11. FUTURO

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La mañana iluminó la habitación, Renjun se despertó con el cuerpo dolorido. Se encontraba solo en la cama y al no sentir a Jeno se desperezó de golpe; se incorporó pese al dolor.

—¿Jen?

El joven asomó por la puerta que comunicaba con el baño, se había duchado y se estaba cepillando los dientes. Renjun lo contempló con pesar; Jeno sólo llevaba unos jeans; su torso desnudo dejaba a la vista los moretones y quemaduras que su propio padre le había producido.

—¿Y esa cara? — preguntó tras enjuagarse.

—Me preguntaba... bueno... si tu padre te trata asi...

—Por qué nadie hace nada, ¿no? — terminó viendo la incomodidad en el gesto de Renjun.

—Todos saben y todos callan, así es la vida en este pueblo. No le des vueltas, piensa que podría haber acabado peor, de momento sólo me han detenido una vez — sonrió intentando quitarle importancia.

—No tiene gracia.

Jeno se acercó; gateó por encima de la cama hasta quedar ante Renjun.

—No, no la tiene, pero tampoco me voy a amargar por ello, al fin de cuentas, ese cabrón de Mark Lee le puso la mano encima a mi chico — sonrió travieso y le dió un beso en los labios.

Renjun lo apartó con las manos.

—Espera... mis padres...

—Tu madre ha venido antes; me ha dado ropa y me ha dicho que se iban los dos a trabajar, estamos solos — sonrió travieso.

—Me duele todo.

—Sí, ya veo que estás hecho mierda — rió.

—Me tomo por sorpresa, sino me hubiera defendido mejor — exclamó ofendido Renjun

Jeno rió.

—Era una broma. Ya sé como golpeas —Le levantó el rostro con la mano.

—Podemos hacerlo de manera que no tengas ni que moverte.

—¿Qué...? ¿Cómo...? — balbuceó nervioso.

—Eres tan vergonzoso para esto — Lo besó.

—Me pones muy caliente, no me dejes así.

—¿Qué... qué quieres que haga? —preguntó Renjun ruborizado.

— De momento, quédate quieto —se metió bajo las sábanas, le retiró el pantalón a Renjun y le dió placer con ternura.

A media mañana Jia llegó a casa. Llamó a la puerta, Renjun le dió paso.

—Hola, chicos, ¿cómo ha ido la mañana?—saludó con una sonrisa alegre.

— Les traigo la comida — indicó con una bandeja en la mano con envoltorios de comida rápida.

—¿Ya es hora de comer? — espetó Jeno hambriento.

—Qué rápido ha pasado la mañana, ¿no?— musitó mirando a Renjun con travesura.

—Calla — susurró avergonzado.

—Espero que te guste la hamburguesa que he elegido — le indicó Jia a Jeno.

Dejó la bandeja sobre la cama, encima de Renjun.

—Debes tomarte el antiinflamatorio, ¿vale?—le indicó a su hijo seguido de un beso en la frente. Y tú vigila que se lo coma todo — Miró a Jeno y se sonrieron con complicidad.

ATÍPICO amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora