Erin sabía que las cosas no iban a acabar bien. Acorralada, en un manicomio, sin luz, y con un tipo de amenaza detrás de su propia espalda, escrita en una maldita pared.
-Seguidora de los cielos, haz que esto sea fácil. Creeme, será lo mejor.-dijo Elisabeth.
Hubo silencio, hasta que Erin tuvo una duda.
-¿Qué hicieron para que aceptaras ser una seguidora del cielo, Elisabeth?
"Seguro que le comieron la cabeza" Pensó. No obtuvo respuesta. Suspiró, y con pena, miró a la mujer, que estaba mirandola fijamente.
-No voy a resistirme. No tengo escapatoria. Solo quiero que me lo expliques todo. Por lo menos, moriré sabiendolo.
-¿Para que quieres saberlo? No va a servirte de nada.
-Soy un ángel. Seguiré viviendo en los cielos, por mucho que me mates en tierra.
-Te he explicado todo lo anterior. ¿Qué más quieres?
-Quiero que me digas el por qué conoces a mi hija.
Elisabeth suspiró, cansada de tantas preguntas.
-Solo te lo explicaré una vez. Nerissa quería salvarte tu maldito culo. Yo era la encargada de matarte, pero...
-¿Pero?
-Pero Nerissa es superior a mi. Por lo tanto, mi deber era ayudarla a encontrarte. Solo hice lo que debía. Pero, ahora mismo, ella no está aquí.
-Mi muerte destruirá la maldición... ¿verdad?
-Si. La orden es matarte, y luego destruir los otros libros que queden. Yo soy la encargada de recuperarlos y quemarlos. No llegué a tiempo de salvarte, y ahora debo destruir la maldición. Quemar el libro no dará resultado. Ya tiene demasiado poder.
Erin se giró para volver a ver la amenaza de la pared. Algúna lágrima salió de sus ojos, pero las secaba rápidamente.
-Prometeme... que cuidarás de mi hija.
-Ya tiene cuidadora... la ha tenido siempre.
La chica se giró lentamente. Quería correr y salvarse, pero no había nada de esperanza. No iba a gastar saliba para pedir clemencia. Iba a ser lista... Iba a morir sí o sí.
-¿Cómo quieres hacer esto, Elisabeth?-preguntó.
Una sonrisa se veía en el rostro de la que iba a ser una asesina.
-Va a ser... a mi manera.Nerissa y Mashiro llegaron a casa. No había comida preparada, y la mesa no estaba puesta. Se extrañaron por esto. Erin nunca llegaba tarde a casa, y si iba a retrasarse, habría avisado... las dos sabían que algo estaba pasando. Fueron a la cocina, en busca de algúna nota... pero nada. Nerissa se temió lo peor.
-Mashiro...
-¿Qué?
-Mira en el baño.
-¿Por?
-Tú mira.
-Nerissa... ¿Qué es lo que temes?
La niña tenía la mirada perdida. Sabía que su madre estaba muerta, estaba segura. Tenía miedo de que todo volviera a pasar, y no quería que eso ocurriera. No quería encontrarse ella la mierda. No quería recordar a su madre como un cuerpo muerto. Ese era el recuerdo de su padre... no quería que el de su madre fuera igual, aunque no tenía pruebas de que su madre estuviera allí.
-Vamos a entrar las dos, Nerissa. Se que tienes miedo, pero vamos... ¿Cómo van a matar a tu madre? ¡Es dura como una piedra!
Nerissa se secó las pocas lágrimas que cayeron de sus verdes ojos.
-Tienes razón Mashiro. Venga, vamos juntas.
Las dos fueron al baño. Cada paso que daban, aunque no fueran muchos, eran pasos miedosos... no se oían. Como si fuera de puntillas. Realmente tenían miedo.
-¿Quién abre la puerta?-preguntó Mashiro.
Nerissa puso su mano en el pomo de la puerta y miró a la japonesa, con una mirada seria, pero con un miedo reconocible.
-¿No vamos a verlo juntas? Pues abrámosla juntas.
Mashiro afirmó con la cabeza y puso su mano encima de la de Nerissa.
-Uno...-dijo la japonesa.
-Dos...
-¡TRES!-dijeron las dos a la vez.
Abrieron la puerta con mucha fuerza. Las dos miraron de derecha a izquierda, buscando a Erin. Claro, la cortina de la bañera estaba cerrada.
-Mashiro...
-¿Qué?
Nerissa no dijo nada, solo miró la cortina de la bañera.
-Mi madre se encontró a mi padre así.-dijo entre lágrimas- Tengo mucho miedo...
Por muy ángel que fuera, seguía siendo una niña pequeña.
-Yo también lo tengo, Nerissa. Pero hemos pasado por bastantes cosas desde que tu madre cogió ese libro. He aprendido a guardar el miedo y aceptar las cosas como son. Mi madre simpre me decía:"Eres muy grande para unas cosas pero para otras eres una niña pequeña" Yo creo que va siendo hora de ser grandes no solo para algunas cosas. Yo no me considero una niña. He visto mucho para lo poco que soy. Vamos a abrir esa cortina, y vamos a descubrir lo que hay... juntas.
Nerissa miró a Mashiro, y con la cara llena de lágrimas afirmó con la cabeza. Las dos se coguieron las manos. Pusieron la mano en la cortina de la bañera. Igual que antes, contaron hasta tres. La abrieron con mucha fuerza. Las dos miraron lo que había allí.
Mashiro de llevó la mano que tenía libre a la cabeza y tapaba sus ojos. Se podían ver lágrimas caer. Nerissa solo miraba la bañera, con la boca abierta, con sus manos temblando.
-Ma... mamá...Mamá... ¡Mamá!...¡MAMÁAAAAAA!Hola a todos los que habeis leido esta historia... Se que el final no es el mejor, y k jode bastante, pero estoy pensando en hacer una segunda temporada. mis pensamientos van a un fanfic de Fairy tail que ya lo encontrareis en mi perfil. Tiene este nombre: Fairy Tail: 10 dias para mi llegada. De verdad, gracias por leer esta historia y espero que os haya gustado. Y sobre el final... Supongo que sabreis como esta Erin en la bañera... ¿Verdad? Por cierto, ya avisé de k iba a ser un cap. corto.