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POV: Martin

¿Cómo he llegado a mi cama? No lo sé. Lo último que recuerdo es entrar en el camerino, tras la quinta actuación del día. ¿Cuántas horas han pasado? ¿Será ya domingo o aún es sábado?

Como mi cuerpo no quiere dormir más, me siento en la cama y veo que encima de la mesita de noche hay un montón de cartas y dibujos. Y aunque me muero de ganas de leerlo todo, estoy demasiado hambriento, así que decido dejarlo para después.

Salgo al pasillo y todo está iluminado con luz natural. Es de día. Es domingo. A no ser, que haya dormido hasta el lunes, que capaz seria.

Voy a la cocina para prepararme algo de comer y me encuentro a Juanjo cocinando y a Pablo sentado en la encimera, leyéndole en voz alta los pasos de la primera receta de un libro de cocina.

- Hombre, buenos días, bella durmiente. - me saluda mi amigo, burlón.

- ¿Cómo he llegado a mi cama? - pregunto y Paul se parte de risa.

- Después de las actuaciones te quedaste dormido y, como no te despertaste, te lleve en brazos. - contesta mi guardaespaldas.

- ¿Me trajiste en brazos todo el trayecto? - pregunto, sorprendido.

- ¡Claro que no! - contesta él riendo, confundiendome - En el AVE y en el metro que pillamos para ir del centro aquí, te deje sentado en alguna silla. - me explica y yo asiento, indicando que lo he entendido.

- Se que os vais a reír de mí, pero... ¿Hoy es domingo o es lunes? - pregunto y, tal y como esperaba, Pablo vuelve a soltar una sonora carcajada.

- Es domingo y son las dos de la tarde. - dice Junajo y yo abro los ojos como platos - Sinceramente, poco has dormido, para lo cansado que estabas. - añade, para tranquilizarme, supongo.

- Y qué... ¿Qué estáis haciendo?

- La comida. - me contesta Pablo.

- No jodas, Sherlock. - contestó borde, haciendo que Juanjo se ría - Me refiero a ¿que estáis cocinando? Y no me digas que comida, porque te pego. - digo, señalando a mi amigo, intentando parecer amenazante.

- Que mono eres, Martin. - dice él, tirando de mí para abrazarme.

- Estamos intentando hacer un risotto de setas. - Juanjo contesta mi pregunta, mientras echa algunos ingredientes a la paella.

- Ay, que rico. - digo, con la boca hecha agua - Y que hambre tengo.

- Normal. No has comido nada desde el bocata del descanso de ayer. - me recuerda Paul.

- Cierto. - digo, sentándome también en la encimera, al lado de mi amigo.

- Chicos, no me molesta preparar la comida hoy o incluso cada día, de verdad. Pero no puedo hacerlo, si me ocupais todo el espacio. - dice Juanjo y nosotros dos nos reímos, antes de bajar para sentarnos en las sillas que rodean la mesa - Gracias. - dice, pasando un trapo por donde antes estábamos sentados, para poder cortar distintas setas, un par de dientes de ajo y una hierba que supongo que será perejil.

- ¿Me voy a encontrar alguna amenaza entre las cartas? - le pregunto a mi guardaespaldas, mientras este hecha todo lo que ha cortado en la paella.

- No.

- A ver si tu "admirador mortal" habrá acabado muriendo él, al final. - dice Paul.

- Sí que había amenazas de él. Cinco, concretamente. Una para cada actuación. - dice Juanjo - Pero te las separe de todas las demás.

- ¿Donde estan?

- En mi habitación. - contesta el maño - Esta mañana las he estado investigando con más profundidad, por si encontraba algo, pero...

- Son exactamente iguales que las anteriores, ¿no? - pregunto yo y él asiente con la cabeza, mientras empieza a servir el risotto en tres platos distintos - Si es que encima no tiene originalidad. - digo, haciendo reír a Pablo.

- No entiendo qué es lo que os hace tanta gracia, de esta situación. - dice, mirándonos a ambos, mientras deja los platos en la mesa - Alguien te está amenazando constantemente, Martin. No es gracioso. - se sienta justo delante mío.

- ¿Y qué quieres que haga? ¿Ponerme a llorar? ¿Encerrarme en mi habitación y no salir nunca más? - pregunto, cansado se que tanto él como Nacho me traten como un crío, respecto a este tema - Solo es un flipado con mucho tiempo libre que se ha obsesionado un poquito conmigo. Nunca ha ido más allá de las cartas, que encima son todas iguales.

- Pues este flipado, a parte de mucho tiempo libre, también tiene muchísima pasta. - dice Juanjo y yo frunzo el ceño, confundido.

- ¿Cómo lo sabes? - pregunta Paul.

- Es fácil de deducir. Las entradas para vuestras actuaciones son muy caras y ayer vio las cinco que hicisteis y, según me dijo Nacho, ya te había venido a ver otras cinco veces. - dice - Eso ya son un mínimo de diez mil pavos, desde que empezó a amenazarte. Y eso contando que todas las veces haya comprado las entradas "baratas". Y vete tú a saber, la de veces que habrá venido, sin hacerte llegar ninguna amenaza.

- Visto así... - digo, empezando a ser consciente de la gravedad del problema - Si que es un poco preocupante, la verdad.

- ¿Solo un poco? - pregunta Juanjo, sorprendido.

- Bueno, bastante. - me corrijo - Pero no por ello voy a parar mi vida. No voy a encerrarme en casa ni dejaré de subirme a los escenarios solo porque haya un flipado con dinero que haya decidido amenazarme como pasatiempo. - digo - Ademas, para eso Nacho me hizo contratarte, ¿no? Para que pueda seguir con mi vida, pese a que exista gente que me amenace. Para que pueda vivir sin miedo.

- Ahí tiene razón. - me apoya Pablo.

- No, no. Si yo no diga que no tenga razón. Simplemente que no entiendo como sois capaces de reíros del tema.

- Mejor reír que llorar. - digo yo - Por cierto, te ha quedado brutal, el risotto.

- Gracias.

**************

Y aquí tenéis un capítulo más y el 3º (y último) que subo hoy!

Pequeño recordatorio de que mañana no actualizaré porque es Sant Jordi y estaré todo el día fuera de casa, pero pasado mañana (es decir, miércoles) sí que intentaré, como mínimo, subir un capitulo.

Espero que os guste💕

PD: No se a vostrxs, pero a mi me flipa las dinámicas que están surgiendo entre Paul, Juanjo y Martin, en este fic.

El guardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora