Capítulo 2: El Señor Tenebroso

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Habían pasado tres meses desde que Harry estaba con los Dursley. Y, aunque él no creyera que eso fuera posible, era peor que cuando estuvo con sus padres.

Harry dormía en una alacena ubicada debajo de las escaleras que llevaban al segundo piso. Ahí guardaba todas sus pertenencias, especialmente sus objetos mágicos. El día que llegó intentaron quitarle todo, pero cuando encendió su mano en llamas y los amenazó, retrocedieron automáticamente. Esa demostración de magia, sin embargo, no impedía que lo trataran como a un elfo doméstico de los que viven en casas donde los maltratan. Harry debía hacer la jardinería, lavar los platos, cocinar la comida, limpiar la casa, sacar la basura, etc... Básicamente era su esclavo personal. No solo eso, sino que también buscaban cualquier excusa para pegarle. Especialmente si tenía que ver con ese pequeño mocoso con cuerpo de cerdo.

Dudley, el hijo de Vernon y Petunia, con su cabello rubio platinado y su panza más grande que su cabeza, era un patán que buscaba cualquier forma de meter a Harry en problemas. En la primera semana decidió aplastar todas las flores del jardín y le echó la culpa a Harry. Harry dijo que fue Dudley. Esa fue la primera vez que le pegaron. Harry aprendió a las malas que no debía echarle la culpa a Dudley. En esos meses, Dudley había hecho innumerables cosas, algunas que incluso sus padres vieron, y siempre se salía con la suya, solo echándole la culpa a Harry.

Sin embargo, el peor Dursley no era Dudley. No, el pequeño mocoso estaba lejos de eso. El peor era Vernon. La maldita morsa no tenía límites. Aunque Dudley le daba razones, él Dursley mayor no las necesitaba para pegarle a Harry. El día después de su llegada a Privet Drive, Vernon lo golpeó solamente por ser una carga, según él. A veces llegaba borracho a la casa y se dirigía directamente hacia cualquier lugar en el que estuviera Harry para golpearlo. Solo en la primera semana, Harry se había ganado dos moretones, un tobillo torcido y varias marcas de cinturón en la espalda. Esto obligó a Harry a leer los libros de curación y aprender los hechizos que le ayudarían. Así, cuando se desguinzó la muñeca, pudo reducir el dolor, ponerse vendas y acelerar la curación con unos cuantos hechizos sin varita.

Que Harry se pudiera curar con magia, sin embargo, también tenía el problema de enfurecer a Vernon en gran medida. La primera vez que Harry se curó, Vernon lanzó un grito primigenio, demostrando su herencia animal, y lo golpeó hasta la inconsciencia. Cuando Harry despertó, en su alacena, gastó toda su energía en curarse nuevamente y quedó dormido. Con el tiempo se hizo mejor en hechizos de curación y Vernon se aprovechó de eso. Vernon vio una oportunidad de golpear más a Harry gracias a su curación. Según Vernon, si Harry se curaba, podía aguantar más golpes.

En cierta ocasión, casi tres meses tras la llegada de Harry, Vernon intentó violarlo, pero cuando Harry liberó una descarga de magia para evitarlo, él decidió castigar a Harry. o arrastró hasta la cocina y le pegó con un sartén hirviendo en la cabeza. Luego usó su cinturón para darle latigazos hasta que la espalda le sangraba y, finalmente, culminó pegándole puños, rompiéndole la pierna y dejándolo sin aire varias veces.

Poco sabía Vernon Dursley que esa sería la última vez que maltrataba a Harry. La próxima vez, el karma actuó.

La vida en Privet Drive seguía siendo igual de miserable que siempre aquel día. Ese día se cumplían los tres meses de Harry viviendo con los Dursley. Harry estaba lavando los platos después de la cena cuando su tío Vernon llegó a la casa completamente borracho como de costumbre. Fue directamente a la cocina para pegarle a Harry, pero el niño de cinco años, recordando la última vez, decidió que era suficiente. Puso un encantamiento obstaculizador y Vernon se detuvo en su lugar, sin poder moverse. Solo lo paralizaría temporalmente, pero lo suficiente para Harry.

"Te lo advierto, Dursley, inténtalo, y será lo último que hagas en tu maldita y miserable vida." Harry le dijo con voz fría.

Harry había aprendido a ocultar sus emociones cuando vivía con sus padres. Más adelante supo que se debía a que él tenía Oclumancia natural. Una habilidad muy rara que muy pocos tenían. Básicamente tenía Oclumancia desde siempre y podía utilizarla para ocultar sus pensamientos, emociones y tener barreas mentales muy fuertes, además de una memoria perfecta. Viviendo con sus padres y hermano, Harry perfeccionó la habilidad, pero nunca fue capaz de evitar mostrar emociones de vez en cuando. Todavía recordaba con enojo como se emocionó cuando sus padres lo tentaron con una sorpresa solo para abandonarlo con los Dursley. Se prometió desde entonces no mostrar emoción con la gente en quien no confiara, y que no daría su confianza fácilmente. Sería algo que la gente se tendría que ganar y los Dursley claramente no lo habían hecho.

Heredero a la Oscuridad. Harry Potter (Haphne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora