Capítulo 5: La cola y la radio

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Hay que intentarlo todo. Somos cuatro voluntarios.

Numa, Roberto, Tintín y Nando se preparan para partir. Van cargados y llevan hierros como bastones.

Fito le da a Nando un fuerte abrazo.

-¡Suerte chicos! ¡Confío en vosotros!

Les grita Valentina para alentarlos cuando empiezan alejarse.

Les grita Valentina para alentarlos cuando empiezan alejarse

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DÍA 36. SALIDA HACIA EL ESTE, ARGENTINA

Bajamos para el lado de Argentina. Más abrigados. Con la esperanza de soportar las noches al aire libre.

Subiendo la ladera, Numa para y aprovecha para ajustarse su zapato, pero al hacerlo se marea. Cae sobre la nieve y rueda un par de metros.

-Numa, ¿estás bien?

El nombrado se descalza y desnuda el tobillo mostrando su herida.

-Está infectada. Hay que volver. No podemos cargar a Numa.

Roberto se da la vuelta dispuesto a regresar.

-Roberto...

-Me vuelvo solo. El avión está acá no más.

Roberto se detiene. Numa se incorpora y da unos torpes pasos.

Después de volver al fuselaje Numa se echa a dormir, pero es despertado por los gritos de Vasco, que se agita teniendo espasmos.

Gustavo y Daniel lo atienden, Vasco da unas últimas sacudidas y deja de respirar. Ya no se puede hacer nada por él.

RAFAEL "VASCO" ECHAVARREN - 22 AÑOS

Gustavo se hace con una cadenita del cuerpo de Vasco, que ya está cubierto por la nieve en el improvisado cementerio.

Daniel, lleno de rabia, contempla el cuerpo sin vida de su amigo.

Numa reposa en unos asientos clavados en la nieve. Javier Methol se encuentra a su lado.

-No entiendo, Javier. Desde el primer momento en que caímos acá, yo traté de ayudar en todo lo que pude. Traté de hacer siempre lo correcto. Y ahora con la pierna así...soy un inútil. ¿Qué sentido tiene? ¿Qué sentido tiene la muerte de Arturo? ¿La muerte de Vasco? ¿O la muerte de todos los demás?

-Liliana lo dio todo, siempre. Durante el alud, sepultado bajo la nieve, yo sentía su cuerpo bajo el mío. A mí no me separaban más que unos pocos centímetros hasta la superficie, así que ahí pude sacar la cabeza y gritarle con todas las fuerzas que tenía: "Liliana, aguantá, ¡yo te saco!, estoy vivo". Veía que pasaban por arriba de ella y les gritaba: "¡Por favor, no pisen ahí, no pisen ahí! ¡Está Liliana abajo!". Es que no había manera de sacarla si yo no salía primero. Pero yo no me podía mover porque tenía los pies aprisionados contra su pecho y, si hacía fuerza para salir, la iba a hundir más en la nieve. ¿Qué sentido tiene eso, Numa? Cuando llegamos a Liliana...sólo el cuerpo de ella estaba allí. Y en ese momento, mientras seguían desenterrando amigos, uno muerto y otro vivo, uno muerto y otro vivo, ahí abracé a Liliana con todas las fuerzas que tenía y sentí un amor que no había sentido en toda mi vida. Y me di cuenta de que tenía una misión, que era tomar ese amor que estaba apretando ahí contra mi pecho y llevárselo de vuelta a mis hijos. Su muerte no fue en vano. Esa herida no te hace un inútil.

I'm Still Standing || LSDLNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora