Entenderlo todo

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- ¿Qué? -

- Sí, todos aquí hemos recibido de esos por lo menos una vez - Continuó Jeronimo. Francisco estaba anonadado, no podía creer que fueran capaz de pronunciar tales castigos a sus alumnos.

- Pero ¿Qué hizo Blas? - Preguntó estupefacto Francisco.

- Blas suele tener pesadillas y eso es castigado, Blas no puede controlarlas y suele llorar y gritar en las noches, así que, lo castigan -

Francisco quería seguir preguntando más, tenía mucha curiosidad del cómo había comenzado esos castigos y porque se los daban, ni como esos castigos ayudaban a eliminar sus comportamientos homosexuales, tenía muchas preguntas, pero justo sonó el timbre indicando el fin de la jornada.

El regreso a casa fue tan silencio como la ida, nadie hablaba y Francisco solo podía sentir la mirada pesada y enojada de Esteban hacía él, percibía que Esteban lo culpaba por el castigo que había recibido Blas, Francisco se sentía extraño cuando miraba a Esteban y por eso trataba de no hacerlo mucho, su corazón palpitaba pero también le daba mucho miedo, parecía un hombre firme y poderoso, de alguna forma Francisco quería ser como él, ese día Esteban no había recibido ningún reglazo o azote en clases lo cual era señal de que su proceso de curación ya estaba haciendo efecto.

Llegaron a casa y lo primero que visualiza Francisco es a Blas tirado en los sillones aún inconsciente y temblando, aunque su alma estuviera cegada con que ese lugar los iba a curar, de igual forma le daba mucho pesar ver a Blas así cuando no considera que hiciera algo malo. Francisco se siente mal por cuestionar la autoridad y trata de calmarse diciendo que las personas al mando de ese lugar eran personas preparadas, aunque si era sincero, eso le aterraba más.

Francisco vuelve a su cuarto no sin antes percatarse como Esteban lo seguía mirando con desprecio y odio, este quería mirarlo de peor manera, pero no se atrevía, los ojos de Esteban eran fuertes y potentes tanto que podía sentir como estos lo derribaban con solo una mirada.

Tras eso, Francisco trató de dormir, solo una pequeña siesta bastaría para tranquilizarse un poco, ese lugar lo invadía de miedo y ansiedad, y aunque sabía que Dios estaba con él, muchas veces lo dudaba, quizás más cuando vio el estado de Blas tras el castigo, o cada vez que sus compañeros lo miran mal y con indiferencia, sabe que en parte es su culpa, pero el solo quiere hacer lo correcto.

Unos murmullos lo sacaron de sus pensamientos lo hicieron levantarse y abandonar la idea de tomar una siesta, los murmullos cada vez se escuchaban más fuertes, Francisco se levantó y observó hacía la sala, todos estaban tranquilos; Felipe y Esteban acariciaban y animaban a Blas quien parecía todavía no despertar, mientras que Jeronimo y Santi jugaban silenciosamente a las cartas.

Se acercó hacía donde venían los murmullos, era la habitación de Matías, supuso que estaba hablando con Juani ya que era el único que no se encontraba en la sala, Francisco pretendía volver a su cuarto e ignorar los murmullos a toda costa, sin embargo, se quedó detrás de la puerta escuchando cuando algo le llamó la atención.

- ¿Cómo Enzo sería capaz de hacerme esto? - Se escuchaba del otro lado de la puerta a Matías.

Francisco no era una persona chismosa, pero de verdad tenía interés en como Matías pudo amar a Enzo y viceversa, hasta donde él sabía la homosexualidad era solo una enfermedad sexual donde solo buscaba placer, todas las autoridades de su iglesia y colegio le habían dicho que los homosexuales no podían amar, y eso era lo que más temía Francisco, dejar de amar.

- De seguro te buscará y te explicará las cosas - Habló ahora Juani tratando de consolar a su amigo.

- ¿Explicar qué? ¿Qué ya no me ama? - Se escuchaban como Matías emitía pequeños sollozos.

- Tranca Mati, ya se te pasará y te sentirás mejor, verás que todo esto tiene una explicación -

- Es que no puedo, yo lo amo, daría todo por él, lo amo con cada parte de mi cuerpo, yo jamás le haría eso, él es mi vida, estamos hechos el uno para el otro - Matías sorbió su nariz debido a los sollozos y lágrimas - Me he visto todas sus películas favoritas, bailamos todas nuestras canciones favoritas juntos, sé preparar sus platillos favoritos, le di todo, pero supongo que su prometida es mejor -

- No digas eso, quizás va a volver a buscarte y saldrán juntos, dale, Mati, no cuesta nada soñar -

- Estoy harto de soñar - Francisco seguía pegado a la puerta y escuchaba atentamente como Matías lloraba y Juani lo calmaba. Francisco sintió como su corazón se hacía cada vez más pequeño al escuchar a Matías, sus palabras parecían tan sinceras como reales, se notaba el amor que se desprendía de sus palabras, Francisco solo cerró los ojos y e imaginó así, viendo películas, bailando y cocinando con otro hombre que lo quisiera, y sonrió, sonrió porque, aunque sabía que luego lloraría y tendría que pedir perdón a Dios por sus pensamientos impuros, soñar no costaba nada.

- Así que, escuchando conversaciones ajenas, que metiche Francis - Pegó un pequeño salto en su lugar al escuchar la voz de Santi cerca suyo.

- Y-yo, solo tenía curiosidad - Santi rio ante su pésima respuesta.

- Este lugar debe ser muy raro para ti, ¿no?, hay muchos maricones -

- Nunca había conocido a otras personas con mi enfermedad y es raro, pero - Tomó una pequeña pausa para pensar lo que iba a decir - No entiendo nada de este lugar, los golpean y torturan, apuesto que ustedes llevan mucho tiempo aquí y aun así no se curan ¿Por qué los castigan de ese modo? ¿Por qué aún no se curan? ¿Por qué siento que jamás podré curarme?

- Porque nadie realmente se cura - Se metió en la conversación Esteban, su voz hizo estremecer a Francisco, quien se desanimó al escuchar la afirmación del más alto.

- ¿De verdad nunca podré curarme? - Francisco miró a Esteban a los ojos tras preguntar eso, lo miró triste y desilusionado, como un pequeño gato bajo la lluvia, y aunque Esteban no quisiera admitirlo, se sintió mal por arruinarle la ilusión a ese lindo chico.

- B-bueno nadie realmente lo sabe - Trató de encontrar una respuesta que hiciera sentir mejor a Francisco, quien se impresionó al ver un poco nervioso a Esteban, parecía un hombre rígido y seguro y verlo de esa forma se le hizo raro, sin embargo, sonrió porque sintió que Esteban era igual a él, fingía ser serio y duro, pero en realidad era nervioso y ansioso como él.

- Lo que Esteban quiere decir - Interfirió Santi al ver como el otro no encontraba las palabras correctas - Es que hay muchas teorías, donde se dice que, si se puede curar y otras que dicen que no, sinceramente no me importa, este lugar es horrible, pero hay cosas algo buenas, quizás las veas cuando dejes de tratar de entenderlo todo.

Santi le sonríe a Francisco y este le devuelve la sonrisa, cuando Francisco trata de darle una sonrisa a Esteban, este lo mira y algo avergonzado se va, Francisco de igual forma sigue sonriendo y siente como su corazón comienza a acelerarse, pero no de miedo, sino de emoción.

Esa noche, aunque pidió perdón a Dios por sus pensamientos pecaminosos y por las miradas raras con Esteban, trató de seguir el consejo de Santi y no pensar demasiado, así que solo durmió, pensando en que no entendía nada, pero era lo que le tocaba vivir. 

"Vivir" esteban x franciscoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora