Capítulo 6: Perdóname...

42 2 1
                                    

Erin veía a su hija, intentando despertarla, llorando y pidiendo que ella no se fuera , que no la dejara sola... pero la madre no respondía, y sus ojos se cerraban lentamente.¿Cómo había llegado su hija a aquella casa?
Erin escuchaba a las ambulancias fuera de aquel hogar, que maldecía una y otra vez. Notaba como sus fuerzas iban agotandose. No podía mover nada, ni un solo dedo. Solo podía esperar a que la salvaran. Las lágrimas de Nerissa caían en la cara de Erin. Ella las notaba, y sabía por lo que la estaba haciendo pasar. Nunca iba a perdonarse el haber preocupado de esa manera a su hija. Erin pudo ver como apartaban a Nerissa para recoger a la madre y ponerla en una camilla, camino del hospital. Los médicos intentaban calmarla, pero era como un mar rebelde: nada iba a pararla.
Los médicos aceptaron llevarla con ellos. Mientras que Erin salía de la casa en la camilla, podía ver los coches de policía:"Seguramente la han traido ellos y no se han dado cuenta de que se les ha escapado..." Pensó Erin, que llevaba toda la razón del mundo.
Después de eso, ella quedó inconsciente, sin poder ver nada más.
Despertó en un hospital, con un hambre de lobos. ¿Cuánto tiempo había pasado en aquel lugar? Su vista era borrosa, pero podía distinguir los colores con facilidad. Miró hacia todos los lados, buscando a su hija, pero no la encontró. Escuchó que la puerta se abría. Erin, esperando que fuera su hija, comenzó a alegrarse, pero al fijarse bien, entraban dos personas por la puerta. Parecía que la más alta tenía el pelo...¿rosa? La más pequeña era igual. Erin, asombrada, preguntó con curiosidad quién eran esas personas y qué hacían aquí, pero fue interrumpida justo cuando iba a hacerlo.
-Oh, vaya. Creíamos que seguía dormida.- dijo la más alta.
-No mamá, tú creías que seguía dormida. Yo ya sabía que estaba despierta. Lo percibia.- dijo la pequeña.
Erin las miró. No lograba identificarlas. Sin pensarlo más, preguntó:
-Perdonad, pero...¿Quienes soys?
-Oh, es verdad. Nunca nos habíamos visto. Yo soy Sakura y...- contestó la mayor.
-Y yo soy Mashiro- contestó la pequeña, interrumpiendo a la mayor- y soy la hija de esta señora.
- Un poco más de respeto hacia tu madre.
-¿Y como quieres que te identifique?
-Pues no se, pero no me llames señora.
-Chicas...- dijo Erin.
-¿Y cómo debería llamarte?-dijo Mashiro.
-Pues mamá.- dijo Sakura.
-Si, claro. "Yo soy Mashiro, hija de mi mamá" ¡Queda ridículo!
-Soy tu madre.
-Chicas, porfavor...
-¿Y que tiene que ver eso? "Soy hija de mi mamá" Hombre no, si quieres soy la hija de un melocotón.-dijo Mashiro, con chuleria.
-Pues con razón eres tan tonta...- dijo Sakura.
Mashiro miró a su madre y le dijo, con desprecio:
-Eres tan tonta que te llamas tonta a ti misma...
-Chicas, dejarlo ya...-dijo Erin.
-Pues tu eres...-dijo Sakura
-¡CHICAS, QUE OS CALLEIS LA PUTA BOCA!- gritó Erin.
Al hacer eso, ella se tocó la barriga. El alterarse le había pasado factura. Le estaba empezando a doler el balazo.
-Sumimasen-dijeron madre e hija, mientras se arrodillaban y ponian la cabeza en el suelo.
-¿¡Y ESO QUE SIGNIFICA?!-dijo Erin alterada.
Mashiro se acercó a Erin. La miró a los ojos, y con cierta preocupación salió de la habitación. Madre e hija eran japonesas, con el pelo rosa pastel ( a quién se le ocurre) y los ojos negros como el carbón. Su pelo era largo, pero el color fallaba.
-Siento lo ocurrido, señorita Erin- dijo Sakura- debió ser duro perder a un compañero así.
Erin la miró, extrañada.
-¿Perder?- preguntó, con un rostro pálido.- Me estás diciendo que Delsin ha...¿muerto?.
Sakura se quedó en blanco. Miró a Erin a los ojos, y afirmó con la cabeza. Sakura había metido la pata hasta el fondo. La pobre Erin miró al techo, pensado en lo que pasó.
-Me encontré a mi marido descuartizado en el lavabo, perdí mi casa, me llevo mal con mi psicóloga, sueño cosas extrañas, me doy un golpe en la cabeza, me encuentro un libro que...
Erin lo pensó. El libro... Delsin había muerto, como Marionna en la história "Esufnoc". Todo lo que ponía coincidia con lo que a Erin le había pasado. El paso siguiente era...que pedía ayuda a su psicóloga. Ella no tenía la necesidad de pedirle ayuda. La odiaba a muerte.
-¿Erin? ¡¿Erin?!-gritó Sakura.
-¿Si?- dijo Erin, volviendo al mundo.
-¿De que libro habla?
Erin no dudó en decirselo.
-Del libro " Esufnoc"...
De repente, las pulsaciones de la chica malherida empezaron a bajar, Erin empezaba a tener fiebre, y empezaba a temblar.
-Mashiro...-dijo Sakura, preocupada.
-Dime.- respondió Mashiro.
-El libro está causandole problemas, y muchos. Hay que quemarlo.
Sakura le cogió la mano a Erin, pero no funcionó de nada. Ella se fue corriendo a por un médico, y Mashiro se acercó a la mano de Erin.
-Puede que mi madre no pueda parar su sufrimiento, pero yo si.
La niña cogió la mano de Erin, haciendo que sus pulsaciónes volvieran a la normalidad. Que todo volviera a la normalidad. Cuando el médico llegó, no pasaba nada. Sakura quedó impresionada, pero sabía que esto era obra de su querida Mashiro. Erin estaba dormida. A los quince minutos de lo ocurrido, Nerissa pasó por la puerta de la habitación de su madre.
-Hola Mashiro. Hola mamá de Mashiro.- dijo Nerissa.
-Hola querida. ¿Cómos has tardado tanto?- preguntó Sakura.
-Estaba haciendo que los policías se gastaran el dinero en mí.- dijo Nerissa, sonriente- Creo que los donuts era los más bueno...
-¡Eres una genia!-dijo Mashiro.
¿¡A que sí?! Soy la mejor.- dijo Nerissa, alegre.
-Por cierto, tu madre se había despertado, pero se ha vuelto a dormir.- dijo la madre de Mashiro.
Sakura veía las intenciónes de Nerissa. Quería despertar a su madre. Antes de que Sakura se levantara de la silla, ya estaba Mashiro, diciendole un par de cosas.
-Primero, Nerissa: Si despiertas a tu madre la molestarás.
Segundo: No se que decirte, pero no la despiertes.
Nerissa hizo caso de los "consejos de Mashiro" El segundo
consejo era el mejor.
Nerissa esperó para ver la bella sonrisa de su madre, y su bellos ojos verdes. Sakura y Mashiro se fueron a casa, preocupadas por el tipo de libro tenía Erin en sus manos. Nerissa acabó durmiendose. Al espertar, no encontró a su madre en la camilla.Ella esperó. La cadena del bater sonó, y Nerissa no dudó en levantarse para saludar a su madre. Erin salió del lavabo. Tenía su mano en el estómago. "El balazo dolía dos cojones" Así el como lo habría dicho Erin, pero ya no tenía ganas ni de pensar.
-¿Mamá?
Nerissa veía rara a su madre... muy rara.
-Mamá... respondeme...
Erin se acercó a Nerissa y empezó a llorar. La niña no dudó en abrazarla.
-Me siento culpable, Nerissa...- dijo Erin entre lágrimas.- Podría...haberle avisado... y no estaría muerto. Es...como si mi cuerpo supiera que iba a entrar ese loco a la casa, y lo iba a matar...
- No podías saberlo- dijo Nerissa, con una voz convencedora- Si lo hubieras sabido, le hubieras avisado, pero no lo sabias. No podías ayudarlo.
Erin lloró aún más.
-Eso es lo que yo pienso, pero...
Hubo silencio por un momento, pero Erin volvió a hablar.
-Pero... acabo de soñar con el. Me echaba la culpa, me decia que era una asquerosa, una mala amiga...que sí lo sabía, que le hubiera avisado... que soy la culpable de su muerte.
-Mamá, yo no veo el sentido de que te eches las culpas. Tu instinto hizo que te agacharas, pero si no también estarías muerta...¿Verdad?-dijo Nerissa.
Erin vió el sentido en las palabras de Nerissa, y no dudo en aceptar que no era su culpa. La madre volvió a la camilla, e intentó dormir... como pudo.
Las dos estaban dormidas. Mashiro entró a la habitación de Erin. Se suponía que estaba en su casa. Miró las manos de la adulta. Sorprendida por lo que había visto, salió de la habitación.
-¿Y bien? ¿Qué has visto?-preguntó Sakura, que también estaba allí.
-Lo suficiente, Sakura.-respondió la niña.
-Mashiro...
-¿Si, Sakura?
La madre se acercó a la oreja de Mashiro, y susurró, con una voz aterradora:
-O me llamas mamá...o despidete de la consola.
Mashiro miró a su madre, y se arrodilló ante ella.
-Sumimasen, mamá.-dijo la niña, arrepentida.
La madre tenía una sonrisa en su rostro, y con orgullo la enseñaba.
Al día siguiente, Erin se levantó, con la esperanza de encontrar a Delsin. Fue a recepción, pero un doctor la paró.
-¿Qué hace aquí, señorita Erin?
-Voy a recepción.- respondió Erin.
-Señorita, no puede...
-VOY...A...RECEPCIÓN.
El doctor la miró con miedo. No dudó en dejarla pasar."Menudo maricon." Pensó Erin. Ella ya se encontraba en recepción, pero al acercarse, un montón de periodistas, con las cámaras y el flash molestaban a Erin. Solo podía escuchar su nombre por todos los lados, y notaba como su cabeza iba a explotar. La recepcionista intentaba pararlos, pero no consiguió nada. Erin, ya cansada, comenzaba a enfadarse. Cada vez que oía su nombre, apretaba más el puño, hasta que no pudo más. Se fue a su habitación, caminando rápido. Todos la seguían. Erin miró hacia atrás, con una mirada asesina, y se paró.
-¿Sabeis que una persona tiene paciencia... verdad?-dijo Erin, con una voz amenazante.
Todos la miraron. Su cara daba miedo.
-Pues cuando esa paciencia se acaba...es un caos.
Un flash saltó.. Erin miró a la persona que tenía la cámara, y se acercó a ella.
-Un solo flash más...UNO SOLO... y os vais a la mierda.¿Entendido?
Nadie contestó.
-¡QUE SI LO HABEIS ENTENDIDO!
-S-Sí...- dijeron todos a la vez.
-Bien, pues iros a tomar un café o algo.
Todos se miraron. Los médicos miraban a Erin, algo asustados.
-¡Qué os vayais!
Todos se fueron por la puerta del hospital."Joder...ahora me duele el balazo dos cojones..." Pensó Erin. Fue otra vez a recepción.
-Erin... ¿Cierto?- dijo la recepcionista.
-Así es. -respondió Erin.
-Supongo que buscará a Delsin...pero no lo encontrará.
-¿Ah no?
-No. Está... Falleció en el tiroteo.
Erin miró a la recepcionista. Su mirada reflejaba preocupación Algo iba mal.
-¿Se encuentra bien? Se ha excedido antes. Se ha alterado demasiado- dijo la recepcionista.
-Si te digo la verdad... no me encuentro muy bien...
-Vuelva a su habitación. Excederse es lo que tiene...
Erin asintió con la cabeza y volvió a su habitación, pero al entrar hubo un problema. Cayó al suelo. Nerissa se despertó al oír el ruido.
-Mamá...¿Qué haces?.
Nerissa no vió a su madre en la camilla. Miró a la puerta, y encontró a Erin tirada en el suelo. Nerissa la miró. No sabía que hacer, y simplemente empezó a gritar. Los médico venian corriendo, y solo vieron a Erin tirada en el suelo, y a Nerissa gritando como loca. Cogieron a Erin y la pusieron en la camilla, mientras ella, inconscientemente decía:
-Lo siento Delsin...Lo siento.
Y lo repetía una y otra vez. Cuando tenían a Erin en la camilla, Mashiro vino corriendo desde el pasillo. Nerissa estaba en la silla, llorando.
-¡Nerissa!-gritó Mashiro.
-¿Qué haces... aquí?-preguntó Nerissa, entre lágrimas- No puedo...darte un abrazo. Esque...no consigo moverme...
Mashiro miró a Nerissa, y con una mirada fija en los ojos de la pobre niña, le dijo:
-Nerissa...tenemos que hablar.
-¿Sobre qué?
-Sobre tu madre.

EsufnocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora