CAPÍTULO ¹

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-Han Jisung, ven aquí.

Suspiro y me levanto de la banca, me disculpo con el chico que estaba ayudando y me dirijo hasta la habitación donde el señor Lee recibe sus masajes.

-Eres mi fisioterapeuta, ¿por qué continúas ayudando a los otros?- su voz sale llena de resentimiento. Está acostado boca abajo con los brazos extendidos a cada lado de la camilla.

-Me gusta ayudar, ya lo sabe. busco mi bolso y saco las cremas que usaré para su masaje.

Hemos estado viviendo juntos por un año y medio. Se podría decir que ya conozco su rutina de memoria, así como sus gustos y caprichos.

-Irás a verla, ¿verdad? Asegúrate de estar en casa temprano. se da vuelta y me mira fijamente.

-También asegúrate de estar bien preparado.- agarra mi muslo y lo aprieta con fuerza.

-Ugh... Si, señor.- ignoro mi rostro caliente y me concentro en hacer bien mi trabajo.

Minho es un Alfa difícil de complacer sexualmente. Su resistencia es abrumadora y termino perdiendo el conocimiento después de la cuarta ronda, lo que provoca miles de quejas por su parte.

-Mañana es mi día libre, señor Lee. - le recuerdo, masajeo su pierna derecha y me detengo al escuchar un bajo gruñido.

-Lo acordamos...

-Haz lo que quieras, pero te quiero listo en mi cama esta noche.

Asiento y continúo masajeando sus piernas.

Desde que mi abuela murió, tomo tres días al mes para permanecer solo y tranquilo. También para descansar de los supresores y de los sprays que siempre llevo por precaución.

Porque si el señor Lee descubre que soy un Omega, todo se irá a la mierda.

Nadie sabe que soy un Omega recesivo, tuve que mentir en mi currículum y poner el género beta. Aunque, no estoy tan alejado de ser uno. Mi ciclo de celo nunca se presentó, algo normal en personas como yo.

Miro la hora en mi celular antes de agarrar mis cosas.

-Oye.- Minho se sienta y sostiene mi mentón con una mano.

-¿Cuándo me dirás que es lo que haces durante esos días? Estoy muy curioso. - aprieta su agarre y arrugo el ceño ante el dolor.

-Señor... trato de apartar su mano, pero afirma más sus dedos.- Suelto un quejido y por fin me deja ir.

-Se me está acabando la paciencia, ¿sabes? Desapareces por tres días enteros y no das señales de vida en ningún momento.

-Qui-Quiero estar solo, al menos hasta superar su muerte.

Me dolió muchísimo perderla, lloré todo un día y me mantuve encerrado en la habitación sin querer salir ni a comer. Fue Minho quien me obligó a salir.

-Vete.- está molesto, lo más probable es que se desquite con sexo esta noche.

Un escalofrío me recorre y me despido de él antes de que cambie de opinión.

Voy todas las tardes a visitar a mi abuela al cementerio, es una forma de distraerme y poder hablar con ella.

Voy todas las tardes a visitar a mi abuela al cementerio, es una forma de distraerme y poder hablar con ella

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