Capítulo 29: Cuando Las Estrellas Lloran

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Tras aquella explicación, la morena estaba más confundida que nunca.

No entendía como pudo ser posible que los pelarotas siguieran vivos, y encima, viviendo en un planeta tan contaminado como vulpin.

La morena comenzó a reflexionar sobre lo que estaba pasando. Luego de un largo silencio, soltó un profundo suspiro, y miró a la pelarota hembra algo incrédula.

-Esto debe ser un sueño...- se dijo la humana a si misma.

-No, esto no es un sueño, nena- aclaró el Kineceleran.

En eso la humana abrazó a K-y y dijo:

-Estoy feliz de que estes bien...

-No te preocupes nena, estoy completamente intacto- con esto levanto la cola, mostrando el área de la mordida completamente sanada, agitándola de un lado a otro.

Luego de una ligera risa, la humana miró a la pelarota y dijo con voz suave:

-Muchas gracias por llevarnos, Amely.

-Tenía que ayudar de una u otra forma- dijo la pelarota a la humana.

Ella tenía la cabeza abajo, cosa que extraño a Marry. Podía sentir que la pelarota estaba de capa caída. Se sentó en la cama y preguntó:

-¿Te sientes bien, Amely?

-La verdad...- la alíen solo respondió con cierta tristeza-, solo váyanse.

Ese comportamiento le extrañó. Ya que no esperaba que ella luego de ayudarlos les dijeran que se fueran. Antes de que se retirara del cuarto, la morena la llamó:

-¿Estás segura?

-Solo déjenme sola- remató antes de irse.

-Am... Marry, creo que fue mi culpa...- dijo el Kineceleran.

-¿De que hablas, K-y?- dijo la humana confundida.

-Le dije que no podía ir.

Ambos miraron la salida, un tanto preocupados, aunque quisieran, no podían llevarse a Amely de este planeta. Lo único que debían hacer, era irse de vulpin y volver a petropia antes de que amanezca.

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Los tres regresaron del paseo, dispuestos a regresar por donde fueron.

Tras agradecerle al Doctor por la ayuda, K-y se llevó a sus compañeros de clase en la espalda y marchó a toda prisa.

No obstante, Amely tenía una mirada más que determinada, apretando los puños y dándole la espalda a su padre. Mientras Tabou se despedía de los invitados, la joven pelarota tenía otros planes.

Recorrieron un largo camino, y mientras Cristal se subía a la nave prestada, los cuatro amigos tomaron la rentada y regresaron a Petropia.

Durante el viaje, Marry se sentía mal por Amely, ya que por lo que le contó el kineceleran, ella tenía un fuerte deseo por salir de ese basurero a explorar el universo entero. K-y se sintió culpable, ya que le había saboteado los sueños sin querer a una joven aventurera, que solo quería conocer otros lugares, lejos de los vulpimances. Greeg se sentía triste por el destino de los pelarotas, ya que sentía que no sería justo que se queden en ese planeta para siempre. Anfibia fatigada por todo lo que tuvo que pasar, en especial la discusión que tuvo con el splixson. y Cristal, no sabía que decir, no sabía que bando debía apoyar, ya que, a su parecer, ambos tenían sus razones.

En general, fueron muchas emociones encontradas.

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Tras regresar a petropia, los jóvenes fueron a escondidas hasta volver al hotel donde se hospedaban.

Heir 4: Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora