No pensé que en el infierno seguiría sintiendo dolor. Comienzo a toser y cada movimiento hace que me duela aún más todo el cuerpo. Es súper raro, pero no me siento como alguien muerto, aunque la verdad es que no tengo la menor idea de cómo se siente eso.
Estaba comenzando a relajarme, hasta que mi conciencia vuelve por completo. Recuerdo haber sufrido una herida, pero no sé dónde. Toco y aprieto decenas de partes de mi cuerpo esperando sentir el sofocante dolor que me nublaba los sentidos, pero no hay mayor reacción. En todo mi cuerpo solo siento un leve mareo, algo de debilidad y una fatiga muscular horrible. Quizá lo soñé.
Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que no sé dónde estoy. El techo es desconocido, es un montón de paja vieja o hojas secas, no lo sé. Estoy en una especie de cuarto que en lugar de puerta tiene una sábana colgada (por lo menos tengo privacidad), su tamaño es como de dos por dos metros y las paredes parecen ser de una madera muy vieja y algo carcomida por el tiempo, bastante rústico a mi parecer.
Pasados unos minutos comienzo a recuperar más sensaciones, dándome cuenta de que estoy acostada en un colchón viejo y poco cómodo, y arropada con una sábana que no abriga nada. De verdad no entiendo qué sucede.
Puedo escuchar la voz de un hombre y una mujer cerca de aquí, aunque no distingo lo que dicen. No sería mala idea buscar algunas respuestas. Trato de levantarme, pero me es imposible debido al dolor. Después de varios intentos, apenas logro sentarme.
Se oyen unas pisadas no muy apuradas viniendo hacia mí. Repentinamente, un hombre que parece estar en sus veintes, de cabello y ojos oscuros como la noche, piel blanca como la luz de la luna y una complexión delgada irrumpe en mis cuatro metros cuadrados de privacidad.
—Oh, estás viva. —No pude sentir algún tipo de sentimiento en sus palabras, quiero decir, normalmente al hablar con una persona suelen transmitir neutralidad o algún tipo de emoción, pero él habla como si fuera un robot.
—Yo... ¿Dónde estoy?
—Pareces muy adolorida, ¿Hay alguna parte en específico que te duela más? ¿Podrías describirme el tipo de dolor? —Su voz no es muy grave, es como un tono arriba del medio y transmite una tranquilidad que parece mágica.Se acerca y se sienta a un lado mío.
—¿Estás de acuerdo en que te revise? No quiero que pienses mal.
Solo asiento con la cabeza sin decir una palabra. Y observo cómo cuidadosamente él hace presión en algunas partes de mi cuerpo. Sus manos son súper suaves y cálidas, es casi como si un ángel estuviera acariciando mi cuerpo. Me hace sentir adormecida.
Al verme cabecear y entrecerrar los ojos se ríe un poco. Es el primer sentimiento que noto en él, ya decía yo que alguien así de guapo no podía no tener corazón.
—Lo que voy a hacer puede doler un poco —detuvo sus manos en mi antebrazo derecho —, quizá necesites sujetar algo.
—Creo que estaré bien —le respondo con total seguridad.
—Insisto.
—¿Qué tan mal puedo estar?
—¿No recuerdas nada? —pregunta, empezando a hacer algo de fuerza en mi antebrazo poco a poco.Conforme iba aumentando la fuerza que ponía en mí, poco a poco sentí cómo mi sangre volvía a fluir por esa parte de mi cuerpo. Y un ardor muy parecido al del limón en una herida, pero diez veces mayor. Casi me desmayo por ello. Después de un breve tiempo, siento la calidez volviendo a mi brazo entero.
—Tengo que hacer eso al menos una vez con cada una de tus extremidades. Ya notarás que tu otro brazo y tus dos piernas están heladas.
Inhalo, preparándome mentalmente —Entre antes lo hagas, mejor.
Él asiente con la cabeza sonriendo y se prepara con mi otro brazo. Y después de un rato así con mis dos piernas, hasta que finalmente volví a sentir la calidez de mi cuerpo y del lugar, aunque claro, a costa de un dolor bastante peculiar.
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El Hechizo Circular
FantasySamantha despierta en una cabaña acompañada de una bruja y su ayudante. Al notar muchos sucesos inexplicables, se supone que se trata de un sueño. Dicho sueño, al volverse una pesadilla, la despierta en su habitación algo alterada, recibiendo la not...