Parte 4

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CONTINUAMOS.


Si cuando estaba pensando en asistir al cumpleaños de la sabueso se puso inquieto y nervioso, estando ahora parado frente a ella estaba peor, las miradas de los invitados hacia el hombre y la sabueso eran incómodas.

El nunca quiso armar un drama pero no considero que así es como pasaría luego de no ver a su amiga por muchos años.

¿Que estará pensando Loona? Sus ojos rojos estabando clavados en el rostro del hombre, ya ni siquiera se había tomado la molestia de mirar el regalo o simplemente agradecerle.

— Lo-Loona...

Dijo en seco esperando ver alguna reacción de la sabueso, sus manos bajaban la caja que tenía sostenida, esto no lo había tenido en mente cuando quiso verla, estar parado frente a ella durante un largo rato.

Después de unos segundos parecía que la sabueso salía de su trance, sus lágrimas empezaban a brotar más de sus ojos, sus labios temblaban con más frecuencia y sus orejas cada vez estaban más bajas, su cola enrollada al rededor de sus piernas cubriéndose por completo y una expresión decaída.

___ al ver esta reacción empezó a sentir fuertes punzadas en su pecho, hace mucho que no volvía a sentirse bajo presión por querer expresarse.

— T-Tú... En ver-verdad veniste a ver-verme... — sus labios seguían temblando, sus manos haciendo el regalo aún lado ahora posandolas sobre sus ojos limpiando sus lágrimas.

— ...No llores, este se supone que es tu día así que... ¿Por que no me regalas una sonrisa?.

¿En verdad había dicho eso?. Incluso su voz había tenido un tono más bajo y dulce pero, fue lo suficientemente para levantar las orejas de la sabueso al igual que una linda curva en sus labios formando una sonrisa.

Ya no pudo más.

Loona se acercó desesperada a los brazos del hombre, quien las había extendido invitándola a darle un cariñoso abrazo, tanto el hombre como Loona se correspondieron fuertemente, los años si que lo cambian todo, incluso sus afectos.

Algo amargo empezaba a caer por los ojos de ___, tal vez había sido la escena la que lo había incitado a expulsar una gran cantidad de lágrimas, sus anteojos quedaron empañados por su respiración pesada, el pelaje de Loona envolvía el débil cuerpo de su amigo.

Loona enterró su hocico en el cabello del hombre, frontandolo lentamente mientras sus lágrimas envolvían sus ojos, su cola cubrió las caderas del hombre aún apegandolo más a su abrazo.

Hace tiempo fueron estos abrazos el manto del hombre, recordaba todos esos momentos buenos y malos en los que tuvo que pasar con ella, al final de todo acaban flojeando en cualquier parte de donde estuvieran pero jamás lo hicieron separados.

Los abrazos al final si significaron algo más que solo un consuelo, un apoyo, tal vez hubo algo más en ellos, como pasaba ahora que estaba apegado en el pecho de la sabueso, Loona al ser un poco más alta tenía la cabeza de su amigo recostado en su pecho, aunque fuera delante de todos, nadie le iba negar lo mucho que extraño ver ese rostro.

Stolas y Blitz sonrieron, jamás la había visto llorar de felicidad desde que su amigo partió, y doce años después volvían a verse a la cara y ver la felicidad plantada en el rostro de su hija no tenía precio, no tenía más que un gran sentimiento, felicidad.

¿𝗣𝗢𝗥 𝗤𝗨𝗘 𝗢𝗗𝗜𝗔𝗥𝗧𝗘? T2. ArmageddonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora