𝑴𝒊 𝒗𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓𝒊𝒕𝒐 (Enzo Vogrincic)

40

Los rayos del sol entraban por la ventana chocando contra mis parpados, podía sentir los brazos de Enzo alrededor mío, me di la vuelta quedando con él cara a cara, él solo me observaba con una sonrisa en su rostro.

-Buenos días-

-¿Hace cuanto estas despierto?-

-Cerca de 1 hora-

-¿Has dormido bien?-

-Bastante bien, diría yo-

Me envolvió entre sus brazos y me atrajo más a él, me acurruque entre su abrazo apoyando mi cabeza en su pecho, volviendo a cerrar los ojos. Enzo acariciaba mi cabello

-No tengo ganas de levantarme, es fin de semana, ¿podemos quedarnos así todo el día?-

-Hay cosas que hacer cielo, debemos levantarnos-

Enzo quito los pequeños mechones que cubrían mi cara y repartió besos por toda esta terminando en mis labios.

Me gustaba cuando todas las mañanas amanecíamos de esta forma, siempre nos dábamos cariños y mimos el uno al otro.

Nuestro beso se detuvo debido a mi risa al escuchar a Leo llamar a Enzo.

-¿Y si fingimos que aun estamos durmiendo?-

-Imposible, nunca cae en nuestros trucos-

Leo volvió a llamarlo esta vez haciéndonos reír a ambos.

-Mejor iré a verlo antes que se vuelva loco-

Enzo beso cortamente mis labios antes de salir de la cama e ir en busca de Leo.

Hace 4 años que Enzo y yo nos habíamos casado, y Leo había llegado a nuestras vidas 1 año después, y desde entonces ni Enzo ni él se separaban, Enzo se había vuelto loco cuando Leo nació, su hijo era de las cosas más preciadas que tenia en la vida.

Me levante de la cama y salí de la habitación, Enzo y Leo estaban en la sala.

-Una de mis recuerdos más atesorados en la playa, fue hace cinco años, viajábamos para estas fechas a Granada, en España,  en un carro al que no se le podía bajar el vidrio de la ventana y tampoco tenía aire acondicionado. El sol estaba fuertísimo, y todos dentro del vehículo estábamos derretidos. Herradura estaba llenísimo, tan lleno que pasamos alrededor de dos horas buscando espacio para aparcarnos. Ya a las 2 de la tarde encontramos un pequeñito espacio para descansar cerca de la playa, y tu mamá y yo corrimos para mojarnos los pies y recoger conchas, para nuestra desgracia el sol a las 2:00 p.m. quema como el mismísimo infierno, a medio camino y a unos cuantos metros de la playa nuestros pies eran chicharrón y cada paso era una lágrima derramada, en resumen, nos moríamos del dolor, no nos duró nada la bañada y sufrimos durante todo el trayecto, pero las risas no faltaron.-

Yo me reí junto con ellos al recordar esa anécdota

-¿A ti te gusta mucho el verano verdad papá?-

-Sí, muchísimo, me agrada el sol, así podes ir mucho a la playa o a cualquier otro sitio, es mi estación favorita del año, y también por otras razones-

-¿Que otras razones?-

-¿Quieres saber cual?- Leo asintió emocionado- La primera, por la historia que te acabo de contar, que es el recuerdo de mi verano favorito, y la segunda, porque era verano cuando conocí a tu mamá-

-Me voy a morir de tanta dulzura- 

Por fin hable provocando que ambos se giraran a mirarme.

-Leo ve a lavarte las manos, casi es hora del desayuno-

-Y más tarde iremos a casa de los abuelos-

Leo casi que de inmediato se levanto corriendo a hacer lo que había pedido, yo me senté junto a Enzo.

-Entonces, ¿soy tu recuerdo favorito?-

-Para toda la vida, mi cielo-