Escape

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El discurso de Enzo había finalizado y, para muchos, no fue más que palabras vacías. Pero para ellos, para los que planeaban escapar, era la señal que habían estado esperando. El humo comenzaba a filtrarse desde la cocina, marcando el inicio del caos. Francisco estaba cerca de la puerta principal, esperando junto a Enzo. Ambos sabían que eran los únicos que podrían salir sin levantar sospechas. Su plan no incluía trepar muros o escalar árboles; ellos caminarían hasta la libertad por la entrada principal. Pero los demás, sus amigos, tendrían que enfrentarse a una carrera desesperada por sus vidas.

Después del discurso, Enzo se dirigió al baño. El lugar estaba en silencio, hasta que Matías apareció. La tensión y la urgencia los rodeaban. Se miraron a los ojos y sin decir palabra, se besaron. Un beso rápido, lleno de miedo y de amor, como si fuera su despedida. Pero no había tiempo para despedidas. El incendio ya había comenzado a propagarse.

- Vamos, tenemos que irnos ya - Le dijo Enzo, tomando a Matías de la mano.

Corrieron juntos, atravesando los pasillos llenos de humo. Francisco los veía desde la distancia, sus ojos fijos en la puerta principal. Sabía que pronto estarían afuera, libres. Pero el resto del grupo corría hacia el muro trasero: Blas, Juani, Esteban, Matías y Santi. Ellos no podían permitirse el lujo de salir tranquilamente. El fuego y los guardias estaban tras ellos.

El grupo corría a toda velocidad, pero cada paso era un desafío. Santi, más atrás, luchaba por seguir el ritmo. Su cuerpo temblaba de agotamiento, pero no podía permitirse detenerse. No después de todo lo que había soportado, después de todo lo que le habían hecho. Aún llevaba las marcas de las noches en que había tenido que sacrificarse para evitar los peores castigos. Pero esto, este escape, era su única esperanza de recuperar algo de lo que había perdido.

A lo lejos, se escuchaban las voces de los guardias acercándose. Jerónimo iba detrás del grupo, sintiendo un peso insoportable en su pecho. El recuerdo de Felipe, congelado y solo, lo atormentaba a cada paso. No merezco escapar, pensaba mientras sentía que cada decisión lo arrastraba más profundo en la culpa. Sabía que debía correr, que debía sobrevivir, pero las voces en su cabeza eran más fuertes que los gritos de sus compañeros.

- ¡Jerónimo! ¡Corre! - Gritó Blas, mirando hacia atrás, viendo que los guardias se acercaban peligrosamente.

Pero Jerónimo no podía moverse. Los guardias estaban casi sobre él, y sabía que no podría vivir con el peso de haber sido parte de la muerte de Felipe. Si me quedo, ellos tendrán una oportunidad, pensó, y con un último impulso, se volvió hacia los guardias.

 - ¡Corran, maldita sea! ¡Sigan sin mí! -

Blas, que corría al frente, sintió una punzada en el pecho. Felipe, pensó, obligándose a seguir. Su cuerpo estaba al borde del colapso, pero su mente no lo dejaba parar. No podía dejar que Felipe hubiera muerto en vano. Cada paso que daba lo acercaba al muro, pero sentía que se alejaba de su humanidad. El dolor, la furia, el vacío que le había dejado la muerte de Felipe lo desgarraban por dentro.

Santi, por su parte, apenas podía mantenerse en pie. El miedo y la adrenalina lo impulsaban, pero su cuerpo estaba al borde del colapso. Esteban lo tomó del brazo y lo arrastró, aunque Santi protestaba débilmente. 

- No puedo más... déjame... no voy a llegar.-

- No vamos a dejarte - Respondió Esteban con los dientes apretados, ayudándolo a mantenerse en movimiento.

Mientras Jerónimo peleaba con los guardias, sus amigos alcanzaban el muro. Juani y Blas comenzaron a trepar rápidamente, seguidos de Esteban, quien todavía ayudaba a Santi. Justo cuando Santi comenzó a trepar, se escucharon disparos. Matías, que ya estaba más atrás por su asma, cayó al suelo jadeando. Juani bajó de inmediato, desesperado por ayudarlo.

- Juani... no puedo... no puedo más- Dijo Matías entrecortadamente.

- No, Matías. No me hagas esto, no ahora - Respondió Juani, con los ojos llenos de lágrimas.

- ¿Me amas? - Preguntó Matías, mirándolo con dolor.

- Sí... con todo mi corazón - Respondió Juani, tratando de no perder la calma.

- Entonces... déjame aquí... y vete a vivir. -

Juani lo miró por última vez, su corazón hecho pedazos, y tomó la decisión más difícil de su vida. Lo soltó y se apresuró a subir el muro. Matías lo observó mientras la distancia entre ellos se agrandaba, sabiendo que no volvería a verlo. Cuando Juani finalmente cruzó el muro, los disparos resonaron de nuevo, y Matías cayó al suelo, abatido.

Blas, quien ya estaba al otro lado, escuchó los disparos y sintió como si el mundo se partiera en dos. Quiso correr de vuelta, pero sabía que si lo hacía, todo estaría perdido. Felipe... Matías... pensaba, mientras las lágrimas quemaban sus mejillas. Tengo que seguir, tengo que seguir por ellos.

Santi, con las últimas fuerzas que le quedaban, se dejó caer al otro lado del muro, jadeando por el esfuerzo. Esteban lo ayudó a levantarse y, con un último vistazo al lugar que había sido su prisión, ambos comenzaron a correr hacia la libertad. Mientras tanto, Francisco y Enzo los esperaban al otro lado, junto a la camioneta. Cuando vieron a los primeros trepar el muro, supieron que el plan había funcionado, pero no podían celebrar. Sabían que no todos lo lograrían.

En el fondo, sabían que la libertad tenía un precio, y algunos ya habían pagado el suyo.

"Vivir" esteban x franciscoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora