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«Capitulo VII»

¿Te encuentras bien? —cuestiono Eva a Chimo.

Los tres jóvenes ya llevaban una semana viviendo junto la morena, semana dónde Chimo decidió mantener distancia con la chica  por lo que vió a quella vez. No solo eso, debía mantener distancia y no encariñarse con la morena sabiendo que él tendría que volver a su mundo.

—Me encuentro bien—respondió seco Chimo buscando entre un montón de piedras, una piedra en específico.

—Te noto algo tenso—menciono Eva con cierta preocupación.

—Y como no estarlo—se metió a la conversación Héctor—TN al parecer en esta vida ya tiene a alguien más—comento el castaño recolectando piedras del color de códice por si las dudas.

—¿A alguien más? —cuestiono sin comprender la morena.

—Es un tema que nos incumbe—refunfuño Chimo tratando de sacar de su cabeza como aquel chico se había atrevido a besar la mejilla de la morena, él ni siquiera había podido tomarle la mano aunque... Si han habido veces en los que casi se besan en los labios.

Los tres jóvenes se encontraban en el bosque en busca de esa cacho que le hace falta el códice, sería difícil ya que la energía que pueden percibir del códice era muy baja.
El azabache no podía trabajar con claridad, su mente solo pensaba en ella y eso lo frustraba.

—Ire a buscar por el otro lado, no sirve de nada que los tres estemos en el mismo lugar—menciono Chimo levantándose del suelo.

—No—dijo Eva—Ve con TN y dile que necesitamos su ayuda—se levantó del suelo la morena mientras observaba al moreno.

Chimo frunció el ceño desviando la mirada, no quería estar cerca de la morena.

—No puedo, que vaya Héctor.

—El que tiene una buena conección con ella, eres tú no él—regaño la morena cruzándose de brazos.

Chimo no dijo nada y se marcho, dejando solos a Eva y Héctor.

—¿Quieres que vaya yo en su lugar?—propuso Héctor acercándose a la morena.

Eva nego con la cabeza y se alejo caminando hacia la dirección contraria de donde se dirigió Chimo, Héctor se quedó callado observando como la morena se retiraba y se quedó pensando en todo lo que estaba pasando.

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Y ahí estaba ella, nuevamente perdida en sus pensamientos mientras observaba sus rosas blancas, a la vez que con sus dedos acariciaba con calma ese cama feo; dudo en acercarse en ella, pero a los segundos se acercó a ella calmando sus nervios, desde ese día la a estado evitando, seguro estaría molesta con él.

—¿Que necesitas? Debes querer algo como para acercarte a mi, hace rato que me evitas—menciono la castaña sin siquiera voltear a verlo.

—No te he estado evitando—mintió descaradamente el azabache mientras bajaba la mirada.

—¿Es por qué casi nos...?—se interrumpió a si misma negando con la cabeza—¿Necesitan algo?—cuestiono en fin de cuentas la morena soltando un suspiro.

Por ti || Secuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora