10. DECLARACIONES

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Renjun terminó de hablar con la policía, denunció a Mark creyendo que sería mejor para Jeno; si le creían en la demanda podrían ser más benevolentes con su compañero, o eso quería pensar.

Preguntó a los agentes que le tomaron la declaración, por si había sucedido algo en el instituto; la respuesta del policía no le sorprendió y a la vez lo entristeció.

Jeno había entrado en el salón de clases; entre gritos e insultos se abalanzó sobre Mark, los dos forcejearon y, pese a los intentos de los dos compañeros que se encontraban presentes de separarlos, Jeno le propinó una paliza.

Una patrulla llegó junto a una ambulancia, Jeno fue detenido por agresión y Mark fue llevado al hospital.

Jia entró en la habitación cuando los agentes se fueron.

—Mamá, debo verlo — dijo inquieto.

—Hijo, antes de hablar de eso... ¿Me explicarías que ha pasado? ¿Cuánto tiempo llevas teniendo problemas?

—Mamá, ahora no quiero hablar, necesito ir a ver a Jeno, se ha metido en un buen problema por mi culpa.

—Cuéntamelo todo y pido el alta —Su mirada mostraba tremenda preocupación.

Renjun no quería que su madre se inquietara más de lo debido y al final habló. Jia no le interrumpió, pero sólo deseaba llorar sintiéndose impotente. Al terminar, Renjun le suplicó que lo llevará a ver a Jeno.

—Mamá, Jeno a golpeado a Mark a causa mía, como venganza. No puedo dejar que lo metan en un reformatorio.

—¿Y qué piensas hacer? Si lo han denunciado ya, ¿no...?

—Sé lo que debo hacer, por favor, mamá.

—¿Cómo eres capaz de pensar tanto en ese chico? — Lo miró con amor, orgullosa del buen corazón que tenía su hijo.

—Porque él es muy importante para mí.

Jia suspiró, respiró hondo y cedió:

—Está bien. ¿Qué has pensado?

Jia y Renjun se presentaron en la oficina de la policía; un pequeño edificio en el lado norte del pueblo. Habían quedado con el padre de Mark, el alcalde. El señor Lee era un hombre con una buena posición social, buenos estudios y una carrera política en auge, ya que el pueblo parecía contento con como llevaba las riendas del municipio. Era alto, de ojos color miel y pelo castaño medio; Mark era una copia de él en su juventud. La mirada también se parecía, esa mirada de sentirse superior.
El hombre se acercó a Jia, a la cual no le tendió ni la mano.

—¿Para qué me ha hecho venir? —preguntó demostrando impaciencia.

—Este es mi hijo Renjun. Supongo que conoce su nombre.

—El joven que ha demandado a mi hijo por una hipotética agresión física —Miró al chico con mal disimulada repulsión.

—Quizá no sea tan hipotética al tener muestras de ADN del agresor — espetó
Jia manteniendo a raya las ganas de ser grosera.

—¿A dónde quiere llegar? — preguntó suavizando el tono.

— Retire la denuncia que imputa a Lee Jeno —respondió sintiendo que estaba ganando el pulso,

—y nosotros retiraremos la nuestra.

—No pienso hacer tal cosa, mi hijo...

—El trato es bien sencillo; se ahorra pagar una indemnización a mi hijo si se echa atrás y ese joven sale de la celda. Luego está el tema de la foto, que supongo que ya conoce. ¿Quiere que esto se ponga mucho peor? Le recuerdo que es un delito mostrar una foto privada sin el consentimiento de los que aparecen, y más en ese contexto tan íntimo —argumentó sin flaquear.

ATÍPICO amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora