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†Capitulo X†
Perspectiva Chimo||Todo
PIII

Una noche antes de que se anunciará tu compromiso con tu futuro esposo, recuerdo perfectamente que soñé contigo. No vestías como siempre, con esa ropa linda y elegante, vestías un vestido azul celeste, tu cabello se encontraba suelto siendo movido por una fuerte ráfaga de viendo, tu ceño fruncido observando me fijamente.

“Tengo que hacerlo”

Susurraste mientras cerradas los ojos y te arrancabas del cuello un collar, lo admiraste unos segundos para después lanzarme lo, para después darme la espalda y caminar hacia la una luz blanca. Desperté agitado y con lágrimas en los ojos aquel día, pero preferí ignorarlo y ponerme mejor a trabajar, aunque en cada momento esa imagen tuya golpeaba sin previo aviso mi cabeza.

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—¿Esta mal casarme sabiendo que amo a alguien más?

Tu mirada desanimada observaba a través de la ventana el cielo nublado, como si se avecinara una tormenta. Se te notaba el poco interés que tenías sobre la fiesta del anuncio de tu compromiso.

—¿Qué? —exclamo sin comprender Catarina.

—Estoy... enamorada—mencionaste sin siquiera apartar tu mirada de la ventana—Lo cuál es gracioso.

—Creo que debería decirle a esa persona lo que siente—recomendo Catarina nerviosa—A la vez de que diga no al compromiso que tiene.

Escuchaba atento la conversación, ¿Tn? ¿Enamorada?
En varias ocasiones me hice el ingenuo de no saber de quién estabas enamorada, el loco cuando coqueteabas con discreción conmigo, el tonto cuando nos íbamos a besar inconscientemente por cualquier situación.

La manera en que me mirabas era obvia y aún así yo negué todo tipo de ilusiones de que estuvieras enamorada de mí. Siempre fui orgulloso y terco, y si era verdad que te gustaba quería que me lo dijeras de frente para que así yo me confesara, quería que tu me dieras valor, el valor que me hacía falta.

—Es demasiado tarde—mencionaste frunciendo el ceño conteniendo las ganas de llorar—El compromiso es un hecho, no puedo defraudar a mi familia—bajaste la mirada rompiendo en llanto. Con tu mano tratabas de ahogar los sollozos, pero en tu expresiones se notaba que estás realmente dolida.

Cuando te vi así, quise entrar a tu cuarto, abrazarte y decirte que huyeramos juntos, pues te amaba. Pero tenía razón en algo, no podías defraudar a tu familia y yo no podía hacer que dejaras de lado tu familia, en fin de cuentas ambos éramos de mundos distintos; tal vez, si hubiéramos sido del mismo estatus podríamos a ver estado juntos, no sé...

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El Mundo de los muertos no hubiera sido tan malo si es que no me hubiera topado con Moira y sus perros falderos. Gracias a esos cuatro la muerte era de lo peor. Sobre todo si es que estabas arrepentido de muchas cosas que no hiciste cuando estuviste vivo, que en mi caso fue, no haber visto por última vez a mi hermana menor y hablar como era debido y no haberle dicho a mi TN que la amaba más que nadie.

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⏰ Última actualización: Nov 08 ⏰

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Por ti || Secuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora