POV: Martin
No sé en qué punto de la noche ha pasado, pero nuestras piernas han acabado entrelazadas y mis manos han acabado bajo la camisa de él, estando en contacto directo con su cálida piel. El me sigue abrazando, envolviendome lo máximo posible con todo su cuerpo.
Me siento seguro, protegido. Es la primera vez que me siento así, durmiendo con otra persona. Quiero decir, las veces que duermo con Pablo me siento seguro, somos casi hermanos y se que no me hará nada. Pero nunca me he sentido… protegido, o como mínimo, no a este nivel.
Entre los brazos de Juanjo, siento que no me puede pasar nada malo, como cuando eres pequeño y crees que tu manta favorita te protegerá de todos los monstruos que hay en el armario o debajo de tu cama. Además, nuestros cuerpos encajan perfectamente bien, como si estuviesen destinados a estar así de por vida.
No se porque me siento asi. A lo mejor es porque él es mi guardaespaldas y se que está aquí para eso: para protegerme. No lo se. Sea por el motivo que sea, hacía años que no dormía tan bien.
– Buenos días. – habla él, aun con la voz un poco ronca.
– ¿Cómo sabes que estoy despierto? – pregunto, confundido, ya que mi cara sigue escondida en su pecho y es físicamente imposible que me la pueda ver.
– Por el ritmo de tu respiración. Ha acelerado un poco. – me contesta, mientras yo me separo, para quedar de caras con él.
– ¿Cuánto tiempo llevas despierto? – pregunto, frotándome los ojos.
– Unos quince minutos. – contesta – Quieres… ¿Quieres hablar de la pesadilla?
La tensión vuelve a apoderarse de mi cuerpo, al recordarlo.
– Más que una pesadilla, era un recuerdo que a veces se me repite en sueños. – digo, evitando hacer contacto visual con él, porque sus ojos me dan la seguridad que necesito para romperme a llorar y ahora no me apetece – Era sobre mi ex. El… abusaba de mi. En todos los sentidos. – consigo decir y vuelvo a notar los brazos de Juanjo rodeandome, dándome la tranquilidad que tanto necesito ahora mismo.
– Por su bien, espero que no nos lo crucemos, porque tengo todos los permisos legales para reventarle, si se te acerca. – dice, aun abrazándome.
– Chicos, son las diez. – dice Paul, entrando a la habitación, sin siquiera llamar a la puerta y nosotros nos separamos, casi inmediatamente – ¿Tenéis pensado desayunar o no? – pregunta, riendo por nuestra reacción a su “aparición”.
– Si, si. Ahora vamos. – digo yo, saliendo de la cama y poniéndome las sandalias de estar por casa.
– ¿Todo bien? – me pregunta Pablo, cuando llego a la cocina con él. Juanjo ha ido a su habitación, a ponerse sus crocs, supongo.
– Si, si. Solo he tenido una pesadilla.
– Y Juanjo ha cumplido con su función de guardaespaldas, ¿no? – me pregunta, con unas claras segundas intenciones, haciéndome poner rojo.
– No es nada de lo que te estás imaginando, Pablo. – digo, dándole un leve empujón y él suelta una sonora carcajada.
– Cambiado radicalmente de tema, por insta he visto que hoy hay “noche temática de musicales”, en nuestro pub de confianza. – dice mi amigo, mientras prepara café para él y para el guardaespaldas. Yo me preparo un colacao con leche.
– ¿Hoy? – él asiente con la cabeza – Pero si es martes.
– Supongo que no querrán que el local se llene de niñatos.
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El guardaespaldas
FanfictionMartin Urrutia, famoso actor de musicales, se ve obligado a contratar un guardaespaldas, cuando empieza a recibir mensajes preocupantes de fans y haters demasiado obsesionados.