El invierno no perdona en la ciudad de Busan, a principios de diciembre. La nieve se iba acumulado ligeramente en la copa de los árboles, en las aceras y calles, los tejados de las casas y el dulce contraste entre lo blanco y los múltiples colores de las luces navideñas colgadas en las entradas y jardines de éstas. Villancicos acá y allá, hombres y mujeres con tapados que rozaban el piso mojado, niños en las ventanas mirando caer los copos de nieves como si fuese la mejor e imperdible película de todas.
Y como todos los años, cuando la navidad se acerca, la ciudad se tiñe de magia y amor, buenos deseos, árboles navideños y regalos, mesas repletas de comidas y numerosas familias al rededor, sonriendo y disfrutando.
Nada malo podía suceder cuando la navidad se acercaba.
Excepto que sí pasan cosas malas pasan diariamente. Que la gente decida ignorar o preocuparse solamente por sí mismos o quienes encajan en el prototipo de familia que la sociedad conservadora dicta, eso es otra cosa totalmente distinta.
Y nada de la imagen perfectamente dibujada encaja en la vida de Jimin, por supuesto que no. Últimamente la vida del omega no es nada fácil. Las ventanas de dónde escapan luces cálidas y calor de hogar le pasan como ráfagas por el rabillo del ojo, y es que esa vida perfecta dejó de ser suya hace mucho tiempo.
Camina más rápido, o intenta hacerlo al menos, procurando no resbalar con la fina capa de hielo de la acera, deseado llegar a su destino lo antes posible. Las luces de los autos lo alumbran al pasar, y la necesidad de llegar se hace cada vez mayor.
No sabe cuantas cuadras corrió, pero fueron bastantes. No podía darse el lujo de gastar el único dinero que tenía para tomar el bus, no hasta que al menos la Sra. Kim le pagara por los pequeños arreglos estaba haciendo en su hogar, lo cual sería recién llegado el fin de semana.
Cuando al fin llega, pasado muchos minutos después de esa llamada, Jimin no se molesta en golpear la puerta, sino que entra directamente. Corre por el pasillo hasta la habitación que le corresponde en el lugar. Sunghoon está dentro de ella, y puede ver en su rostro la preocupación y a la vez el alivio cuando lo ve entrar.
—Jimin, llegaste —se acercó el colorado, un beta un tanto mayor que Jimin.
—¿Qué paso con mi bebé? —se salteó el saludo, y se acercó a la cama donde su pequeño Sungmin estaba durmiendo.
—Tiene un poco de fiebre, y no se siente bien. Por eso es que te debimos llamarte mientras estabas en la casa de la señora Kim —informó.
—Esta bien, Sunghoon. Gracias por llamar, Sungmin siempre está primero. Tendré que llevarlo al hospital, está volando de fiebre —se lamentó, tocando la frente de su pequeño hijo. Sungmin se removió bajo el toque de su padre, y Jimin sonrió cuando el pequeño abrió sus hermosos ojitos marrones.
—Papi —susurró, y Jimin se agachó y dejo un beso en su frente—, no sieno ben —se quejó lastimoso, y a Jimin se le partió el corazón.
—Ya lo sé amor, por eso vamos a ir a dónde alguien te haga sentir mejor ¿Si? —propuso Jimin—. No debes preocuparte por nada, bebé.
Sungmin asintió, y se volteó en la cama que compartían con Jimin. El omega busco su mochila, donde tenía mayormente las cosas de su pequeño hijo de casi tres años, y guardó ahí un cambio de ropa para ambos.
Antes de que pudiera cargarlo en brazos, y salir disparado hacia el hospital Sunghoon volvió a hablar. Ésta vez había algo más es su voz que Jimin no pudo identificar.
—Jimin —lo llamó, justo estaba acomodando a Sungmin para alzarlo—. Tengo malas noticias, sé que no es momento. Pero los conservadores se enteraron de éste lugar, y nos llegó una orden para cerrarlo.
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a christmas baby 𐙚 kookmin.
RomanceEn la pirámide de una sociedad sexista, los omegas son el último escalafón de la cadena. La sociedad religiosa de Busan pondera el alfa y omega bien casados y marcados, donde no hay lugar para la inmoralidad. El alfa Jeon Jungkook, médico pediatra...