Yo creía que sabía lo que era la impotencia. Además de no poder parar de llorar, sentir que mis manos son demasiado pequeñas para lidiar con todo me está carcomiendo, y no solo eso, también sentir que no tengo la fuerza suficiente para afrontar lo que sea que venga.
No entiendo nada desde que Enar desapareció, y eso me ha estado persiguiendo estos meses. De una u otra forma, todos me han dicho que debo seguir adelante, pero yo siento que, muy dentro de mí, necesito hacer esto; necesito descubrir y entender qué fue lo que pasó con Enar y Eira.
El hecho de no saber por dónde empezar y darle miles de vueltas, esperando encontrar un pequeño ápice de esperanza en todo lo que he podido ver, me tiene exhausta. Joy solo está acostado conmigo, haciéndome compañía, aunque no entiende del todo cómo me siento.
—¡Samantha! —La voz de Joseph me llama desde la sala.
Me levanto de mi cama con Joy en brazos y me dirijo hacia mi hermano. Una vez ahí lo miro sin decir nada, está revisando algunas latas que trajo en una caja. Poniendo atención, se pueden ver algunas marcas en su cuello, si alguien intentaba matarlo era de placer. Al acercarme noto un olor dulce que emana de mi hermano, algún perfume de mujer, aunque me parece algo conocido.—¿Crees que podamos conseguir más?
—Los supermercados son una jungla, hermanita.
—Bueno, tú eres un animal — señalo las marcas en su cuello —, no creo que tengas algún problema. —me cubro la boca haciendo una risa aguda para molestarlo.Joseph solo se ríe.
—Animal o no, no quiero me maten. Las peleas en esos lugares empiezan a ser más frecuentes.
—No puedo con el pánico colectivo, me drena la energía. —Joy salta de mis brazos para inspeccionar la caja llena de enlatados. No tarda mucho en acostarse encima de ellos.
—Calculo que tenemos suficiente para medio año encerrados. Serán los meses seguros, en los cuales tendremos que buscar la manera de hacer que las semillas que compramos germinen.
—En el peor de los casos tendríamos que salir a conseguir alimento. —Lo cual no suena difícil en términos normales, pero si todo termina como en mi visión, aprender a cultivar será lo mejor.
—¿Qué hacemos con el baño? No tenemos forma de hacer nuestras necesidades de una manera decente en el sótano.
—¿Qué tan caro sería construir un baño en el sótano...? —Una explosión se escucha mientras hablo y antes de que Joseph pueda ver por la ventana, una piedra de tamaño considerable entra por el techo, rompiendo todo a su paso.
—¡Mierda, Sam, corre abajo!Joy dio un salto en cuanto la piedra cayó y lo atrapo a mitad del aire, Joseph carga la caja con latas y ambos bajamos a nuestro pequeño lugar seguro, que desconocemos si será suficiente para mantenernos a salvo.
Ambos, respiramos agresivamente, alterados por el susto. Esa cosa era del tamaño de una pelota de fútbol... suficiente para matarnos. Afuera es bastante perceptible el sonido del caos: muchas más explosiones, golpes y gritos, aunque más que gritos son lamentos.
Joseph deja la caja de latas en el suelo. Está respirando más rápido que yo, poniendo atención, hay unas cuantas gotas de sangre sobre la caja y en el suelo.
—¡¿Estás bien?! —Dejo a Joy en el suelo y este se esconde. Entonces, me acerco a revisar a mi hermano.
—Creo que algunos escombros me golpearon el brazo, pero no me duele tanto.Me doy la vuelta buscando el botiquín de primeros auxilios que habíamos preparado. Lo encuentro en el fondo del sótano, abandonado al lado de bolsas de ropa. Lo tomo y vuelvo para revisar a Joseph.
—Estoy muy agradecido de que Enar te haya hecho tomar esos cursos de primeros auxilios —dice en voz baja, mirando al suelo.
—De hecho, nos saltamos la mayoría para tener tiempo a solas. Ya sabes, cosas de novios.Él se ríe.
—Eso es tan propio de ustedes...
—Puse atención en las últimas clases, no te preocupes.
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El Hechizo Circular
FantasySamantha despierta en una cabaña acompañada de una bruja y su ayudante. Al notar muchos sucesos inexplicables, se supone que se trata de un sueño. Dicho sueño, al volverse una pesadilla, la despierta en su habitación algo alterada, recibiendo la not...