cuando una horda de dependientas y asistentes de compra se abalanzaron sobre ella, deseosas de probarle todo lo que sus tiendas tenían para ofrecer.
Vivianne se sintió abrumada por la atención no deseada, mientras las vendedoras la rodeaban, ofreciéndole una selección interminable de prendas de vestir y accesorios.
-No gracias solo hemos venido a mirara y- Vivianne fue interrumpida por Caesar-
-Por supuesto que a mi novia le encantaría ver sus propuestas, es una chica muy guapa-
-"Yo lo mato"- Sentenció Vivianne mientras era arrastrada a una tienda-
Caesar, por su parte, observaba la escena con una sonrisa, disfrutando del espectáculo de lujo y atención que rodeaba a Vivianne. Se mantenía a su lado, dejando que las vendedoras hicieran su trabajo mientras Vivianne era objeto de una atención no deseada.
Por dentro, Vivianne se sentía cada vez más frustrada y agobiada por la situación. Anhelaba escapar de la presión de las vendedoras y recuperar un poco de paz y tranquilidad. Sin embargo, con Caesar a su lado, parecía que no había escapatoria de la experiencia abrumadora que había caído sobre ella en el lujoso centro comercial de Moscú.
Vivianne ahora mismo se encontraba en el probador, contemplando su reflejo en el espejo mientras lucía un impresionante vestido rojo de escote corazón y una pronunciada abertura en la pierna izquierda. A pesar de la belleza del vestido, no podía evitar sentirse incómoda con su propio cuerpo.
Caesar se acercó a ella, admirando su apariencia con una sonrisa.
-Te ves absolutamente hermosa, cariño- Dijo con sinceridad, pero Vivianne respondió con inseguridad-
-Pero... me siento gorda con algo tan revelador- Murmuró, apartando la mirada del espejo-
El corazón de Caesar se entristeció al escuchar las palabras de Vivianne. Sabía que ella luchaba con su autoestima y su imagen corporal, y deseaba poder ayudarla a ver lo hermosa que era a sus ojos. Con suavidad, se acercó y tomó su mano.
-Vivianne, cariño, entiendo tus preocupaciones, pero quiero que sepas que eres hermosa tal y como eres- Dijo con ternura- Tu belleza no se mide por la talla de tu ropa o por lo revelador que sea un vestido. Se trata de tu luz interior, tu bondad, tu fuerza. Y desde donde yo estoy parado, eres la mujer más hermosa del mundo-
Las palabras de Caesar trajeron un destello de consuelo a los ojos de Vivianne, y una pequeña sonrisa se formó en sus labios.
-Oh Caesar- Vivianne lo abrazó- ¿De donde sacas cosas tan románticas?-
-Leo mucho-
-Jajaja, te quiero-
-Y yo a ti mi princesa-
Hola UwU¿Les gustó?
Espero que sí
Gracias por leer
Bye bye
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Entre Criminales y Terapeutas: Un Matrimonio de Conveniencia {Caesar y tu}
أدب الهواةCaesar Alexdrovich Sergeyev era el hombre más poderoso y temido de toda Rusia, un hombre del que se decían muchas cosas, una de ellas era que carecía de emociones. Claro que había cierta psicóloga que de repente lo convirtió en un hombre débil e ins...