POV: Juanjo
Por la tarde, no hacemos absolutamente nada “productivo”. Los tres nos sentamos en el sofá, encendemos la tele y nos dedicamos a ver cualquier cosa que pongan, mientras comemos unas palomitas. Tras reírnos viendo la segunda peli mala que han puesto esta tarde de domingo, decidimos que, ver las noticias de la tarde, no es tan mala idea.
– Y en temas del artista del país, parece ser que el famoso actor de musicales Martin Urrutia, se ha echado novio. – dice la presentadora de las noticias, mientras detrás de ella, se van mostrando unas imágenes de estos últimos días, donde salimos juntos por la calle – Aqui podeis ver como su novio, del cual aún desconocemos el nombre, le lleva en brazos por todo Barcelona y por Madrid, después de un duro dia de trabajo. – se muestran distintos videos y fotos de ayer por la noche – El actor aún no ha dicho nada sobre el tema, pero claro está que no se esconden.
– Y nosotros que pensábamos que la pareja de Martin, realmente era Paul Thin. – dice el presentador.
– ¿Quien sabe? A lo mejor tienen una trieja de esas. – dice ella, antes de pasar a otro tema.
– Genial, ahora se creen que somos pareja. – digo yo.
– Mejor. – dice Martin y yo le miro, confundido – Sinceramente, prefiero que crean que eres mi pareja, a mi guardaespaldas.
– ¿Por qué te da tanto reparo, que la gente sepa que soy tu guardaespaldas? – pregunto yo.
– Pues porque me parece de creído y yo no soy así. Quiero decir, que no soy mundialmente famoso, ¿sabes? Que a mi me conocen en el país y dale gracias. Que hasta hace nada yo solo era un chiquillo perdido por Madrid, que estaba estudiando arte dramático. Y antes de eso solo era un criajo de un pueblo del País Vasco. – dice él, frustrado – Que yo no soy nadie, como para ir por ahí con guardaespaldas.
– Martin, acabas de salir en las noticias y eres suficientemente famoso como para que tu vida amorosa sea una noticia. Así que no digas que eres nadie, porque , al menos aquí en España, si que eres famoso. Y si no diles eso a todas tus fans, que pagan un pastón para ir a verte en directo y dedican tiempo a escribirte cartas y hacerte dibujos. No te quites el valor que tienes y que te mereces tener. – digo yo, para intentar subirle los ánimos, ya que este tema se los baja muchísimo.
– Estoy totalmente de acuerdo con lo que acaba de decir Juanjo. – dice Paul – Y volviendo al tema de las parejas… ¿De verdad creian qu etu y yo eramos pareja? – le pregunta a su amigo.
– A ver, siempre vamos juntos a todas partes y, literalmente, ya hace un par de años que vivimos juntos, también. – dice Martin y el otro contesta con un “Tiene sentido” – Por cierto, que no te lo he preguntado. ¿A ti te sienta mal, que crean que somos pareja? – me pregunta a mi.
– Ni lo más mínimo. – contesto – Mi trabajo es protegerte. Lo que quiera interpretar la gente, me da totalmente igual.
Y es cierto. No se por que, pero me da totalmente igual, que la prensa y la gente en general crea que somos pareja. Y no entiendo por qué. Con otros y otras clientes, si que me ha molestado, cuando la gente ha pensado que había intereses románticos de por medio. No se. Supongo que será que ellos me hacen sentir cómodo y realmente se preocupan por mi bienestar.
Es cierto que Martin —ni Paul— son como los demás famosos del país. Ellos no van con máscaras por el mundo. Son tal cual se muestran. Hacen todo lo posible para contentar a sus fans y son realmente agradecidos con ellos y no tienen —para nada— los humos subidos. Son los mejores clientes que he tenido y, de hecho, ni siquiera soy capaz de verlos como tal. Es decir, soy consciente de que estoy aquí por contrato y que mi trabajo es protegerlos —principalmente a Martin—, pero eso no quita el hecho de que les esté empezando a coger cierto cariño e incluso que los esté empezando a ver como amigos, más que como clientes.
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El lunes nos levantamos a las siete para desayunar juntos e ir casi corriendo al metro para llegar al centro. Hoy no tienen ninguna actuación, pero sí que tienen ensayo. Y, por primera vez, tengo la suerte de ver la actuación. Evidentemente, no será lo mismo que verlo en un teatro, con todas las luces y el atrezzo montado, pero aun así, es espectacular.
Tal y como me dijo Paul, el sale relativamente poco y su personaje no baila, pero sí que canta. Y joder como canta. Supongo que es porque en casa les ignoraba, cuando se ponían a cantar, pero nunca me había fijado en el dominio perfecto que tiene Paul sobre los graves y algunos agudos.
Y Martin… ¿Que decir de él? Ya solo su voz es angelical. Podría escucharle cantar la misma canción durante horas, y no me aburriría. Su voz es envolvente, como el abrazo de una buena madre. Y sus movimientos… No me extraña que el sábado acabara tan cansado, después de hacer eso cinco veces. Yo hago la mitad y ya no me puedo mover en una semana y eso que tengo una gran resistencia física.
Paul no exageraba, cuando dijo que Martin estaba doso el rato “pa' arriba y pa' bajo”. Baile, acrobacias, pole dance… Incluso acrobacias aéreas, con telas de circo. Y todo eso mientras canta, y sin desafinar una nota. Normal que pese tan poco, con la de calorías que quema, haciendo todo eso.
Al acabar el ensayo, nos paramos en un bar y merendamos tranquilamente. O al menos, esa era la idea. Un grupo de chicas reconocen a Martin y a Paul, corriendo hacia nosotros, chillando de la emoción. Se quedan un rato, haciéndose fotos y hablando con ellos. Alguna incluso, pregunta por mi, diciendo que —Martin y yo, supongo, ya que no lo especifican directamente, pero nos van mirando a ambos mientras hablan— hacemos muy buena pareja y que somos muy monos juntos.
Poco después de irse ellas, nosotros pagamos por lo que hemos pedido y volvemos a casa.
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Despierto al oír un grito y voy corriendo a la habitación de Martin, encontrándomelo sentado en su cama, temblando, sudando e hiperventilando.
– ¿Qué ha pasado, Martin? ¿Estas bien? – pregunto, preocupado, mirándolo de arriba a abajo, para asegurarme de que no esté herido.
– Si, si. Solo… ha sido una pesadilla. – dice, un poco avergonzado – Siento haberte despertado.
– Para eso estoy aquí. Para venir si te sientes en peligro. – le recuerdo y él me sonríe agradecido – ¿Necesitas algo? ¿Quieres que te traiga agua o algo? – él niega con la cabeza.
– Podrías… – empieza a hablar, con las mejillas rojas – ¿Podrías quedarte conmigo y abrazarme hasta que me duerma?
– Claro. No hay problema. – digo y él se vuelve a estirar, haciéndose a un lado, pero aun quedando en medio de la cama.
Yo me estiro a su lado y le abrazo con delicadeza, pero a la vez tratando de cubrirle el máximo posible, para que se sienta protegido entre mis brazos.
– Buenas noches, Juanjo. – susurra contra mi camisa de pijama, que tapa mi pecho, donde él está escondiendo su cara.
– Buenas noches, Martin. – susurro yo, antes de darle un corto beso en la cabeza y, a los pocos segundos, ya se ha dormido, pero no me voy. me quedo en la misma posición, para no despertarle, hasta que yo también me acabo durmiendo.
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Y aquí tenéis el capítulo de hoy!!!
Si me da la vida, antes de irme a dormir subire otro, sino, os tendréis que esperar a mañana.
Espero que os guste💕
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El guardaespaldas
FanfictionMartin Urrutia, famoso actor de musicales, se ve obligado a contratar un guardaespaldas, cuando empieza a recibir mensajes preocupantes de fans y haters demasiado obsesionados.