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★Capitulo III★

—Chimo, Eva y Héctor—repitió María observando a los mencionados.

—¿Enserio son nuevos en el pueblo?—cuestiono la castaña cruzándose de brazos analizando a cada uno de ellos.

Los 5 estaban en el comedor de la castaña, María y TN estaban sentadas de un lado, mientras del otro lado estaban Héctor, Eva y Chimo con la mirada baja con nervios por lo que harían las chicas con ellos.

—Hablen con la verdad—menciono la castaña frunciendo el ceño.

—Pero te estamos diciendo la verdad—se atrevió a hablar Héctor.

María frunció el ceño.

—Si mi querida TN pide que hablen con la verdad, es porqué sus instintos le están adviertiendo algo—menciono la azabache.

—¿Instintos?—cuestiono Eva confundida.

La castaña soltó un suspiro y golpeó levemente el hombro de la morena. Quien entendió que no debía decir nada de eso, cosa que notó Chimo e hizo fruncir el ceño con curiosidad.

—Bueno, ya es tarde. Está noche se quedaran aquí en mi casa—menciono la castaña levanta dándose aguantando se el dolor de su tobillo, cosa que hizo suspirar a Chimo por su terquedad que aún tiene—Eva.

—¿Si?

—Te quedarás a dormir conmigo, Héctor, Chimo—los mencionados voltearon a verla atentosUstedes dormirán en el cuarto de invitados.

Los mencionados cruzaron miradas con disgusto. Chimo aún desconfiaba de él, por eso no quería estar cerca de él, ¿Que tal y si lo mataba mientras dormía? Por otro lado, Héctor también se disgusto por la noticia, no quería estar cerca del hombre quien le arrebato el amor de su prometida en sus vidas anteriores. En pocas palabras, ambos se desagradaban por distintas razones.

—¿Algún problema con eso?—cuestiono la castaña cruzándose de brazos, observando a los dos chicos.

—Mañana por la mañana iremos a ver al alcalde del pueblo para que les otorgue una casa, si es que van a quedarse permanentemente aquí—menciono María levantándose también de su asiento.

—Bien, todos a dormir—menciono Eva tratando de calmar la tensión que habitaba en el comedor.

—¿No quieren comer algo?—cuestiono TN volviéndose a sentar, ya no soportaba el dolor de su tobillo si seguía parada—Se les ve pálidos, ¿Han comido algo?—cuestiono con cierta preocupación.

—Estamos bien, muchas gracias—menciono Héctor desviando la mirada de la castaña.

Se sentía nervioso, seguía siendo igual de hermosa como la última vez que la vio, su corazón palpitaba a mil con tan solo pensar que dormiría en la misma casa que ella. Aunque la presencia de Chimo y Eva arruinaba su "aura romantica".

—Yo si tengo hambre—menciono Eva avergonzada con voz baja.

La castaña sonrió con ternura por su reacción, así que asintió en termino de "no hay problema", luego volteo a ver a Chimo, que no apartaba la mirada de ella. Nuevamente ese nerviosismo la apoderó.

Por ti || Secuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora